lunes, 31 de enero de 2011

Cuatro películas para la III Semana de Cine en Valores


Del 1 al 4 de febrero, el Salón de Actos de Caja España de la Plaza de la Marina acogerá la III Semana de Cine en Valores de la Diócesis, que proyectará a las 20,15 horas cuatro películas recientes.

Zamora, 31/01/11. Un año más, febrero nos trae la Semana de Cine en Valores, organizada por la Delegación Diocesana de Enseñanza, una gran oportunidad para ver buen cine en películas recientes que tratan temas profundamente humanos. Se proyectarán del 1 al 4 de febrero, en el Salón de Actos de Caja España de la Plaza de la Marina a las 20,15 horas.

Las entradas se pueden adquirir ya en la portería del Seminario San Atilano, y en el lugar de la proyección al entrar. Se pide una aportación de 2 euros, que irá destinada íntegramente a Cáritas Diocesana.

* Martes 1 de febrero

Un sueño posible (John Lee Hancock, 2009)

Una mujer saca de la calle a un adolescente y lo que comienza como un gesto de bondad termina siendo algo mucho más importante para él, pues llega convertirse en miembro de la familia, sin importar las diferencias existentes ni su cuna.

* Miércoles 2 de febrero

Invictus (Clint Eastwood, 2009)

En tiempos de la presidencia de Nelson Mandela en Sudáfrica, el país celebra el Mundial de Rugby, y con él se quiere construir una nación en la que entren negros y blancos.

* Jueves 3 de febrero

El jardinero fiel (Fernando Meirelles, 2005)

Una activista es asesinada en Kenia, y su viudo, un diplomático, emprende una odisea en el continente africano para averiguar la verdad, descubriendo una conspiración de la industria farmacéutica que acaba con la vida de inocentes.

* Viernes 4 de febrero

Up (Pete Docter, 2009)

Un anciano vendedor de globos consigue finalmente el sueño de su vida al enganchar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a América del Sur.

Dichosos los pobres de espíritu


NARCISO-JESÚS LORENZO

Domingo IV del tiempo ordinario – Ciclo A

“Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo” (Mateo 5, 1-12a)

Nos encontramos en el IV domingo del Tiempo Ordinario y podría parecer que este período de tiempo que se extiende desde el domingo del Bautismo del Señor hasta el Miércoles de Ceniza y desde el lunes después de Pentecostés hasta el I Domingo de Adviento fuera un tiempo insulso, insustancial. El mismo término «ordinario» parecería aflorar la peor de sus acepciones. Ordinario como vulgar. Pero como podemos comprobar por la misma palabra de Dios proclamada en nuestras eucaristías, de vulgar o insustancial nada de nada.

Este domingo en la liturgia resuena el Sermón de la Montaña, que por desgracia tiene poco de ordinario, por poco habitual porque se nos presenta como un programa de vida, tantas veces, casi sin estrenar.

La conversión a la que nos invitaba el Señor el pasado domingo se concreta en la aceptación y la asunción de estas propuestas mesiánicas del sermón del monte. Aceptar significa rendir nuestras razones a favor o en contra a las razones de Cristo. Aceptar que ciertamente tiene la razón, y tiene razón en lo que dice y propone. En segundo lugar la asunción: el ir poco a poco haciendo propias estas propuestas, estas bienaventuranzas. El esfuerzo intelectual por convencernos de las razones de Cristo y el esfuerzo por realizar este programa no obedecerá sólo a la voluntad, sino a la vez a una operación interna de la gracia de Dios. Una acción interior de esta gracia que psicológicamente no se percibe como una imposición exterior sino como un logro personal. La acción de la gracia es como el rocío que penetra la tierra y hace germinar las semillas. La conversión y la vivencia de las bienaventuranzas son obra de Dios y obra humana a un tiempo.

Este camino de renovación, que urge recomenzar, empieza por la humildad. El Apóstol invitaba a la comunidad de Corinto a reconocer su baja condición social, como señal de la pobreza de todos, de la clase social a la que pertenezcamos, delante de Dios. «Para que nadie pueda gloriarse delante de Dios»; altos o bajos clérigos, seglares influyentes o insignificantes. El reconocimiento de esta necesidad absoluta que tenemos de Dios es el comienzo de la conversión y el inicio de las bienaventuranzas, que comienzan diciendo: «Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos».

Y para que nuestro tiempo, nuestra vida, no sean «ordinarios», sino que se vuelvan «habituales» las propuestas del Reino y experimentemos su gozo, su bienaventuranza, recordemos y oremos de nuevo la oración inicial o colecta de la Misa: «Señor, concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda, en consecuencia, a todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor».

La Opinión-El Correo de Zamora, 30/01/11.

Justicia y moderación


JOSÉ ÁLVAREZ ESTEBAN

Cuando las fechas marcan el fin de enero el instinto salesiano, la vida más bien de quien esto escribe, hace parada y fonda. Mañana, lunes, es la festividad de San Juan Bosco. El mundo de los jóvenes y de la educación parece tema obligado y hacia ahí han ido comentarios anteriores. Pero hay un aspecto en la biografía del fundador de los Salesianos que se revela menos conocido, y es el que se refiere al ambiente político-social que le tocó vivir al inicio de su obra educativa. 1848 fue el año en el que el joven sacerdote Juan Bosco salió a la calle con el propósito de hacer el poco bien que pudiera a los jóvenes abandonados, el mismo año en el que estallaron las naciones europeas como depósito de municiones. En las barricadas de las distintas naciones y ciudades, codo con codo, el patriota que exigía la independencia, el liberal que quería la Constitución y el obrero que luchaba contra quien le obligaba a trabajar 12 ó 14 horas al día. En enero de ese 1848 Marx escribía el «Manifiesto a los comunistas». En ese ambiente proliferaron las bandas que proferían insultos y apedreaban las casas religiosas, la prensa antirreligiosa que se vendía en la calle, los debates en la Cámara de proyectos de ley que chocaban frontalmente con la vida y la normativa moral de la Iglesia.

La historia es modorra y de tanto en tanto nos devuelve y recrea estas o parecidas circunstancias. La lectura atenta de ese 1848 en Italia y en Europa da pie a otra del momento actual en el que de nuevo se está por la marginación y el intento de excluir la religión del discurso público, la supresión de símbolos religiosos como el crucifijo, el cierre de templos, las campañas publicitarias irrespetuosas con el hecho religioso. En ambientes políticos de aquí no se entendieron (o se entendieron demasiado bien) las palabras del Papa que ponía en guardia contra la deriva laicista y clamaba por la libertad religiosa. Quien haya leído con atención el «Jesús de Nazaret» de Benedicto XVI puede toparse con una cita de Heinrich Schlier donde se dice que los enemigos del cristianismo no son hoy en día éste o aquél, no tienen rostro definido sino sólo denominaciones colectivas que están creando una atmósfera adversa, una contaminación del clima espiritual que amenaza a la humanidad en su dignidad. G. K. Chesterton, en el prólogo de «El hombre eterno», pone rostro e identificación a este clima creado por quienes «no pueden ser cristianos y no pueden dejar de ser anticristianos. El único aire que respiran es un aire de rebeldía. Su anticlericalismo se ha convertido en una atmósfera de negación y hostilidad de la que no pueden escapar». A esa atmósfera se refería Benedicto XVI. «No se trata, dice, de una condena, sino de una advertencia que quiere salvar». Sólo quien se ve retratado puede sentirse ofendido. Justicia y moderación son el antídoto.

La Opinión-El Correo de Zamora, 30/01/11.

sábado, 29 de enero de 2011

Clausura de las Jornadas Diocesanas: “hay que dar el paso de la acogida a la integración”


Con la doble ponencia del secretario de la Comisión Episcopal de Migraciones, el jesuita toresano José Luis Pinilla, y del encargado de este tema en la Diócesis de Burgos, José Luis Lastra, acerca de la pastoral concreta de inmigración en los niveles diocesano y parroquial, concluyeron con éxito las IX Jornadas Diocesanas de Zamora.

