jueves, 16 de diciembre de 2010

Las Carmelitas Misioneras Teresianas celebran en Zamora el bicentenario de su fundador


La congregación de las Carmelitas Misioneras Teresianas, presentes en Zamora desde 1984, comienzan esta semana el año en el que celebrarán el bicentenario del nacimiento de su fundador, el padre Palau, y el 150 aniversario de su fundación. Con este motivo han convocado para los próximos 18 y 19 de diciembre una conferencia con un concierto y una eucaristía, respectivamente.

Zamora, 16/12/10. La congregación religiosa de las Carmelitas Misioneras Teresianas comienza esta semana los actos conmemorativos del bicentenario del nacimiento de su fundador, el beato Francisco Palau i Quer, y del 150 aniversario de su fundación. Este instituto religioso está presente en Zamora desde 1984. Actualmente regentan la Casa Sacerdotal “San José” de la capital, y anteriormente trabajaron en el Centro Médico.

El primer acto conmemorativo consistirá en la conferencia que pronunciará la carmelita misionera teresiana Josefa Pastor, experta en la figura del padre fundador, titulada “Francisco Palau: Profeta y místico de la Iglesia. ¿Qué Iglesia?”. Será en el Salón de Actos del Seminario San Atilano-Casa de la Iglesia, a las 20 horas del próximo sábado 18 de diciembre. A continuación tendrá lugar un concierto de música sacra a cargo del Coro “San Alfonso de Zamora”.

El domingo 19 de diciembre el obispo diocesano, Gregorio Martínez Sacristán, presidirá la eucaristía de apertura del año jubilar de esta congregación, en la iglesia de San Andrés a las 12 horas. Participará en la celebración el coro parroquial de Santa María de la Horta.

Según explica la hermana Casilda Navarro, superiora de la congregación en Zamora, las Carmelitas Misioneras Teresianas han sido pioneras en distintos proyectos que aún continúan adelante. Además de ser las primeras en coger las riendas de la Casa Sacerdotal “San José”, se ocuparon también de atender a los enfermos del Centro Médico de Zamora –donde sor Casilda ejerció de jefa de enfermeras– y allí permanecieron las Carmelitas durante varios años.

La congregación

La congregación de las Carmelitas Misioneras Teresianas cumple ahora 150 años. Fueron fundadas por el padre Francisco Palau, carmelita descalzo, en 1902 en Ciudadela (Menorca) y se han extendido por todo el mundo. En la actualidad, esta congregación vive un gran auge en países como Filipinas, aunque tienen también representación en Francia, Italia, Portugal, Polonia, Argentina, Uruguay, Paraguay, Zaire, Mali, Senegal… En total, 25 países de Europa, América, África y Asia.

El estilo de vida de las hermanas se centra en ver a María como modelo de existencia consagrada, determinarse a tomar el camino de la oración para “tratar de amistad con Dios”, abrazar el mensaje eclesial del padre Palau de “vivir por la Iglesia y para la Iglesia”, además de fomentar la evangelización y promoción de la vida espiritual. Las Carmelitas Misioneras Teresianas han realizado en sus 150 años de existencia importantes proyectos relacionados con la educación cristiana de niños y jóvenes, la asistencia a enfermos y necesitados, las misiones y también la promoción de la vida espiritual.

El fundador

Francisco Palau i Quer nació el 29 de diciembre de 1811 en Aytona (Lérida). Estudió filosofía y teología en el Seminario de Lérida. Profesó como Carmelita Descalzo el 15 de noviembre de 1833. Por los azares políticos producidos en España, fue exiliado a Francia desde 1840 a 1851. En los alrededores del santuario de Nuestra Señora de Livrón llevó una intensa vida solitaria en 1843.

Regresó a España en 1851 y se incardinó entonces en la Diócesis de Barcelona, donde fundó la "Escuela de la Virtud" en noviembre del mismo año. Suprimida la Escuela, fue confinado a Ibiza en 1854, dónde vivió profundamente el misterio de la Iglesia. En las islas Baleares fundó las congregaciones de los Hermanos y de las Hermanas Carmelitas. En 1872 redactó y publicó las Reglas y Constituciones de la Orden Terciaria de Carmelitas Descalzos. Murió en Tarragona el 20 de marzo de 1872 y fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1988.

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