Zamora, 30/03/12. Hoy se estrena en Zamora la película “Prefiero el
paraíso”, que narra la vida de San Felipe Neri. Producida por los responsables
de otro conocido largometraje sobre San Juan Bosco, llega a los cines españoles
después de haber reunido a más de 6 millones de su estreno en televisión en
Italia (donde se emitió como miniserie en la RAI).
La proyectará Multicines Zamora, en el pase diario de las 17,30 horas. Una buena ocasión para volver
a ver, en Semana Santa, cine religioso actual. Para más información, consultar
la cartelera
de Multicines (Avda. Víctor Gallego 20; tlf. 980 510 298).
Prefiero el paraíso
Reseña de Luis Santamaría del Río
publicada en la hoja diocesana Iglesia en
Zamora nº 140 (1/04/12).
Hace unos días hemos oído por
todos lados que la Constitución de 1812, la ya bicentenaria “Pepa” (que, por
cierto, empezaba su texto invocando a Dios), fue promulgada en la iglesia del
Oratorio de San Felipe Neri en Cádiz. Mucha gente no tendrá ni idea de que esto
alude a la congregación fundada por ese santo. A Filippo Neri (1515-1595) lo
llamaron el segundo apóstol de Roma, y también el santo de la alegría, o el
juglar de Dios. Y ahora llega a los cines españoles una buena película sobre
él.
Aunque es más conocido por su
frase “Sed buenos si podéis”, el director italiano Giacomo Campiotti ha
escogido para titular este largometraje una expresión que pone en boca del
santo cuando el Papa le ofrece ser cardenal, y que canta una y otra vez con los
niños callejeros de Roma:“¡prefiero el paraíso!”. La película que
podemos ver a partir del 30 de marzo es la adaptación de la exitosa miniserie
que coprodujeron la RAIy Lux Vide, con una magistral actuación
del actor y cantante Gigi Proietti, muy popular en Italia.
He tenido ocasión de ver la
película –larga, de 130 minutos de duración– antes de su doblaje al castellano,
y puedo afirmar que refleja de forma entrañable, cercana y muy humana al
apóstol de la alegría. Un cura que llega, sucio del camino, a la Ciudad Eterna
porque quiere irse a las misiones con los jesuitas, pero que descubre su misión
entre los más pequeños de la urbe, que viven abandonados y explotados. Entre
muchas dificultades, contará siempre con la ayuda de Dios.
Parece que en los últimos tiempos
resurge el cine religioso, y el público vuelve a tener interés en producciones
como ésta. En nuestra ciudad tenemos la suerte de tenerla, por unos días, en
Multicines Zamora. Consulten la hora en la cartelera, y no se la pierdan.
“Cuando yo sea elevado
sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,32)
Nos encontramos en el último
domingo antes de comenzar la Semana Mayor de la fe cristiana. Hoy resuena en el
Evangelio un grito, un deseo que muchos de nosotros también, en algún momento
de nuestra vida, habremos expresado: «Queremos ver a Jesús». Se lo manifiestan
unos griegos, gentiles, paganos, no judíos, al apóstol Felipe. ¿Qué expresan
con este deseo? Alguien me podría contestar: «Está claro: conocer a Jesús».
Pero conocer es más que simplemente ver. Ellos eran griegos, personas ajenas al
pueblo judío, como nosotros hoy. Podría parecer que Jesús no tenía nada que ver
con ellos, que no les decía nada, que no significaba nada porque no es más que
un judío que está en Jerusalén para celebrar una fiesta religiosa propia. Pero
la vida y el mensaje de Cristo les ha impactado y por eso intentan concertar un
encuentro con Él, a través de Felipe. No les convence lo que otros le han dicho
sobre Jesús, desean escucharlo por sí mismos, acercarse ellos personalmente,
encontrarse con Él cara a cara.
Aquellos griegos lograron cumplir
su deseo, se aproximaron a Jesús, guiados por quienes sabían dónde estaba
Cristo —los apóstoles Felipe y Andrés— y lo vieron, pero, sobre todo, lo
escucharon. «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí»,
les dijo el Señor. ¿Elevado sobre la tierra? ¿Levitando, flotando, volando?
Desde luego que no. Eso no atraería a nadie. Elevado en una cruz sobre la
tierra, como prueba de su inmenso amor por nosotros, como prueba definitiva del
amor de Dios por cada uno de nosotros. Eso sí atrae, eso sí impacta, eso sí
consigue conmocionar a quien sabe apreciar las verdaderas dimensiones de esta
imagen del hijo de Dios torturado hasta la muerte en una cruz por nosotros, por
nuestros pecados, para nuestra salvación.