Zamora, 29/01/11. Con las conferencias de ayer han concluido en Zamora las IX Jornadas Diocesanas, dedicadas al fenómeno de la inmigración. En una doble convocatoria, han estado presentes los expertos José Luis Pinilla Martín, SJ, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, y José Luis Lastra Palacios, coordinador de la Mesa diocesana de pastoral con inmigrantes de Burgos, con su ponencia compartida “La Iglesia y los colectivos de la movilidad humana en la era de la globalización”.

Globalización y acogida

Tras la presentación de los ponentes, que estuvo a cargo de Beatriz Riesco, encargada del Programa de Inmigrantes de Cáritas Diocesana de Zamora, el jesuita José Luis Pinilla, toresano, comenzó recordando el lema que Benedicto XVI ha escogido para la reciente Jornada Mundial de las Migraciones: “Una sola familia humana”. Unas palabras que analizó el ponente señalando que el término familia viene justificado por el hecho de referirse a toda la humanidad. Para Pinilla, España ha dado un salto importante en los últimos años de nuestra historia: “comenzamos siendo un país de acogida y ahora tenemos que dar el paso a la integración”.

La globalización en la que está inmersa la sociedad actual no se refiere únicamente a aspectos “económicos o sociales, sino que ha provocado la interrelación humana”, explicó Pinilla. En este punto la Iglesia debe seguir trabajando con “ánimo y esperanza y con un mensaje enriquecedor de las migraciones que contrarreste otras imágenes que hacen que la migración sea una amenaza”.

José Luis Pinilla se lamentó de que a veces la sociedad no sepa aprovechar la oportunidad y el enriquecimiento que debe suponer la llegada de personas de otras nacionalidad a nuestro país o a nuestra diócesis: “duele comprobar que en nuestra atención a la inmigración hayamos borrado la realidad de una España emigrante y ahora, cuando llegan inmigrantes, a veces se producen reacciones no adecuadas”.

Aunque también reconoció que España ha mantenido una reacción “positiva” ante el fugaz cambio experimentado y volvió a reiterar que “es necesario que demos el paso hacia una realidad de integración”. Por otra parte, el director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones criticó la nueva Ley de Extranjería porque en determinados aspectos “afecta a la dignidad de los inmigrantes” y rechazó la elaboración de algunas líneas políticas que “quieren conseguir votos y tocar las vísceras de los votantes”.

Hacia una pastoral de la inmigración

El ponente señaló después varias pistas para trasladar a la práctica de la pastoral de la inmigración en la Iglesia. La primera: la creación de comunidades para el diálogo y la acogida. Para cultivar el desarrollo de una comunidad de personas: “En muchos sitios dicen que faltan comunidades vivas para acompañarles, para vivir la fe... Hay que seguir cultivando estas comunidades. El Papa señala el diálogo como una herramienta imprescindible en las migraciones”.

Por otra parte están las prácticas de justicia, caridad y despliegue de esperanza: “Esto es algo que encuentran los inmigrantes en las parroquias. Si la Iglesia católica no puede despertar esperanza, ¿quién lo va a hacer? La fe, la caridad, y la esperanza son herramientas de integración y acogida. Eso es la comunión en la dignidad del ser humano”.

También hay que hacer pastoral al servicio de los hombres concretos: “No atendemos a números. Jesucristo cuando se acerca a la persona lo hace a alguien y no a un colectivo”. Es necesario promocionar una opinión positiva en la sociedad: “Todos tenemos nuestra responsabilidad en la creación de una opinión que no genere que el inmigrante sea un número, que no se le vea sólo desde el cariz del trabajador”.

Además, estamos llamados a colaborar en la elaboración y aplicación de leyes que hagan justicia con los que vienen y con los que están: “Hay que respetar la identidad del que acoge y salvaguardar la dignidad de los que vienen”. Y realizar una pastoral centrada en la eucaristía: “La eucaristía abre la puerta para que allí se sientan hermanos todos ellos y que vean en la Iglesia un hogar. La misa nos lanza al encuentro con el otro”.

La inmigración en las diócesis

Tras la intervención magistral de José Luis Pinilla, el auditorio asistió al discurso de José Luis Lastra, que ahondó en las reflexiones de su compañero, viendo la concreción práctica que pueden tener en los niveles diocesano y parroquial. El ponente insistió en que esta “nueva situación” provoca que la Iglesia se plantee “cómo nos sentamos todos en la misma mesa” y en esa circunstancia la Iglesia, que es “experta en humanidad”, debe ofrecer a los inmigrantes “acogida, diálogo, celebración, compartir el evangelio y transmitir el testimonio”.

La Iglesia local en materia de inmigración debe caminar hacia una pastoral “con los inmigrantes y no para los inmigrantes”. Las diócesis tienen que atender al inmigrante en cuanto persona, en su entorno social, y también tener en cuenta si es creyente o cuidar su ambiente religioso. Lastra citó como ejemplo que en esa pastoral “con” inmigrantes ya no sirve “celebrar una misa para los latinos, o una celebración para rumanos católicos…Sino que se deben celebrar misas con latinos y celebración con rumanos católicos. Todos juntos, haciendo un esfuerzo integrador”.

Por otro lado, señaló que la pastoral ha de mantener siempre un “equilibrio entre lo que ellos piden y lo que nosotros les ofrecemos, entre lo que nos gustaría y lo que es posible, y entre lo específico y lo que es más general”. Desde las parroquias también se debe atender a la inmigración porque son “puertas abiertas de la Iglesia para un inmigrante que vive en un pueblo, en un barrio”.

Las parroquias, puertas abiertas

Las parroquias deben prestar sus servicios a los inmigrantes de una forma integral y completa. Ningún grupo ni persona puede cargarse con toda la responsabilidad, “porque todos tenemos algo que decir y hacer”. Así las cosas, pidió que cuando un inmigrante acuda a una parroquia “no pensemos que eso es un tema del cura o de Cáritas, exclusivamente”. La planificación y animación de este tema corresponden al Consejo Pastoral.

Lastra citó este ejemplo: “cuando llega un familiar a nuestra casa para quedarse no pensamos que eso sólo le atañe a la madre o al padre, sino que para ubicar al que llega todos tenemos que movernos un poquito en la mesa, dejarle una parte de nuestra habitación, hacer un hueco en el armario”. La inmigración, por tanto, tiene que servir para transformar y renovar las comunidades parroquiales.

Curricula de los ponentes

* José Luis Pinilla Martín nació en Toro en 1948, es jesuita desde 1969 y fue ordenado sacerdote en 1978. Hizo sus estudios filosóficos y teológicos en la Universidad Pontificia de Comillas. Es también Asistente Social y Director de Ejercicios Espirituales. Ha llevado a cabo tareas pastorales y sociales en La Cabrera (León) y en el barrio de La Ventilla (Madrid).

De 1985 a 1996 residió en Salamanca, donde ha sido responsable de la comunidad de estudiantes jesuitas del Colegio Mayor Javier, párroco y asistente social de la parroquia del Milagro de San José, y director del Colegio San Estanislao de Kostka. Después trabajó en el Colegio Mayor Menéndez Pelayo de Valladolid, y realizó un curso de Formación Bíblica y Espiritual en el Instituto Bíblico de Jerusalén.

Perteneciente a la provincia jesuítica de Castilla, desde 1998 es el coordinador de las Parroquias que pertenecen a la Compañía de Jesús en este territorio. Ha trabajado también como párroco y arcipreste en Logroño, donde fue también subdelegado episcopal para la Acción Caritativa y Social, Subdelegado de Cáritas Diocesana, presidente de la Comisión de Movilidad y Director del Secretariado de Pastoral con los Inmigrantes.

En 2008 fue nombrado director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española. La pastoral de esta Comisión es la "movilidad" y se divide en seis departamentos: pastoral de la carretera, pastoral de ferias y circos, pastoral gitana, pastoral del mar, pastoral de la emigración y pastoral de la inmigración (con la sección de refugio).

