jueves, 4 de noviembre de 2010

La Jornada Mundial de la Juventud: “una oportunidad única de la que uno vuelve renovado”


Zamora, 4/11/10. Hoy tuvo lugar en el Salón de Actos de Caja Duero de Zamora una mesa redonda sobre la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011 y su repercusión en Zamora. En el marco del Club La Opinión-El Correo de Zamora, fue presentada por la directora de este foro cultural, la periodista Carmen Ferreras.

Ya al comienzo, el responsable de organización de la JMJ, Juan Carlos López, señaló que la JMJ se ha convertido en un evento multitudinario “a pesar de ser un acontecimiento organizado por una entidad privada como lo es la Iglesia”, y con una gran repercusión local, nacional e internacional. De hecho, la Diócesis de Zamora, que actuará como Diócesis de acogida en la JMJ 2011, pretende alojar en 750 hogares zamoranos a los jóvenes que convivan durante los días previos al gran encuentro mundial.

Juan Carlos López señaló que éste es posiblemente “el camino más difícil”, al privilegiar esta acogida en familias por encima de otros tipos de alojamiento más institucional, pero también apuntó a que sería lo más deseable para que tanto peregrinos como zamoranos se impregnen del espíritu de la JMJ. También se refirió a la necesidad de un centenar de voluntarios para coordinar y llevar a cabo todas las actividades de los Días en la Diócesis, que tendrán lugar del 11 al 15 de agosto, y en el que participarán cerca de 1.500 jóvenes. Para ello, el próximo 28 de diciembre se celebrará la Noche del voluntariado, a la que se convocará a los jóvenes de 16 a 30 años interesados en colaborar con la JMJ en Zamora.

Ya han confirmado su asistencia, según López, grupos de Portugal, Francia, Inglaterra, Austria, Estados Unidos y Pakistán. “Zamora está en el punto de mira de muchos países que quieren venir. Los que ya han venido a visitarnos, han vuelto encantados, y creen que Zamora ha sido una buena elección”. ¿Y al final? Al final, Madrid, del 16 al 21 de agosto. Dos millones de jóvenes unidos en torno a Benedicto XVI. “Será una gran experiencia, regálensela a sus hijos y nietos. La gente sale transformada, y la JMJ de Madrid será algo inolvidable”, subrayó.

Una historia que llega hasta hoy

El vicario de pastoral, Fernando Toribio, realizó una retrospectiva de la historia de la Jornada Mundial de la Juventud desde que comenzara en 1986 cuando el Papa Juan Pablo II quiso que los jóvenes creyentes se reunieran de forma periódica. De esa forma las JMJ se sucedieron cada dos años en distintos países del mundo. Las JMJ han congregado a millones de jóvenes desde sus inicios, pero la más numerosa se celebró en el año 1995 en Manila (Filipinas), donde se unieron en torno a Juan Pablo II cuatro millones de jóvenes.

En el año 2002, tras la muerte de Juan Pablo II, su sucesor Benedicto XVI recogió el testigo en la JMJ de Toronto donde se decidió convocar este evento cada tres años. Por su parte, España acogerá por segunda vez la JMJ, la primera vez tuvo lugar en Santiago de Compostela en 1989, y el próximo año se celebrará en Madrid. La última JMJ tuvo lugar en Sydney en 2008. Fernando Toribio también recordó vivencias personales en anteriores encuentros de este tipo, siendo joven estudiante y después como sacerdote, así como el buen recuerdo de la acogida en familias de los zamoranos que participaron en las JMJ de París de 1997 (alojándose en Burdeos) y de Roma del Gran Jubileo del año 2000 (alojándose en Spoleto).

La fe católica, el idioma universal para entenderse

También intervino en la mesa redonda Mercedes de Lera, una joven zamorana de 22 años, estudiante de Medicina en Salamanca, creyente y miembro de la parroquia de San Torcuato de la capital, y que participó en la JMJ de 2005 en Colonia (Alemania). “Soy joven y cristiana, y no es incompatible”, así comenzó su ponencia, a través de la cual explicó su experiencia como peregrina durante aquella JMJ. Desde que Mercedes tuvo conocimiento de la celebración de este importante acontecimiento en Alemania en el año 2005, y a pesar de no alcanzar la mayoría de edad –puesto que contaba con 17 años–, comenzó a prepararse para participar en este gran evento mundial.

Poco a poco la ilusión de esta chica fue incrementándose: “todos con los que hablaba me decían que después de haber vivido una JMJ algo cambiaba por dentro y que era una experiencia única”. Y así fue para Mercedes de Lera, según sus propias palabras: “lo recomiendo a todos los jóvenes, porque es una oportunidad única de la que uno vuelve renovado”.

A pesar de las dificultades del idioma con la familia de su hogar de acogida en el este de Alemania, tuvo la ocasión de compartir momentos de alegría con otros jóvenes “tan unidos a Jesús como yo”. El idioma para ella nunca fue un problema puesto que “la fe católica es el idioma universal” con el que peregrinos y lugareños conseguían comprenderse.

Al finalizar esta experiencia se dio cuenta de que había aprendido muchas cosas: “rezar en otros idiomas, conocer otros ámbitos de mi personalidad e incluso me hice más sensible a las injusticias del mundo”. Mercedes de Lera dijo que tras la JMJ de Colonia se dio cuenta de que “Jesús sigue vivo después de 2000 años, y sigue vivo en la gente joven”.

La Cruz que viene, signo del amor

Después intervino el vicario general de la Diócesis, Juan Luis Martín, que explicó detalladamente el programa de la visita de la Cruz de los Jóvenes y del icono de María, que tendrá lugar la próxima semana. Del 10 al 14 de noviembre, estos dos símbolos fundamentales de las JMJ recorrerán varios lugares de la geografía diocesana. Al inicio de su intervención explicó la motivación de fondo y por qué se le está dando tanta importancia a este evento: “Jesucristo crucificado es la máxima expresión de Dios, de su cercanía y de su salvación. Dios se nos muestra en la cruz como amor entregado a todos los hombres. Nunca estuvo Dios más cerca del hombre que en la cruz de Jesús”.

Destacó algunos momentos significativos de esta recepción de la Cruz y del icono en Zamora, como su llegada a Benavente procedente de León, lo que significará el encuentro de las dos comitivas diocesanas presididas por los respectivos obispos, Gregorio Martínez Sacristán y Julián López; o el paso por el Campus Viriato, “el lugar del pensamiento y de la cultura, donde la cruz volverá a ser una vez más, por un lado, locura y escándalo, pero por otro, fuerza y sabiduría de Dios”. También señaló la finca El Chafaril, centro de rehabilitación de alcohólicos de Cáritas Diocesana, o el Colegio de la Virgen del Yermo, ambos lugares simbolizando el sufrimiento y el dolor del ser humano y la fuerza redentora de la cruz.

También aludió a los actos preparados en Benavente y en Toro, a los encuentros de oración que protagonizarán las monjas contemplativas, al rosario de la aurora desde la ermita del Cristo de Morales, el musical “Hijos de la libertad”, al acto de la Plaza Mayor de Zamora con cuatro pasos de la Semana Santa y a la eucaristía de clausura en la Catedral.

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