«Queremos ver a Jesús». Ahí lo
tenéis: suspendido en la cruz, clavado en ella, muriendo ejecutado porque te
ama y te salva. Elevado sobre la tierra para que sea visible a todos los que
quieran contemplarlo. Es Dios hecho hombre para entrar en lo más profundo, en
lo más oscuro, en lo más horrible de la humanidad y rescatarnos, sacarnos de
ahí, llevarnos con Él hasta la realidad eterna de su gloria. «El príncipe de
este mundo va a ser echado fuera». ¿Quién? ¿El emperador de Roma? No, no es
Tiberio, se refiere al diablo. Para sacarnos de su influencia, para liberarnos
de sus redes Cristo entrega su vida y Dios Padre lo resucita. Él ha vencido, Él
ha salido victorioso. Nosotros somos libres de verdad. ¿Seremos capaces de ver
al auténtico Jesús? Podemos, mejor incluso que aquellos griegos, pero ¿queremos
ver a Jesús?
Muchas familias deciden estos
días a qué colegio confiarán la formación de sus retoños. Una decisión
aparentemente fácil que tiene consecuencias mayores. Cuando elegimos colegio
para nuestros hijos no podemos obviar que el lugar en el que ellos se eduquen los
próximos años va a dejar una huella para el resto de sus días.
Puede que a la hora de elegir nos
rindamos a la modernidad de unas instalaciones o a la dotación de recursos. Lo
transcendente en los ambientes educativos no es la cantidad de instrumentos de
aprendizaje, ni siquiera la limpieza de las estancias y tampoco la cercanía al
domicilio. Cuando hablamos de educación lo primordial de un centro es su
Proyecto.
Los centros educativos de nuestra
provincia gozan de buena salud, de hecho los informes que emiten las
instituciones europeas (PISA) dan una nota alta al rendimiento en nuestra
comunidad. Sin embargo esos mismos estudios sólo evalúan los resultados
académicos.
¿Qué ocurre con los resultados de
la educación en las personas? Existe una tendencia acentuada en los años
precedentes que ha pretendido reducir el aprendizaje de los alumnos a lo
puramente utilitarista para el día de mañana. Como consecuencia, el olvido del
resto de dimensiones del ser humano, esenciales para su desarrollo personal y
social. Hoy la sociedad echa de menos valores humanos válidos para crecer y
construir un entorno más humano, con propuestas alternativas al estilo de vida
convencional.
En nuestra provincia contamos con
doce colegios concertados de carácter religioso en los que además de las
enseñanzas regladas por la administración educativa, nos encontraremos con un
modelo educativo definido, caracterizado por cuatro elementos esenciales: la
preparación académica de los alumnos, la incesante labor en la educación en valores,
el cuidado de la dimensión religiosa y el compromiso social con el entorno.
Quien los conoce desde dentro sabe que la preparación académica va íntimamente
ligada a una honda preocupación por formar personas íntegras asentadas en
valores éticos y religiosos válidos en el siglo XXI, porque además de formar
magníficos científicos, hemos de construir buenas personas que edifiquen la
sociedad de mañana sobre las bases del humanismo, no desde el mercantilismo. No
deberíamos olvidar que la mayor inversión que una familia hace en su vida no es
otra que la educación de sus hijos, ese será su mejor legado.
Gregorio Martínez Sacristán será uno de los
pocos obispos españoles que acudirán a Cuba con motivo de la visita del Papa a
la isla del 26 al 28 de marzo.
Zamora, 23/03/12. El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, estará en Cuba durante la visita
apostólica que hará el papa Benedicto
XVI del 26 al 28 de marzo, por primera vez en su pontificado. El prelado
zamorano, invitado por la Secretaría General de la Conferencia de Obispos
Católicos de Cuba, saldrá de España el sábado 24 y regresará el viernes 30 de
marzo.
La razón de esta invitación es
que monseñor Martínez Sacristán acudió diez veces a la isla caribeña como
profesor, y después director (lo fue de 1988 a 1995), del Instituto
Internacional de Teología a Distancia (IITD), cuando era sacerdote diocesano de
Madrid. En esos diez años permaneció en Cuba alrededor de un mes en cada
visita, impartiendo cursos de formación a diversos sectores de la Iglesia cubana,
sobre todo a sacerdotes y religiosas. De hecho, varios de los obispos actuales
han sido alumnos suyos.
Junto al obispo de Zamora viajará
también el prelado abulense, Jesús
García Burillo, que también viajó varias veces a Cuba como profesor del IITD.