* José Luis Lastra Palacios nació en Burgos en 1968, cursó sus estudios en el Seminario Diocesano de Burgos y fue ordenado sacerdote en 1993. Es párroco de San Pedro Regalado (Aranda de Duero) y arcipreste. En 2005 fue nombrado coordinador de la Mesa diocesana de pastoral con inmigrantes de Burgos. Además, es Máster de Migraciones por la Universidad Pontificia de Comillas.

+ Las fotografías de la conferencia pueden verse en http://picasaweb.google.com/obzamora.mcs/JornadasDiocesanasSobreInmigracionJoseLuisPinillaYJoseLuisLastra#. Próximamente colgaremos el audio completo de la ponencia.

jueves, 27 de enero de 2011

Sergio Barciela: “los inmigrantes han mantenido nuestro crecimiento económico”


Esta mañana, Sergio Barciela, responsable del Programa de Inmigrantes de Cáritas Española, ha presentado en las Jornadas Diocesanas de Zamora los principales estereotipos sobre la inmigración en nuestro país y ha demostrado su falsedad con los datos reales.

Zamora, 27/01/11. El segundo día de las IX Jornadas Diocesanas de Zamora, dedicadas al fenómeno de la inmigración, ha contado con la presencia del experto Sergio Barciela Fernández, responsable del Programa de Inmigrantes de Cáritas Española, que ha pronunciado la ponencia “Falsos estereotipos y su influencia en las tendencias legislativas sobre la inmigración”.

La presentación del ponente corrió a cargo del delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Zamora, Antonio Jesús Martín, que ofreció un perfil biográfico de Barciela, natural de Vigo y buen conocedor de la realidad de las migraciones en sus diferentes dimensiones, ya que ha trabajado en varios países del mundo, antes de incorporarse a los Servicios Generales de Cáritas Española.

El conferenciante comenzó presentando los estereotipos que se dan en España con respecto al fenómeno migratorio, y que “son como la comida rápida a la hora de acercarse a la realidad, y carecen de rigor. En el fondo, son bombas de relojería, y a largo plazo pueden convertirse en verdaderos problemas, al dificultar la convivencia social normal”.

Hay varios factores que determinan el nivel de contaminación de estos estereotipos en la sociedad. Por un lado, donde hay mucha inmigración se da también un gran rechazo, algo que puede suceder también en la Iglesia. Además, desde la política, “con el afán de ganar votos ponen el acento en lo que quiere escuchar la población. Si perciben que se demanda mano dura, es lo que promoverán”. Los estereotipos “se apropian del discurso colectivo, utilizan explicaciones simples y reduccionistas, e influyen en la forma de legislar”.

Del estereotipo al prejuicio

Y hay que tener cuidado, porque los estereotipos se propagan con facilidad, y cuesta mucho desactivarlos. “Los estereotipos están en el nivel de las ideas, pero en un nivel más profundo, en el afectivo, se encuentran los prejuicios, que tienen que ver con los sentimientos. El auténtico problema es cómo desactivamos los prejuicios del corazón”. Porque, como recordó el ponente, “un corazón no se cambia con una buena idea, sino con un sentimiento”. Por eso llamó a un mayor contacto y conocimiento de los inmigrantes, como personas que están con nosotros.

Los prejuicios “son juicios hechos de forma anticipada, opiniones previas a la experiencia; surgen para discriminar o dominar, los prejuicios se basan en los estereotipos”. Además, “el prejuicio provoca un estigma y una actitud xenófoba y conduce a la pérdida de derechos humanos”.

Barciela criticó las últimas medidas que se están tomando con los inmigrantes irregulares. Cuando “no estar de forma legal en España es una falta administrativa, resulta que se les trata como si fuera un delito, ya que se les priva de libertad en los centros de internamiento”.

Acto seguido, el experto presentó los principales estereotipos, desactivándolos con los datos oficiales en la mano. Cuando se muestra que la inmigración es una avalancha, “hay que pensar que sólo el uno por ciento de los inmigrantes han llegado en patera o cayuco, y más del 60 por ciento lo ha hecho en avión, un medio fácilmente controlable. Además, la mitad de los más de cinco millones de extranjeros residentes en España proceden de la Unión Europea”.

Otro estereotipo falso es que los inmigrantes vienen por el efecto llamado de las regularizaciones. “Eso es falso: vienen porque sufren la pobreza en sus países, por un lado, y por el efecto llamada del crecimiento económico de nuestro país, por otro. Y no podemos olvidar que nuestro crecimiento económico no se puede entender sin la mano de obra inmigrante. Se ha promovido esto para lograr el crecimiento, y no la inversión en investigación y desarrollo”.

Tampoco es cierto que los inmigrantes vengan a quitarnos el trabajo. De hecho, “no sólo no es falso, sino que dicen los expertos que los necesitamos más. Hacen falta por el déficit demográfico”. Barciela aludió a “la inviabilidad del sistema de pensiones, ya que, si seguimos así, en cuarenta años se duplicará la tasa de los mayores de 64 años, por la natalidad que tenemos ahora”.

Lo perverso, según el ponente, es que sea el mercado laboral el que regule el tratamiento del fenómeno migratorio: “si todo va bien, los llamamos; si va mal, que se vayan. Es decir, no vemos en ellos una persona, sino un trabajador, algo que podemos usar y tirar. Cuando, en realidad, no podemos entender el crecimiento económico de España y de Europa sin los inmigrantes”. Para el encargado del tema en Cáritas Española, “están manteniendo el crecimiento económico de los países ricos. Los inmigrantes son los explotados y los esclavos del siglo XXI. En el Norte sobrevivimos gracias a la explotación del Sur empobrecido”.

Otro estereotipo muy extendido es que los inmigrantes nos quitan las ayudas sociales. Mirando a los datos oficiales, resulta que “España dedica menos a la protección social que en 1992. Sí, es más dinero, pero en términos porcentuales hemos bajado”. Por eso, “que se produzca más riqueza no significa que los pobres ganen más, y se necesitan más políticas sociales. Nunca el mundo generó tanta riqueza o recursos de todo tipo, y nunca la brecha había sido mayor”.

También se dice que los inmigrantes saturan la sanidad pública, cuando su uso de las consultas médicas es de poco más de la mitad que el uso que hace la población nacional. Usan más las urgencias porque en muchos lugares es la única forma de que los atiendan. Y es falso el estereotipo de que aumentan la delincuencia, ya que según las cifras oficiales “de 2003 a 2006 aumentó significativamente la inmigración y bajó ligeramente el índice de delincuencia. En 2009, cuando más gente extranjera hay, coincide con el año en el que menos criminalidad hay”. Otro miedo es el de que, supuestamente, la inmigración ataca nuestra identidad nacional: “nuestra propia construcción de identidad nacional es fruto del mestizaje: todo ha sumado, por aquí han pasado todos los pueblos”.

Riesgos en un futuro cercano

Tras el elenco de estereotipos, Sergio Barciela explicó que “la inmigración se ve como un problema y una amenaza. Sin embargo, no coincide la experiencia personal de la gente con la percepción general que tienen sobre la inmigración en España”. Además, “el racismo y la xenofobia no tienen que ver con las creencias ni con la ideología, sino con la competencia, con el ver al otro como una amenaza contra mis intereses”. Y esto, según el experto, “condiciona el voto. Por eso ahora se ve que los partidos con un discurso de tintes más xenófobos han ganado votos”.

Barciela afirmó que “caminamos hacia una mayor estratificación social, y eso tiene muchos riesgos. En lugar de promover lo más necesario, que es la integración, se promueven las políticas de retorno de los inmigrantes, que no funcionan. Pero tienen dos objetivos claros: tranquilizar a la población nacional, y lanzar a los inmigrantes el mensaje de que aquí sobran”. Esto da lugar a un ambiente de miedo en la población inmigrante, y a una mayor dificultad de integración.

Curriculum del ponente

Sergio Baciela Fernández es licenciado en Derecho y Diplomado en Empresariales por la Universidad CEU San Pablo de Madrid, y Máster en Interculturalidad, Inmigración y Educación por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Ha trabajado en el Programa de Voluntariado Europeo en Reino Unido; en el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús (ERIC) en Honduras; ha sido gerente de la Pastoral Social del Ixcán en Guatemala; responsable de la Delegación Territorial de la ONG Entreculturas-Fe y alegría en Salamanca, y responsable de migraciones en la Parroquia del Milagro de San José en la misma ciudad.

