El 5 de octubre, festividad de san Atilano, primer obispo y patrono de la Diócesis de Zamora, se inaugurará el nuevo curso apostólico, con una eucaristía presidida por el obispo en la iglesia de San Ildefonso de la capital, a las 20 horas, a la que asistirán representantes de todos los sectores e instituciones de la Iglesia en Zamora.
Zamora, 2/10/10. La iglesia arciprestal de San Pedro y San Ildefonso volverá a ser la sede, un año más, de la inauguración de un nuevo curso pastoral. El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, presidirá la eucaristía a las 20 horas del próximo martes 5 de octubre, festividad de San Atilano, patrono de la Diócesis. En dicha iglesia se conservan los restos del que fue primer obispo de Zamora, junto con los de San Ildefonso de Toledo.
Un nutrido número de sacerdotes concelebrarán esta eucaristía, a la que acudirán representantes de las diversas realidades diocesanas: institutos de vida consagrada, delegaciones diocesanas, movimientos apostólicos, cofradías y asociaciones laicales, y fieles en general.
El curso pastoral 2010-2011 viene marcado, en la Diócesis de Zamora, por dos acentos especiales. El primero es el objetivo diocesano para el curso, enunciado así: “El ejercicio de la caridad en la vida de la Iglesia”. Según explica en la carta de invitación a la inauguración del curso Juan Luis Martín Barrios, vicario general de la Diócesis, “nos disponemos a programar, reflexionar, orar y actuar sobre una de las funciones esenciales de la Iglesia que busca servir el Evangelio a los pobres”. Por ello, “visitar enfermos, contactar con inmigrantes, organizar las Cáritas parroquiales, reflexionar sobre las nuevas pobrezas, organizar bien las colectas… serán preocupaciones y ocupaciones que llamen nuestra atención durante este curso”.
El segundo aspecto subrayado en este nuevo curso pastoral es la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid 2011. Como recuerda Martín Barrios, “el papa Benedicto, sucesor de Pedro, viene a Madrid para encontrarse con los jóvenes. A nivel diocesano nos preparamos a dicha visita acogiendo la Cruz y el icono de la Virgen, pero también abriendo nuestras casas para acoger a los 1.500 chicos y chicas que se hospedarán aquí. Esto supone, además de un planteamiento personal y familiar, un recorrido interior”.
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