Residirán en La Habana, donde concelebrarán en la Misa que Benedicto XVI
presidirá en la Plaza de la Revolución el 28 de marzo. Está pendiente de
confirmarse su presencia en los actos que tengan lugar fuera de la capital,
dependiendo de la organización y el transporte.
En la Diócesis de Zamora 13.661 alumnos de
los centros escolares se han matriculado para este curso de la asignatura de
Religión Católica, lo que constituye casi el 80% de la población estudiantil,
diez puntos por encima de la media nacional.
Zamora, 19/03/12. La Delegación Diocesana de Enseñanza hace
públicas hoy las cifras de la matriculación en la asignatura de Religión
Católica en la Diócesis de Zamora a partir de los datos estadísticos
facilitados por los centros educativos públicos y concertados. De los 17.168
alumnos censados durante el curso escolar 2011/12, están matriculados en
Religión 13.661, lo que constituye un 79,57%.
Estas cifras hacen que la Diócesis
de Zamora se encuentre diez puntos por encima de la media nacional, ya que las estadísticas
hechas públicas recientemente por la Conferencia Episcopal Española hablan de un
70,2% de alumnos, cuando en Zamora el porcentaje es prácticamente de un 80%. En
total, casi 4.700.000 escolares cursan la asignatura de Religión en todo el
país.
Si en la escuela concertada la
práctica totalidad del alumnado cursa Religión, en la enseñanza pública los
porcentajes son los siguientes: el 87% en Educación Infantil, el 82,67% en
Educación Primaria, el 54,27% en Educación Secundaria Obligatoria y el 40% en
Bachillerato. Los centros públicos tienen obligación de ofertar la asignatura
confesional de Religión, pero la matriculación de los alumnos es voluntaria.
La Delegación Diocesana de
Enseñanza valora muy positivamente estas cifras y considera que “la opción por la enseñanza de Religión en
la escuela sigue siendo el complemento esencial para alcanzar la educación
integral de los alumnos en las enseñanzas Primaria y Secundaria”.
Según el delegado diocesano, Juan Carlos López, “los profesores de Religión de la Diócesis de Zamora son conscientes de
que su asignatura ofrece un plus formativo fundamental y desde hace años están
inmersos en un programa de formación y reciclaje que pasa por actualizar
conocimientos y recursos pedagógicos para alcanzar la excelencia educativa de
sus alumnos”.
Además, explica, “los resultados porcentuales de los alumnos
de religión en Zamora, muy por encima de la media nacional, son fruto de una
fuerte tradición religiosa, pero también del empeño y del saber hacer que los
docentes aplican en el día a día en las aulas. Ser alumno de Religión en el
siglo XXI no es una opción sencilla, pero reporta beneficios culturales y
personales que las familias siguen valorando muy positivamente y que se
traducen en una confianza mayoritaria hacia el aprendizaje de los contenidos de
la fe católica en la escuela”.
En este momento el profesorado de
Religión de Zamora tiene como objetivo para el curso 2012/13 rentabilizar todos
los recursos que ofrece la provincia tanto desde el punto de vista patrimonial
como desde el punto de vista de la religiosidad popular para, así, añadir a los
contenidos generales de la asignatura otros más locales que ayuden a conocer la
cultura y tradición propias.
- Díptico promocional de la ERE
para el curso 2012/13:
“Tanto amó Dios al
mundo, que entregó a su Hijo único” (Jn 3,16)
Cuando llegan fechas de romería,
o la misma Semana Santa que ya tenemos a las puertas, siempre me hago la misma
pregunta. ¿Dónde encontrar una palabra constructiva para aquellas personas que
sobre todo están apegadas a una imagen? ¿Qué decirles sobre lo que representa
su piedad hacia esas imágenes? Algunos me insinúan que no son más que un trozo
de madera, pero me resisto a pensar así. Descubro en el evangelio de hoy una
tradición judía, que quizá me ayude en este punto.
Jesús menciona el episodio en el
que Moisés elevó aquella serpiente en el desierto. Y hace la comparación de que
de esa misma forma Él será elevado. Aquella tradición está recogida en el libro
de los Números. Cuenta cómo Moisés intercede por el pueblo ante Dios por el
ataque de una plaga de serpientes. Moisés, instruido por Dios, colocó una
serpiente de bronce en lo alto de un mástil y todo aquel que la miraba, aunque
hubiera sido atacado por uno de esos reptiles, viviría.