Desde 2006 trabaja en los Servicios Generales de Cáritas Española, donde es el coordinador de la Campaña Sin Techo, responsable del Programa de Personas Sin Hogar y Reclusos, y desde 2008 es el responsable del Programa de Inmigrantes de esta institución eclesial.

+ Las fotografías de la conferencia pueden verse en http://picasaweb.google.com/obzamora.mcs/JornadasDiocesanasSobreInmigracionSergioBarciela#. Próximamente colgaremos el audio completo de la ponencia.

miércoles, 26 de enero de 2011

José Sánchez: “la inmigración es una oportunidad que enriquece, nos hace crecer y ser mejores”


Esta tarde han comenzado en Zamora las IX Jornadas Diocesanas, dedicadas a la inmigración. La primera ponencia ha estado a cargo de José Sánchez, obispo de Sigüenza-Guadalajara y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones.

Zamora, 26/01/11. En la tarde de hoy ha acudido a Zamora el obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez González, que es también presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española y un gran experto en el tema, y que pronunció la ponencia inaugural de las IX Jornadas Diocesanas, con el título “Las migraciones en España hoy”.

Cerca de 150 personas se congregaron en el salón de actos del Colegio Universitario para escuchar la conferencia. El acto se inauguró con una oración a cargo del organizador de las Jornadas, el vicario de pastoral Fernando Toribio. Después, el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, tuvo las palabras iniciales de saludo e introducción, y presentó al ponente.

El prelado zamorano recordó que “el tema de las Jornadas de este año es a propósito del objetivo diocesano que nos hemos marcado: el ejercicio de la caridad en la vida de la Iglesia”. Y afirmó que la inmigración, como tal, “no es un tema todavía acuciante para nosotros, pero sí preocupante. Si camináis por nuestras calles, como lo hago yo, veréis cada vez más a hermanos nuestros que han venido de otros países”. Por eso, subrayó, “es un tema que nos viene bien tocarlo y reflexionarlo”.

José Sánchez comenzó su intervención adelantando las dos ideas claves del discurso: la primera, que “la inmigración nos cuestiona y nos interpela a todos”. La segunda idea: “hemos de verla no en primer lugar como un mal ni como un fracaso, ¡nunca! Es una oportunidad, o en términos religiosos, es una gracia. Si sabemos responder, nuestra sociedad no sólo no empeorará, sino que mejorará”.

Y ofreció unas cifras sobre el momento actual, en una comparativa histórica. En 1981 había 198.042 extranjeros en España, y había unos dos millones de españoles en Europa. En 1996 había poco más de medio millón de extranjeros, y en 2000 esta cifra se duplicó, llegando a cerca de un millón. “El fenómeno de la inmigración en España es, por tanto, de esta década. Es cuando ha tenido una evolución impensable, porque de 2000 a 2004 la inmigración se multiplicó por tres. A finales de 2010 teníamos ya más de cinco millones de extranjeros en nuestro país”, señaló.

Notas de la inmigración en España

La inmigración es numerosísima, y en diez años se ha multiplicado por cinco: de un millón a algo más de cinco millones. Por eso, afirmó José Sánchez, “esto tendría que haber provocado una convulsión social, y no lo ha hecho, lo que da una idea de nuestra capacidad de acogida sin conflicto. No somos una sociedad xenófoba, aunque haya entre nosotros brotes de xenofobia”.

Otra nota a destacar, para el ponente, es la pluralidad. “¿Qué servicios se montan de repente para una población procedente de 150 países? No es nada fácil. Por ejemplo, ahora surge la cuestión de cómo ayudar a los ortodoxos, también en cuanto al culto, y hay que cambiar muchas cosas, y sobre todo la mentalidad”. También destacó una tendencia a la feminización, “porque hay más posibilidades de encontrar trabajo para una mujer”. Y una nota más de la inmigración en la España actual es la precariedad, ya que “las consecuencias de la crisis las está sufriendo la parte más débil, y ahí están los inmigrantes”.

“¿Será una emigración de ida y vuelta?”, se preguntó el ponente. “Hoy nadie duda de que la inmigración implica más movilidad que antes, y muchos pueden regresar a su país con facilidad”, aclaró. Por otra parte, “las características de nuestra demografía nos dicen que va para largo, ya que si no hay niños, ¿quién va a trabajar para mantener el sistema de pensiones? O nacen más niños, o tendrán que venir personas de otros lugares con demografía superabundante y poco trabajo. Este movimiento es inevitable, y tenemos que acostumbrarnos a esta realidad para un tiempo largo”.

La acción de la Iglesia ante la inmigración

Según José Sánchez, “las migraciones, al igual que los medios de comunicación social, están determinando nuestra sociedad. Son los fenómenos sociales que están marcando la sociedad actual, que es la sociedad de las comunicaciones y de la movilidad”. Y aprovechó para comentar las áreas que aborda la Comisión Episcopal que preside: las gentes del mar, el mundo de los transportes, los gitanos que no se han asentado, el mundo de los circos y las ferias, la pastoral del tráfico y de la seguridad vial...

Se refirió a la inmigración como un fenómeno tan antiguo como la humanidad, y citó varias figuras del Antiguo Testamento, y también al mismo Jesús, “que era un predicador ambulante, y que nació fuera de casa. De hecho, apenas empieza a existir la Iglesia, crece en la diáspora”.

A raíz de la revolución industrial se empezó a contemplar la inmigración como tal, con el fenómeno del éxodo rural y la masa proletaria depauperada. Ahí es donde nacen las congregaciones dedicadas a la atención y educación de la juventud. Se responde con estas instituciones y con la elaboración de la Doctrina Social de la Iglesia. “Y nace más tarde la respuesta al trabajador que viene de fuera, al principio con la atención a la gente de ultramar, acompañando a las familias enteras que atravesaban el océano buscando una vida mejor. La Iglesia respondió con una pastoral fundamentalmente orientada a la familia”.

Un paso importante a nivel de conciencia eclesial fue el Concilio Vaticano II, cuando se trasladó el peso otorgado en este tema de la Santa Sede a las diócesis y a los obispos. El Concilio afirmó que aquellas personas que por su procedencia diversa no pueden ser atendidas dignamente por las instituciones eclesiales tradicionales, hay que crear un servicio diocesano que los atienda.

Por eso en la actualidad la Iglesia procura “la atención a la persona dondequiera que esté, moviéndose hacia ella. Los documentos nos hablan de la atención pastoral. ¿Y qué hacemos con los no creyentes o los de otra religión? Eso no es pastoral. Ante este mundo tan plural con el que nos encontramos, la Iglesia también a los no católicos y a los no cristianos, les tiene que prestar un servicio, que responde a la caridad de Cristo”. Y ésta es la clave para el obispo seguntino: “no sólo acompañar a las familia, y no sólo la atención pastoral -estrictamente religiosa-, sino plantear cómo la Iglesia puede manifestarse como la portadora y testigo del amor cristiano para todo el que llega”.

Visto así, dijo José Sánchez, “a ver quién puede decir ‘a mí no me toca’. Porque la caridad de Cristo tiene que ver con todo el mundo. Ahora le toca a la parroquia, que recibe a esta gente, y por eso tiene que ser misionera, ecuménica, dialogante. Ahora no son sólo nuestros misioneros los que tienen que atenderlos allí, sino también nosotros aquí, porque han venido y están aquí”. En cuanto a la tarea de la Administración estatal, según el prelado no valen “ni ‘papeles para todos’ ni cerrar las puertas. Hay que regular la inmigración, porque si no se hace, las primeras víctimas van a ser los inmigrantes, van a ser víctimas de abusos”.