Cuanto menos, parece curiosa la
solución, y más cuando es conocida la inclinación del pueblo de Israel a
abandonar a Dios por otros ídolos. La tentación estaba servida: un mástil con
una serpiente que trae la salvación a quienes miran hacia ella. No es muy
diferente de la fe, verdadera, profunda y sencilla de muchos hombres y mujeres
de nuestro alrededor, que pueden tener la tentación de encerrar la grandeza de
Dios en una imagen, y más cuando puestos sus ojos en ella oran por sus
necesidades y hallan que son escuchadas.
Sea como fuere, parece que el
pueblo al recordar aquel antiguo episodio en el libro de la Sabiduría, reconoce
tras el signo de la serpiente de bronce el poder de Dios: «tenían un signo de
salvación para recordar tus mandamientos, y el que lo miraba se curaba, no por
lo que contemplaba, sino por ti, el Salvador». De esta misma forma el
crucificado que se eleva en las devociones populares y en las liturgias es
signo de aquel otro del Calvario. El mismo, que comparándose con la serpiente,
no sólo nos trae una salvación mundana de las enfermedades, sino que nos trae
una vida nueva. Porque tanto amó Dios al mundo que ya no colocó una serpiente
de bronce como signo de su misericordia, sino que envió a su propio Hijo.
Escribo con el punto de mira
alzado, sobrepasando incluso la jornada del domingo que, por ser de Cuaresma,
está llamada a prevalecer. Pero es que un escalón más arriba, a veinticuatro
horas vista, se celebra la festividad San José y, con ella, el «Día del
Seminario». Leo las Cartas Pastorales de los Obispos para la ocasión y es de
admirar la sintonía, la general preocupación por la escasez de vocaciones al
sacerdocio. Miramos al cielo y esperamos nos llueva el remedio a la pertinaz sequía,
a la adversa meteorología vocacional. Nos dolemos, culpabilizamos incluso a
Dios, Él es, nos decimos, el más interesado en dotar a su pueblo de pastores
según su corazón.
La Conferencia Episcopal Española
nos adelanta el dato de 51 seminaristas mayores más en este Curso 2011/2012 que
en el pasado año y, con ser esperanzador el dato, miramos la infinitud de este
nuestro mundo rural y se nos ocurre la misma pregunta entre sorprendida y
esperanzada de Andrés a Jesús en la multiplicación de los panes y de los peces:
«¿Qué es esto para tanta gente?». Hace ahora seis años escribía también un
comentario («Lo necio y débil de Dios») ante el Día del Seminario y con el
telón de fondo de la ordenación de «un» sacerdote. Y digo «un» no como artículo
indeterminado, como si no hubiera nombre, sino como adverbio de cantidad. ¿Cómo
cabría pensar, decía, que la ordenación de un solo sacerdote iba a suscitar
tantas esperanzas, contribuir a elevar el ánimo de toda una Diócesis? Y es que
la vocación al estado religioso o sacerdotal está contraviniendo la conocida
ley de la oferta y la demanda: una necesidad tan sentida, una oferta tan
limitada.
Difícil empresa la de engendrar
sacerdotes en un camino minado por las incomprensiones, dificultado en el
presente por la frialdad y el absentismo religioso, marcado por una crisis que
depaupera el alma más que los bolsillos. Toda causa que merezca el nombre de
noble y quiera perdurar necesita de amplios consensos. Esta es una. Quizás sea
verdad que nuestras comunidades cristianas aún no han asimilado el alcance de
la actual crisis vocacional. Llegar a ser cura requiere una determinada
temperatura que aportan por igual el líquido amniótico materno, el calor y el
amparo de la familia, el riego sanguíneo de la fe, las necesidades sentidas
tanto de la Iglesia como de la sociedad. Escribo esto al observar la vida, los
trabajos y afanes y ese tiempo sin tiempo de los jóvenes sacerdotes ordenados
en los últimos años. «Pasión por el Evangelio» es lo suyo, «Pasión por el
Evangelio» también en los formadores y en ese pequeño grupito de seminaristas
menores en San Atilano, más que un requisito y un aval condición sine qua non
para los elegidos de Dios.
Los profesores de Religión de Zamora han
invitado al Padre Jony, cura rockero, a presentar sus actividades solidarias y
la promoción de valores a través de la música en varios centros educativos de
la provincia del 20 al 23 de marzo. También tendrá actos públicos en Zamora,
Benavente y Toro.
Zamora, 15/03/12. La próxima semana estará en Zamora el Padre Jony, sacerdote catalán conocido
por su faceta artística y sus actividades de sensibilización solidaria con
adolescentes en toda España. Del 20 al 23 de marzo visitará varios centros
educativos (institutos públicos y centros concertados), al menos de la capital,
Benavente y Villalpando, y en ellos trabajará valores a través de la música
rock y presentará su Fundación “Provocando la paz”.