Una verdadera oportunidad

La inmigración, vista así, “para nosotros es una oportunidad. Nos enriquece, nos hace crecer y ser mejores. Es una gracia, un regalo de Dios, un kairós”. De hecho, a nivel eclesial, los inmigrantes que vienen “son una oportunidad para la catolicidad, para el fortalecimiento de nuestras comunidades y el rejuvenecimiento de nuestras parroquias, para ejercer el diálogo ecuménico e interreligioso, para hacer una buena pastoral caritativa y social”. Entre otras cosas, refiriéndose al innegable diálogo intercultural que implica el fenómeno de la inmigración, José Sánchez afirmó que “ojalá haya un mayor trasiego de conocimiento con ese mundo inmenso que es el islam, y que ahora está tan cerrado, con riesgo de caer en el fanatismo”.

La inmigración “también nos puede ayudar a crecer en sensibilidad ante el sufrimiento de las personas, a cuidar más la atención a los reclusos extranjeros, a anunciar con obras y palabras el Evangelio de Jesucristo con otras claves y con otros métodos, porque los destinatarios son diversos”. También ha de ser una oportunidad “para una pastoral rica en estilos, no monolítica, con unas celebraciones que no sean tan sosas, porque ellos reclaman un clima festivo. No podemos seguir con nuestros esquemas rígidos de siempre”.

Para el ponente, la inmigración ha de ser, siempre, “una oportunidad para la Iglesia samaritana. Con los inmigrantes no sólo tenemos que hacer caridad, pero también tenemos que hacerla. Hay mucha precariedad, y tenemos que potenciar y transformar nuestras Cáritas para hacer frente a esta situación. Acomodar nuestras estructuras. Y no sólo con el trabajo de Cáritas, sino también anunciándoles el Evangelio y garantizando su propio culto no cristiano si lo tienen”.

En definitiva, para el obispo encargado de las migraciones en España, “tenemos que aprender a trabajar en colaboración. La Iglesia se siente interpelada, pero no puede hacer sola este trabajo. Tenemos que colaborar con otros servicios que también atienden a los inmigrantes: la Administración, las asociaciones de inmigrantes que tenemos que fomentar y acompañar”. Por eso terminó su ponencia llamando a “trabajar en red”.

Curriculum del ponente

Nacido en Fuenteguinaldo (provincia de Salamanca y diócesis de Ciudad Rodrigo) en 1934, hijo de campesinos. Hizo sus estudios en la escuela de su pueblo, el Seminario de Ciudad Rodrigo y la Universidad Pontificia de Salamanca, por la que es licenciado en Teología y en Derecho Canónico. Ordenado sacerdote en 1958, de 1960 a 1972 fue coadjutor y capellán de los inmigrantes españoles en varias diócesis alemanas, además de realizar los cursos de doctorado en Teología en la Universidad de Tubinga.

De 1972 a 1980 fue el delegado para los capellanes españoles en Alemania, con residencia en Bonn. En este tiempo participó como miembro del Sínodo de las Diócesis Alemanas de la República Federal. En 1980 fue nombrado por Juan Pablo II obispo auxiliar de Oviedo, ministerio que desempeñó hasta 1991, año en el que pasó a pastorear la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, de la que es obispo en la actualidad.

Desde 1980, año de su regreso a España, es miembro de la Comisión Episcopal de Migraciones, organismo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que presidió de 1988 a 1993, y que ahora preside desde 2005. Fue Secretario General de la CEE entre 1993 y 1998. Juan Pablo II lo nombró miembro del Pontificio Consejo para las Migraciones en 1995. Y desde el año 2006 es el presidente de la Comisión “Pastoral de las Migraciones” del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.

En la CEE también ha sido presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social, de 1999 a 2005, y ha sido miembro del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales de 1999 a 2009.

+ Las fotografías de la conferencia pueden verse en http://picasaweb.google.com/obzamora.mcs/JornadasDiocesanasSobreInmigracionDJoseSanchez#. Próximamente colgaremos el audio completo de la ponencia.

lunes, 24 de enero de 2011

Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital


La Santa Sede acaba de hacer público hace unos minutos el mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el próximo 5 de junio con el lema "Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital".

Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales

45ª JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

"Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital"

5 de junio 2011

Mensaje del Santo Padre

Queridos Hermanos y Hermanas,

Con ocasión de la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, deseo compartir algunas reflexiones, motivadas por un fenómeno característico de nuestro tiempo: la propagación de la comunicación a través de internet. Se extiende cada vez más la opinión de que, así como la revolución industrial produjo un cambio profundo en la sociedad, por las novedades introducidas en el ciclo productivo y en la vida de los trabajadores, la amplia transformación en el campo de las comunicaciones dirige las grandes mutaciones culturales y sociales de hoy. Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural. Junto a ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión.

Se presentan a nuestro alcance objetivos hasta ahora impensables, que asombran por las posibilidades de los nuevos medios, y que a la vez exigen con creciente urgencia una seria reflexión sobre el sentido de la comunicación en la era digital. Esto se ve más claramente aún cuando nos confrontamos con las extraordinarias potencialidades de internet y la complejidad de sus aplicaciones. Como todo fruto del ingenio humano, las nuevas tecnologías de comunicación deben ponerse al servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano.

Transmitir información en el mundo digital significa cada vez más introducirla en una red social, en la que el conocimiento se comparte en el ámbito de intercambios personales. Se relativiza la distinción entre el productor y el consumidor de información, y la comunicación ya no se reduce a un intercambio de datos, sino que se desea compartir. Esta dinámica ha contribuido a una renovada valoración del acto de comunicar, considerado sobre todo como diálogo, intercambio, solidaridad y creación de relaciones positivas. Por otro lado, todo ello tropieza con algunos límites típicos de la comunicación digital: una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia.

De modo especial, los jóvenes están viviendo este cambio en la comunicación con todas las aspiraciones, las contradicciones y la creatividad propias de quienes se abren con entusiasmo y curiosidad a las nuevas experiencias de la vida. Cuanto más se participa en el espacio público digital, creado por las llamadas redes sociales, se establecen nuevas formas de relación interpersonal que inciden en la imagen que se tiene de uno mismo. Es inevitable que ello haga plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser. La presencia en estos espacios virtuales puede ser expresión de una búsqueda sincera de un encuentro personal con el otro, si se evitan ciertos riesgos, como buscar refugio en una especie de mundo paralelo, o una excesiva exposición al mundo virtual. El anhelo de compartir, de establecer "amistades", implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio "perfil" público.

Las nuevas tecnologías permiten a las personas encontrarse más allá de las fronteras del espacio y de las propias culturas, inaugurando así un mundo nuevo de amistades potenciales. Ésta es una gran oportunidad, pero supone también prestar una mayor atención y una toma de conciencia sobre los posibles riesgos. ¿Quién es mi "prójimo" en este nuevo mundo? ¿Existe el peligro de estar menos presentes con quien encontramos en nuestra vida cotidiana ordinaria? ¿Tenemos el peligro de caer en la dispersión, dado que nuestra atención está fragmentada y absorta en un mundo "diferente" al que vivimos? ¿Dedicamos tiempo a reflexionar críticamente sobre nuestras decisiones y a alimentar relaciones humanas que sean realmente profundas y duraderas? Es importante recordar siempre que el contacto virtual no puede y no debe sustituir el contacto humano directo, en todos los aspectos de nuestra vida.

También en la era digital, cada uno siente la necesidad de ser una persona auténtica y reflexiva. Además, las redes sociales muestran que uno está siempre implicado en aquello que comunica. Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales. Por eso, puede decirse que existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro. Comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él. Asimismo, tampoco se puede anunciar un mensaje en el mundo digital sin el testimonio coherente de quien lo anuncia. En los nuevos contextos y con las nuevas formas de expresión, el cristiano está llamado de nuevo a responder a quien le pida razón de su esperanza (cf. 1 P 3,15).

El compromiso de ser testigos del Evangelio en la era digital exige a todos el estar muy atentos con respecto a los aspectos de ese mensaje que puedan contrastar con algunas lógicas típicas de la red. Hemos de tomar conciencia sobre todo de que el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la "popularidad" o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento.