Además de esta actividad,
promovida por los profesores de la asignatura de Religión, y que tendrá lugar
por las mañanas, todos los interesados podrán acudir a los actos públicos que
se han programado en los tres núcleos principales de población de la provincia.
Los actos consistirán en una presentación audiovisual y de los materiales
elaborados por el Padre Jony y su Fundación “Provocando la paz”, que colabora
con Manos Unidas en proyectos de desarrollo en el tercer mundo.
Así, el martes 20 estará en Toro,
donde tendrá una presentación a las 18 horas en el Salón de Actos del Colegio
del Amor de Dios. El miércoles 21 será el turno de Zamora, a partir de las
20,15 horas en La Alhóndiga. Y, por fin, el jueves 22 se acercará a Benavente,
donde intervendrá a las 18 horas en el Salón de Actos del Colegio San Vicente
de Paúl.
Como en otras ocasiones, se están
promocionando estas actividades a través de los canales de la Diócesis de
Zamora en las principales redes sociales de Internet (Facebook, Tuenti y
Twitter).
Es la segunda ocasión en la que
el Padre Jony se acerca a la provincia de Zamora, donde ya
estuvo en diciembre de 2009, cuando presentó su libro Notas de un cura rockero. Joan
Enric Reverté (su nombre real), de la Diócesis de Tortosa, compagina con su
ministerio pastoral su afición a la música, lo que le ha llevado a sacar varios
discos de rock.
Desde bien pequeño Reverté mostró
interés por la música. En el Seminario de Tortosa creó su grupo “Seminari
Boys”. Estudió solfeo, piano y canto. La muerte de un compañero por sobredosis
le empujó a dar el paso definitivo, y en 1992 fue ordenado sacerdote.
Actualmente es rector de la parroquia de San Pedro Apóstol de Les Cases
d`Alcanar (Tortosa). Ha sido misionero en países como Guinea Ecuatorial y
Honduras. En 1999 creó el grupo Properly, y en el 2005 sacó su primer disco y
creó la Fundación “Provocando la Paz”, que tiene por objeto promocionar la paz
y la solidaridad. También es el promotor de la “Plataforma Antiaborregamiento”.
Zamora, 14/03/12. La mesa redonda que tuvo lugar
ayer, martes 13 de marzo, con motivo de la celebración del Día del Seminario el
próximo domingo, reunió en el centro cultural La Marina a cinco de los rectores
de los Seminarios Menor y Mayor que han marcado una época en la vida de la Diócesis
de Zamora.
Cinco rostros de
un Seminario
Tomás Calero durante 26 años fue formador (12 de ellos, rector) del Seminario
Menor, ubicado por entonces en Toro (1963-1989). José Francisco Matías, más conocido por Joselín, ocupó este puesto
desde 1989 hasta 1999. Le siguió en la tarea César Salvador durante seis años, de 1999 hasta 2005.
Posteriormente, cogió las riendas Miguel
Ángel Hernández –actualmente en EE.UU.– y a día de hoy el rector del Seminario
Menor es Florentino Pérez. Por
cierto, el rector más joven de España.
La moderadora de la mesa, Carmen Ferreras, destacó de Calero su
gran conocimiento y facilidad con las nuevas tecnologías: “dicen de él que siempre está a la última”. De Joselín resaltó su
cualidad como sacerdote “extremadamente
ordenado para todo”. De César reconoció su “cercanía y desenvoltura incluso en los momentos críticos”.
Pero además de los responsables del Seminario
Menor, también acudieron a la cita dos rectores del Seminario Mayor. La
moderadora saludó a Agustín Montalvo,
quien fue rector entre los años 1974 y 1992, diciendo que era y es “padre, en el sentido más amplio y hermoso
de la palabra”. Sus pasos en el Seminario Mayor, ubicado por entonces en
Salamanca, los siguió Eustaquio Martínez,
que ocupó la rectoría de 1992 a 2009. De Eustaquio, Carmen Ferreras destacó su
logro en la consecución de “importantes
hornadas de curas”.
Bajo la atenta y emocionada mirada del
obispo, Gregorio Martínez Sacristán,
comenzaba la mesa redonda. El prelado quiso dar inicio a la charla con unas
palabras de aliento para todos ellos: “aprovecho
para felicitar a todos los rectores por su labor”, y se mostró optimista: “veo con esperanza el futuro porque hoy hay
jóvenes en el Seminario Menor que dicen sin miedo que se plantean ser curas y
el pasado sábado en Toro, durante la convivencia, hubo muchos chavales”.
Desde los años 70
hasta hoy
El primero en comenzar el relato de la
historia del Seminario fue el sacerdote Agustín Montalvo. Durante sus 18 años
como rector del Seminario Mayor vivió dos generaciones muy diferentes. En la
primera se encontró unos seminaristas y una sociedad post-franquistas con
muchas ganas de cambio, revolución y “la Iglesia
tenía que dar una respuesta y por entonces tenía una palabra muy rica”. La
Iglesia caminaba entonces por “el cambio
hacia algo más cercano a todos, sobre todo a los pobres”.
Los seminaristas en esa época eran “críticos con la Teología que estudiaban”
y aparece también un descenso del número de vocaciones. En 1969 el Seminario Mayor
se traslada a Salamanca y los jóvenes seminaristas vivían “en la mística de lo pequeño, todos querían ir a pequeños pueblecitos”.
La segunda etapa de su rectorado Montalvo
vivió una época, ya en democracia, en la que la sociedad vive un “cierto desapego hacia la Iglesia”. En
el último año había en el Seminario Mayor 13 estudiantes. “Fueron unos años muy felices para mí”, sentenció el presbítero.
Eustaquio Martínez continuó en el Seminario Mayor
incorporándose en 1992, cuando en España se vivía ambiente de fiesta: la Expo,
Juegos Olímpicos… Pero se empiezan a oír términos como burbuja inmobiliaria o
crisis. El ambiente educativo llegaba marcado por la aparición de Internet, una
realidad que entonces “preocupaba” a
los docentes y “entusiasmaba” a los
alumnos, seminaristas y no seminaristas. En estos años la figura de Juan Pablo II se convierte “en un referente para los seminaristas”,
los grupos vocacionales diocesanos surgen con fuerza y el Seminario Mayor de
Zamora se coloca en una posición “referente”
en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Tras la euforia provocada por la llegada del
euro y la bonanza económica, comienza la gran depresión en 2007. Eustaquio
asegura que comenzó el “aminoramiento de
vocaciones” que provocó una reflexión: “cómo
continuar este proceso formativo, quién se siente llamado, etc.”.
Finalmente en 2009 se cierra la casa que la diócesis de Zamora tenía en
Salamanca, el Teologado: “para mí supuso
cerrar una etapa”.
Toro y Zamora,
sedes del Seminario Menor
La historia del Seminario Menor comenzó a
relatarla Tomás Calero. En aquellos años las instalaciones del Seminario Menor
se encontraban en Toro. Calero recuerda que de aquel Seminario
salieron 132 sacerdotes y 2 obispos, y estudiaron allí más de 1600 alumnos entre 1952 y 1995. Pero cuando llegó
1989 Tomás recaló en Benavente: “me
mandaron de párroco a Benavente y yo poco sabía entonces de eso, de bautizos,
de comuniones… Tuve que adaptarme a mi nueva vida”.
Joselín siguió el sendero marcado por Calero
cuando el obispo Eduardo Poveda lo
nombró rector del Seminario Menor de Toro: “una
tarea difícil y apasionante”. El nuevo rector vivió la época en la que la
diócesis se planteaba trasladar el Seminario a la capital, Zamora. “Podían estar los seminaristas algo
despegados de la realidad de las actividades diocesanas” y así en el curso
95-96 se produjo el cambio a Zamora. Al lugar en el que actualmente se
encuentra el Seminario Menor San Atilano.
Fue una época de inflexión vocacional y se
perdieron algunos seminaristas: “pasamos
de los más de 40 en Toro a los 30 aquí”. Otro aspecto importante del que
participó Joselín fue la celebración del bicentenario del nacimiento del Seminario
en 1997.
César Salvador recuerda que la sociedad vivía
el efecto 2000 cuando él llegó al rectorado. Sus líneas educativas fueron claras:
“mantener la fidelidad, nadar a
contracorriente, y se insistió en que la elección del sacerdocio aunque no era
masiva, sí es grandiosa”.
Le corresponde a César emprender, en medio de
un gran boom económico, las reformas
de las dependencias del Seminario de Zamora. Al mismo tiempo que la sociedad
derrochaba en lo material, en el Seminario inculcaban “la austeridad, la humildad, la solidaridad y vivir en permanente
actitud de agradecimiento”.