La verdad del Evangelio no puede ser objeto de consumo ni de disfrute superficial, sino un don que pide una respuesta libre. Esa verdad, incluso cuando se proclama en el espacio virtual de la red, está llamada siempre a encarnarse en el mundo real y en relación con los rostros concretos de los hermanos y hermanas con quienes compartimos la vida cotidiana. Por eso, siguen siendo fundamentales las relaciones humanas directas en la transmisión de la fe.

Con todo, deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana. La red está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de comprensión común. También en este campo estamos llamados a anunciar nuestra fe en Cristo, que es Dios, el Salvador del hombre y de la historia, Aquél en quien todas las cosas alcanzan su plenitud (cf. Ef 1, 10). La proclamación del Evangelio supone una forma de comunicación respetuosa y discreta, que incita el corazón y mueve la conciencia; una forma que evoca el estilo de Jesús resucitado cuando se hizo compañero de camino de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), a quienes mediante su cercanía condujo gradualmente a la comprensión del misterio, dialogando con ellos, tratando con delicadeza que manifestaran lo que tenían en el corazón.

La Vedad, que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación, de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las diversas redes sociales. Los creyentes, dando testimonio de sus más profundas convicciones, ofrecen una valiosa aportación, para que la red no sea un instrumento que reduce las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás. Por el contrario, los creyentes animan a todos a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas. Esta tensión espiritual típicamente humana es precisamente la que fundamenta nuestra sed de verdad y de comunión, que nos empuja a comunicarnos con integridad y honradez.

Invito sobre todo a los jóvenes a hacer buen uso de su presencia en el espacio digital. Les reitero nuestra cita en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, cuya preparación debe mucho a las ventajas de las nuevas tecnologías. Para quienes trabajan en la comunicación, pido a Dios, por intercesión de su Patrón, san Francisco de Sales, la capacidad de ejercer su labor conscientemente y con escrupulosa profesionalidad, a la vez que imparto a todos la Bendición Apostólica.

Vaticano, 24 de enero 2011, Fiesta de San Francisco de Sales.

Las Jornadas Diocesanas de 2011, dedicadas a la inmigración


Del 26 al 28 de enero el Colegio Universitario de Zamora acogerá las IX Jornadas Diocesanas, que abordarán el fenómeno de la inmigración, y que contarán con la presencia de cuatro expertos de la Iglesia en España.

Zamora, 24/01/11. El salón de actos del Colegio Universitario de Zamora acogerá, del 26 al 28 de enero, las IX Jornadas Diocesanas, dedicadas este año a la inmigración, y que contarán, al igual que en las ediciones anteriores, con importantes expertos en la materia. Si en años anteriores se han abordado temas como la familia, la comunicación, la educación o la bioética, ahora es el turno para profundizar en los fenómenos migratorios, tan importantes en nuestra sociedad actual.

El miércoles 26 de enero vendrá a Zamora el obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez González, que es también presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española y un gran experto en el tema, y que pronunciará la ponencia inaugural: “Las migraciones en España hoy”, a las 20 horas.

Tras este primer acercamiento, el jueves 27 será el turno de Sergio Baciela Fernández, que desde su atalaya privilegiada (ya que es el responsable del Programa de Inmigrantes de Cáritas Española) expondrá los “Falsos estereotipos y su influencia en las tendencias legislativas sobre la inmigración”. Pronunciará su conferencia a las 11 horas, dirigida más a los sacerdotes y agentes de pastoral, y a las 20 horas para el público en general.

El viernes 28 el tema abordado será “La Iglesia y los colectivos de la movilidad humana en la era de la globalización”, ponencia a cargo de José Luis Pinilla Martín, SJ, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal, y de José Luis Lastra Palacios, coordinador de la Mesa diocesana de pastoral con inmigrantes de Burgos. También en una doble convocatoria, a las 11 y a las 20 horas.

Como ha señalado el obispo Gregorio Martínez Sacristán en su carta publicada en la hoja diocesana Iglesia en Zamora distribuida ayer en las parroquias, si bien las migraciones no son un fenómeno nuevo en la historia, “la novedad está en que nuestros pueblos y ciudades, que veían hasta hace poco cómo muchos de los suyos partían para otros lugares en búsqueda de mejores condiciones de vida, ahora son lugares de destino de personas que llegan anhelando alcanzar convenientes medios de vida, o sea, ya somos tierra de inmigración”.

De esta manera, afirma el prelado, “la inmigración se ha convertido en un signo distintivo de nuestro tiempo, lo cual resulta, a veces, problemático, ya que no sabemos bien cómo afrontarla o encauzarla”. Por eso, para la Iglesia católica “la inmigración constituye una llamada que le interpela, ocupa y preocupa”.

Monseñor Martínez Sacristán explica la razón que está detrás del tema de estas IX Jornadas “como una concreción del vigente objetivo de nuestra Iglesia diocesana: el ejercicio de la caridad; queremos abordar directamente el fenómeno de la inmigración”. Esta convocatoria formativa servirá de ayuda para “conocer más a fondo la inmigración, mirarla desde la perspectiva cristiana, y asumir la respuesta que la Iglesia está prestando y puede desarrollar para acercar y extender a nuestros hermanos inmigrantes el amor de Dios por cada persona, sin distinción de edad, lengua, raza o convicciones”.


PROGRAMA DE LAS JORNADAS

Lugar: Salón de Actos del Colegio Universitario (Zamora)

Miércoles 26 de enero - 20 h.

“Las migraciones en España hoy”

JOSÉ SÁNCHEZ GONZÁLEZ

Obispo de Sigüenza-Guadalajara. Presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones

Jueves 27 de enero - 11 h. y 20 h.

“Falsos estereotipos y su influencia en las tendencias legislativas sobre la inmigración”

SERGIO BACIELA FERNÁNDEZ

Responsable del Programa de Inmigrantes de Cáritas Española

Viernes 28 de enero - 11 h. y 20 h.

“La Iglesia y los colectivos de la movilidad humana en la era de la globalización”

JOSÉ LUIS PINILLA MARTÍN, SJ

Secretario de la Comisión Episcopal de Migraciones

JOSÉ LUIS LASTRA PALACIOS

Coordinador de la Mesa diocesana de pastoral con inmigrantes de Burgos

domingo, 23 de enero de 2011

¡Urgente!: la unidad de los cristianos


JESÚS GÓMEZ

Domingo III del tiempo ordinario – Ciclo A

“Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4, 12-23)

Alrededor del año 50 llegó S. Pablo a Corinto, alicaído y temblando de miedo; no obstante, creó una comunidad cristiana. A la vuelta de un par de años dejó la ciudad y a la ciudad llegó Apolo, judío muy elocuente y muy versado en la Escritura. Con la gracia de Dios contribuyó en gran manera al provecho de los creyentes. El contraste tan marcado entre estos dos personajes provocó un enfrentamiento entre los admiradores de Apolo y los de Pablo. Cuando S. Pablo se enteró, su primera reacción fue agresiva: ¿Está dividido Cristo? Un convencimiento que le llega al fondo del alma: un solo Cristo, un solo Cuerpo de Cristo, una sola Iglesia. Iglesia dividida, Cristo desgarrado, descuartizado.

Las divisiones de hoy en el mundo cristiano son incomparablemente más graves que los enfrentamientos de Corinto. Somos nosotros, los cristianos, un obstáculo para que el mundo crea. Lo decía el Vaticano II: «En la génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios creyentes, en cuanto que, con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado el genuino rostro de Dios». Nuestro incrédulo mundo occidental, dejado ahora de la mano de Dios, seguirá de espaldas a Dios, mientras los cristianos no alcancemos la unidad en la fe, esperanza y caridad que Jesús, antes de morir, pidió para quienes creerían en él a lo largo de la historia.