Por último, y después de la etapa de Miguel
Ángel Hernández, llegó Florentino Pérez. El actual rector del Seminario Menor
dice que se viven “tiempos recios, de
crisis económica y sobre todo de valores y vocaciones”. En ese ambiente se
desarrolla la realidad cotidiana del Seminario San Atilano, pero algo positivo
ha devuelto la esperanza: “la JMJ ha sido
clave y se ha vivido un rebrote de vocaciones”.
Y es que Tino, como le llaman sus alumnos,
reconoce que la participación de los adolescentes en los Días en las Diócesis (DED)
ha devuelto la esperanza vocacional. “Algunos
de ellos después de la JMJ se plantean ser curas. Se han dado cuenta de que no
es una realidad envejecida, sino que es algo joven y se han sentido
interpelados por esos jóvenes”. La mesa redonda finalizó con el
agradecimiento y bendición del obispo.
Con una mesa redonda en la que participarán
varios rectores del Seminario de las últimas décadas, y que tendrá lugar a las
20,30 horas de hoy en el Centro Cultural La Marina, arrancan los actos públicos
de celebración del Día del Seminario en Zamora que, con el lema “Pasión por el
evangelio”, se desarrollarán hasta el domingo 18.
Zamora, 13/03/12. El próximo domingo 18 de marzo se celebra en la
Diócesis de Zamora el Día del Seminario, con el lema “Pasión por el evangelio”.
El Seminario San Atilano cuenta con 36 alumnos que estudian Secundaria en el
histórico edificio del centro de Zamora, y 1 seminarista mayor que cursa 2º de
Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Preocupación por las vocaciones
En su carta quincenal en la hoja
diocesana Iglesia en Zamora, el
obispo Gregorio Martínez Sacristán
afirma que “nuestra Diócesis mantiene su
propio Seminario, bien es verdad que en la actualidad vivimos una escasez
notable de vocaciones sacerdotales, lo cual constituye una gran preocupación
para mí, como también ha de serlo para todos y cada uno de los cristianos, ya
que a todos nos incumbe la solicitud por las vocaciones”.
Por eso, el prelado subraya que “el Día del Seminario nos presenta una
provechosa oportunidad para que nos interesemos y esforcemos más por promover,
suscitar y acompañar nuevas vocaciones al ministerio sacerdotal, tanto respecto
de nuevas incorporaciones al Seminario Mayor, como también de nuevos alumnos
para nuestro Seminario Menor Diocesano”.
Por su parte, el rector de los
Seminarios Menor y Mayor de Zamora, el sacerdote Florentino Pérez, en la rueda de prensa de presentación de la
campaña afirmaba ayer que “en estos
momentos, el 17% de los alumnos del Seminario Menor no descarta la posibilidad
de ser sacerdotes en un futuro”. Son los signos de esperanza en una
situación ciertamente preocupante, ya que Pérez señala que “el descenso del número de ordenaciones en los últimos diez años nos
habla de una crisis vocacional a la que debe enfrentarse el Seminario”.
La oferta educativa del Seminario Menor
Por ello, la apuesta del
Seminario Menor San Atilano para este curso ha sido, además de otras
actividades públicas y la presencia en los medios de comunicación, la puesta a
punto de una campaña publicitaria que, con el lema “Yo quiero ir”, pretende
informar a toda la sociedad zamorana sobre la oferta educativa del centro.
En palabras del rector, “la característica principal que define al
Seminario y lo diferencia de los demás centros educativos es que en él se
ofrece una educación cimentada sobre la orientación vocacional. A todos los
alumnos se les ofrece la posibilidad de plantearse la vocación sacerdotal,
desde el más absoluto y escrupuloso respeto a la libertad personal de cada uno”.
La razón de realizar esta campaña
es clara: “nos hemos dado cuenta de que
no se conoce en Zamora nuestra oferta educativa integral”, reconocía
Florentino Pérez. La campaña consta de un vídeo, colgado en YouTube y titulado “I
go to Seminary”; de una lona colgada en la fachada principal del edificio;
de un folleto explicativo de las características de nuestro centro; y de un
cartel que se ha repartido por numerosos comercios y parroquias de Zamora.
“Nuestra oferta educativa tiene una calidad tan alta que merecer darse
a conocer en nuestra sociedad, pero teniendo en cuenta que no buscamos la
captación de un número elevado de alumnos, puesto que la personalización en la
enseñanza es nuestra seña de identidad”, explicó a los medios el rector. En
definitiva, “estamos convencidos de que
la personalización, unida a una formación integral desde los valores del
evangelio obtienen de cada alumno lo mejor de sí mismo, y le ayudan a madurar
adecuadamente encontrando su propio lugar en la sociedad y en la Iglesia”.