En tiempos pasados y circunstancialmente en tiempos presentes la mutua interacción entre la sociedad civil y la religiosa influyó en las divisiones y sigue dificultando la unión. En las sociedades secularizadas los cristianos nos movemos con total independencia y se facilita la unión. Los encuentros entre los teólogos de las distintas confesiones, la oración de los creyentes van minando obstáculos a la unidad. Antes de orar por la unidad de los creyentes oró Jesús por la unidad de los obispos. Ellos, con los fieles a ellos encomendados, son factor imprescindible. Lo demuestra la concordia entre obispos anglicanos y católicos. Por lo que a nosotros católicos se refiere, quien aún es insensible y extraño a la urgencia de orar por la unidad en la fe de los creyentes, ni ha asimilado plenamente el Espíritu de Cristo ni se ha incorporado del Vaticano II.

El reinado de Dios se nos ha echado encima, afirma Jesucristo. Urge, pues, volver, darse media vuelta. ¡Volveos!, exclamación que recorre toda la predicación de los profetas y de Jesús. Dios no es indiferente al comportamiento humano. O nos volvemos o, como él dice, me volveré yo «y nos veremos las caras».

¡Padre! -suplicaba Jesús- «te ruego por aquellos que creen en mí, para que sean uno como nosotros (somos) uno, para que conozca el mundo que tú me enviaste y los amaste a ellos como me amaste a mí». Asumir como propia esta oración durante este octavario de oración universal por la unidad de los cristianos y siempre es constitutivo de la vida cristiana.

La Opinión-El Correo de Zamora, 23/01/11.

La religión y la pobreza


M.ª BELÉN SÁNCHEZ DE ANTA

Hay una frase célebre de autor anónimo que señala cómo el individuo puede renunciar a las posesiones materiales con el fin de acelerar su desarrollo espiritual -¡vía poderosa para sentirse bien!- que dice: «Hay gente tan sumamente pobre que solamente tiene dinero».

La religión desde el punto de vista de la providencia ha perdido influencia y ha dejado espacio libre a los intereses laicos, repitiéndose en los países donde hay más pobreza. Por ello se observa que las comunidades cristianas salen más beneficiadas cuando equilibran el Reino de Dios con el reino del hombre en lugar de utilizar el uno para suprimir el otro.

La lucha por la pobreza no es cuestión de servicios sociales ni un problema de ingresos mínimos, sino una cuestión de inserción social, cultural, política y de mentalización a nivel intelectual; estamos en una sociedad donde hay millones de personas que sufren por causa de las injusticias. Lógicamente siempre ha habido y habrá pobres, pero la situación actual en el mundo en que la mitad de la población está por debajo de la línea de la pobreza no tiene antecedentes, y es urgente y cada vez más necesario dar respuesta a este problema para erradicar la pobreza, proviniendo esta de un orden económico injusto.

Debemos conocer las causas de la pobreza, y para ello es necesario solidarizarnos y buscar y encontrar respuestas e ir contra lo que la produce, aportando ayuda inmediata y luchando contra la causa. Todo individuo vive en deuda con la sociedad y si reconocemos esta deuda estamos despertando la justicia en nosotros y en los demás. «Donde hay justicia no hay pobreza», según dijo Confucio.

Pero como oposición a la pobreza surge otro término que es fundamental para abordar este problema que es «la riqueza»; este término ha de utilizarse correctamente, ya que, en este mundo globalizado que últimamente va acompañado de una modernidad laica y un posmodernismo nihilista, si hacemos mal uso de la riqueza con lo que ello comporta, nos hemos cargado todo el sistema económico siendo una de sus consecuencias el incremento de los pobres; buscar riquezas como un fin en sí mismo es garantía de desgracia; pero si hacemos un uso sabio y compasivo del dinero mediante una distribución de la riqueza justa y equitativa, nos acercaremos a un orden económico más justo y caritativo deseado por todos, debiendo ser el Estado el que debe regular esa redistribución de la riqueza a través de sus departamentos ministeriales y realizando políticas integrales, por lo que ¿por qué no compartir la riqueza si con ello nos beneficiamos todos ya que nuestra meta es alcanzar un fin superior que es el bien común, para obtener la felicidad, sentimiento tan ansiado por el ser humano?; es una cuestión que está en nuestras manos, ya que todos, podríamos aportar nuestro granito de arena. Cultivemos el ejercicio de la caridad.

La Opinión-El Correo de Zamora, 23/01/11.

sábado, 22 de enero de 2011

El Colegio Sagrado Corazón de Jesús cumple 75 años


El próximo lunes a las 19,30 horas el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, regentado por las Religiosas del Amor de Dios en la ciudad de Zamora, comenzará los actos conmemorativos del 75 aniversario del centro educativo que nació en 1936 con el nombre SADEL de Usera.

Zamora, 22/01/11. Con el lema “75 años al servicio de la educación”, el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, regentado por las Religiosas del Amor de Dios, celebra el 75 aniversario de su fundación en la ciudad de Zamora. Con este motivo, en la semana del 24 al 28 de enero tendrá lugar la Semana Cultural con la mayor parte de actos conmemorativos de esta efeméride.

Apertura del aniversario y Día del educador

El próximo lunes 24 de enero tendrá lugar la apertura oficial del 75 aniversario, a partir de las 19,30 horas en el Salón de Actos del Colegio. Contará con la presencia del Director Provincial de Educación, Fernando Javier Prada Antón. Tras un pregón realizado por alumnos del centro, Javier Cortés Soriano, director general del Grupo Editorial SM y presidente de la Asociación de Editores de Madrid, pronunciará la conferencia de apertura, que será seguida de un acto cultural y un vino español.

Habrá otros actos a lo largo de la semana, como la eucaristía que celebrará la comunidad educativa el martes 25 a las 11,30 horas en la iglesia parroquial de María Auxiliadora, y varias actividades internas del Colegio. La cita principal tendrá lugar el viernes 28, cuando se celebre el Día del educador, con la eucaristía presidida por el obispo diocesano, Gregorio Martínez Sacristán, a las 12,30 horas en la Capilla del Colegio.

A lo largo del curso se sucederán otras convocatorias para continuar celebrando esta efeméride, como el Día del antiguo alumno, que será el 26 de marzo, y el acto oficial de clausura el 18 de junio, cuando tendrá lugar la Fiesta de la Solidaridad.

Historia del Colegio

Corría el año 1936 cuando la Congregación de Hermanas del Amor de Dios hacía ya unas décadas que había abierto el primer centro educativo privado del Distrito Universitario de Salamanca, en la ciudad de Toro. En Zamora capital, el Amor de Dios estaba presente desde 1884 en una residencia de estudiantes, que acudían a clases de magisterio en el Instituto Claudio Moyano.

Deseosa de dar una respuesta educativa a la necesidad de educación cristiana y de calidad donde fuera necesario, como diría su fundador, la congregación se fijó en una zona despoblada de Zamora donde no había presencia de centros educativos privados. La situación política en aquellos años no era favorable a la enseñanza privada, y no se permitía a las instituciones religiosas abrir centros de enseñanza.

Pero no cedió a las dificultades, sino que se constituyó como Asociación o Sociedad Anónima De Enseñanza Libre (SADEL), adquirió un pequeño chalé en el nº 3 de la entonces Carretera de Tordesillas, hoy Avda. Príncipe de Asturias, y abrió un colegio con el nombre de SADEL de Usera como no podía ser de otra manera porque quería ser fiel al legado educativo de Jerónimo Usera, fundador de la congregación religiosa.

El 25 de enero de 1936 se trasladaron a este centro las Religiosas del Amor de Dios y el primer grupo de alumnas. Dadas las circunstancias políticas de la Segunda República no pudieron darle publicidad, no hubo inauguración solemne, y sin apenas mobiliario escolar comenzaron las clases de Segunda Enseñanza, Párvulos e Idiomas. El Correo de Zamora del 12 de septiembre de 1936 lo anunciaba así:

“Este nuevo colegio abre sus aulas para alumnas internas, externas, mediopensionistas y párvulos. La enseñanza está a cargo de religiosas competentísimas y el método de enseñanza tiene por base los principios de la moderna pedagogía. El colegio SADEL de Usera está instalado en el magnífico chalé, número tres de la Carretera de Tordesillas, frente al Instituto Nacional de Segunda Enseñanza. Dispone de confortables e higiénicas clases y amplio campo de deportes”.

Por esta época cambia en España la situación política, el colegio cambió de nombre oficial (junio de 1937) y pasó a llamarse “Sagrado Corazón de Jesús”, y cambió también el nombre de la calle donde estaba situado, avenida del General Franco, nº 3. Pero no cambió el legado de Jerónimo Usera, la pedagogía del amor…que quería trasmitir. Este naciente Colegio de 1ª y 2ª Enseñanza siguió creciendo y amplió su oferta educativa. En septiembre de 1936 se establecen, además de las enseñanzas regladas, las enseñanzas especiales de música, mecanografía, taquigrafía, corte, etc., y también varios idiomas.

Presente y futuro del Colegio

El Padre Usera, en el primer reglamento que escribió para un colegio “Amor de Dios” decía así: “El mejor servicio que se puede prestar al cielo y al bienestar y prosperidad de los pueblos es preocuparse día y noche en educar niños para Dios para su familia y para la sociedad, y todo por amor a este mismo Dios”. Según explican sus responsables, la tarea del colegio hoy es hacer realidad este legado de Jerónimo Usera, la pedagogía del amor.

Esta pedagogía del fundador de las Religiosas del Amor de Dios se basa en las siguientes líneas: educar en, por y para el amor; formar desde una educación preventiva; acompañar a la persona; formar desde el ser, desde la ejemplaridad del educador (“el principal libro debe ser la maestra”, afirmaba Usera); educar desde la actualización permanente; y todo ello “con una metodología adecuada, dinámica y personalizada”.

La visión del Centro para el día de mañana es, según los docentes del Colegio, “educar integralmente a la persona fue el eje transversal del Proyecto Educativo Amor de Dios de Jerónimo Usera, siendo su aspiración”, que no era otra que “formar la inteligencia y moldear el corazón según los sentimientos de Cristo y los valores tradicionales de cada pueblo”.

jueves, 20 de enero de 2011

Fallece Teodoro García, sacerdote centenario de Zamora


Ayer falleció el sacerdote diocesano de Zamora Teodoro García González, canónigo emérito de la Catedral, a los 100 años de edad y 75 de ministerio. El funeral tendrá lugar en la Catedral mañana, sábado 22, a las 11 horas.

Zamora, 21/01/11. En la noche de ayer, jueves 20 de enero, falleció en Toro el sacerdote diocesano Teodoro García González, cuando contaba 100 años de edad y 75 de ministerio. El pasado mes de mayo la Diócesis de Zamora le hizo un homenaje, con una eucaristía presidida por el obispo con motivo de su centenario.

Teodoro García González nació en la localidad zamorana de Cazurra el 14 de mayo de 1910, y fue ordenado sacerdote el 15 de junio de 1935. Además de sus estudios en el Seminario San Atilano, se licenció en Sagrada Teología y en Derecho Canónico en la Universidad de Salamanca en 1944, donde también hizo cursos de doctorado.

Sus labores pastorales estuvieron vinculadas a diversas parroquias de la Diócesis. Comenzó como coadjutor y después regente y ecónomo de Peleas de Arriba y Casaseca de Campeán. Tras cinco años en estas localidades, en 1940 pasó a ser ecónomo de El Cubo del Vino y encargado de Mayalde, de donde cesó para los estudios en la universidad salmantina.

Al regreso de su etapa académica, fue ecónomo de Pajares de la Lampreana, y más tarde, en 1952, fue nombrado profesor de Religión y de Francés del Seminario Menor “San Luis y San Victoriano” de Toro, y padre espiritual del centro, tarea que simultaneó con la capellanía de las Clarisas de Toro.

En 1956 pasó a ser coadjutor de la Parroquia de San Frontis de la capital, y capellán del Ayuntamiento. Cuatro años después fue nombrado capellán de las Clarisas de Zamora, y en 1967 entró en el Cabildo Catedral como beneficiado. Ese mismo año comenzó a ser Promotor de Justicia y Defensor del Vínculo del Tribunal Eclesiástico Diocesano. En 1979, además, fue elegido miembro del Consejo Diocesano de Administración.

En 1981 fue nombrado canónigo de la Catedral de Zamora, cargo del que fue emérito desde su jubilación en el año 1985 hasta el momento de su muerte. Estos últimos años los ha pasado en una residencia de ancianos de Toro.

Las exequias se celebrarán con la eucaristía el próximo sábado 22 a las 11 horas en la S.I. Catedral. Su cuerpo estará hasta entonces en el Tanatorio Sever de Zamora (Carretera de Villalpando). Descanse en paz.


ENTREVISTA A D. TEODORO

Publicada con ocasión de su centenario en la hoja diocesana Iglesia en Zamora nº 96 (25 de abril de 2010), p. 4.

- ¿Quién es don Teodoro García González?

Ante todo me considero un sacerdote sencillo, que debe dar gracias a Dios por haber llegado a los 100 años en un estado de salud del que no puedo quejarme para mi edad.

- Usted fue formado en una manera concreta de ser sacerdote. ¿Cómo ve la evolución que ha tenido estos años la identidad presbiteral?

Algunas cosas han cambiado, pero lo básico sigue igual, el sacerdocio sigue siendo una forma de servir a la Iglesia y a Dios, se trata de vivir para Dios. Hoy para los sacerdotes resulta más difícil conseguir que la gente no se aleje de la fe.

- ¿Cuáles han sido las grandes alegrías de su ministerio? ¿Por qué cosas, lugares o personas le da gracias a Dios?

Puedo dar gracias a Dios por todo. Podría destacar como momentos que nunca olvidaré cuando canté misa, o también el reto de participar en la puesta en marcha del Seminario de Toro, y poder participar en la formación de tantos chicos, muchos de ellos hoy buenos sacerdotes. Cuando dejé el Seminario de Toro, el número de alumnos había ascendido ya considerablemente, me alegró mucho que aquello funcionara tan bien. También guardo muy buenos recuerdos de mi paso por las parroquias de los pueblos, donde a pesar del tiempo transcurrido me siguen recordando y demostrando su cariño.

- ¿Y las desilusiones o disgustos? ¿De qué se arrepiente, qué habría podido mejorar?

Siempre hay momentos más difíciles, pero no he tenido ninguna desilusión notable. Sin embargo, uno siempre puede mejorar en casi todo.

- ¿Qué significó el Seminario en su vida?

El Seminario es la semilla de mi sacerdocio, tengo buenos recuerdos especialmente de lo enriquecedor de la convivencia con los compañeros. Mi vuelta al Seminario ya siendo sacerdote fue en la puesta en marcha del Seminario Menor de Toro, donde estuve cuatro años. Recuerdo como anécdota que me nombraron profesor de francés sin haber recibido nunca clases de francés, pero con trabajo y la ayuda de Dios pude hacer frente, creo que bien, pues nadie se dio cuenta…

- ¿Cómo ve la Diócesis de Zamora en la actualidad?

La salud y sobre todo, la pérdida de la audición, me han alejado de la vida diocesana desde mi jubilación, pero sí que percibo que se progresa en dinamismo. Se prospera, pese a la reducción del número de sacerdotes, en las ganas e ilusión cada vez mayores que ponen cada uno de ellos.

- Para usted, desde su larga trayectoria sacerdotal, ¿qué es lo más importante en un cura?

Lo más importante es el servicio al Señor, estar en contacto con Él.

- Después de tantos años, y mirando para atrás… ¿ha valido la pena?

Después de tantos años, y vista la labor realizada, creo claramente que sí. Hoy si tuviera que volver a empezar lo volvería a hacer.

- Si ahora tuviera que animar a un joven que esté haciendo su discernimiento vocacional y valorando la posibilidad de ser sacerdote, ¿qué le diría?

Primordialmente que desprecie lo terreno y que siga la llamada del Señor. En esta sociedad, entre tanto ruido para los jóvenes se hace difícil de escuchar al Señor, pero hay que tener valentía y saber oír y sobe todo escucharle y mantenerle presente en sus vidas.