Un centro privado y gratuito
El director pedagógico del
Seminario Menor San Atilano, Juan Carlos
López, destacó en la rueda de prensa el carácter “privado y gratuito” del centro educativo, una alternativa real en
el panorama zamorano. Desde hace años “su
objetivo ha sido alcanzar la excelencia educativa de quienes en él se
matriculan. Los valores del evangelio vertebran este proyecto, siendo la
personalización el principio irrenunciable de su metodología de trabajo: los
chicos son siempre tratados de manera individual y de cada uno de ellos se
intenta extraer lo mejor atendiendo a sus posibilidades”.
A este proceso de educación
integral, continúa manifestando el responsable académico, “contribuye el trabajo vocacionado y profesional de un experimentado
equipo docente y el apoyo del Gabinete Psicopedagógico, encargado éste último
de afrontar las dificultades de aprendizaje de los alumnos”. De hecho, la
tasa de aprobados supera el 90%.
Además de la asistencia a clase
por las mañanas, “existen otras opciones
que amplían los servicios del Seminario: comedor, estudio asistido, escuela de
padres y actividades extraescolares”, que “conforman una oferta de primer orden haciendo de este proyecto un
centro de referencia a nivel provincial”.
Agenda de actos
Las actividades con motivo del
Día del Seminario arrancan esta misma tarde con una mesa redonda titulada
“Pasión por el evangelio”, en el marco del Club La Opinión-El Correo de Zamora,
a partir de las 20,30 horas en el Salón de Actos de Caja España-Duero de La
Marina. Por primera vez hablarán juntos la mayor parte de rectores de los
Seminarios Mayor y Menor de las últimas décadas: Tomás Calero, AgustínMontalvo, Eustaquio Martínez, José
Francisco Matías, César Salvador,
y el actual, Florentino Pérez.
El jueves se celebrará la
tradicional vigilia diocesana de oración por las vocaciones, a las 20,30 horas
en la iglesia de San Andrés, presidida por el obispo. Además, durante la semana
se celebrarán vigilias arciprestales en Alcañices, Carbajales de Alba,
Benavente y Toro.
El viernes la protagonista será
la música, de la mano del grupo vocal e instrumental Alollano, dirigido por el
zamorano Miguel Manzano, que
ofrecerá un concierto a las 20,30 horas en la iglesia de San Andrés. Por otra
parte, el sábado será una jornada de puertas abiertas en el Seminario, entre
las 11 y las 18 horas. El domingo tendrá lugar el acto principal: la eucaristía
presidida por el obispo en la iglesia de San Andrés a las 12 horas.
“No convirtáis en un
mercado la casa de mi Padre” (Jn 2,16)
Ante Cristo y su Iglesia, algunos
hoy siguen buscando signos y milagros, como los “muchos que creyeron en él
viendo los signos que hacía”. Son los que sólo creen en la Iglesia por la labor
caritativa que realiza, pero que reduciéndola a una ONG de beneficencia de tres
al cuarto, no quieren saber nada de su doctrina ni de su moral, e incluso las
consideran un “escándalo” cada vez que un obispo o el Papa las proclaman. Son
los que niegan a la Iglesia que, más allá de la necesaria ayuda al pobre, pueda
penetrar y transformar la vida humana en sus raíces (familia, bioética,
sexualidad, economía, trabajo…) Otros buscan sabiduría y piden que “la Iglesia
se adapte a los nuevos tiempos” y acepte los postulados de los poderes
establecidos. Subyugados por la dictadura del relativismo, no pueden soportar
que una determinada moral se muestre con pretensión de autoridad de ser el
camino de la verdad y de la vida. Cualquier mandamiento, cualquier autoridad, y
más aún si es de tipo religioso, es vista como algo opresivo, como una
“necedad” que mata nuestra libertad y que conduce a una vida desdichada en la
que “todo lo bueno o es pecado o engorda”.
Frente a esta concepción, en la
Iglesia predicamos los mandamientos de un “Cristo crucificado, escándalo para
los judíos, necedad para los gentiles” transmitidos ya en la Antigua Alianza y
recibidos en la Nueva como principio de la conducta moral que debe regir la
vida auténtica de todo ser humano. Los mandamientos no se reducen a la ayuda al
necesitado, sino que abarcan todos los aspectos de la vida humana, “porque él
sabía lo que hay dentro de cada hombre”. Dios sabe lo que somos, qué es lo que
nos hace felices. Por eso, el salmo llama a los mandamientos “palabras de vida
eterna”, y quien los sigue tiene “descanso del alma” y “alegra el corazón”.
Jesús, como “Dios celoso” de la
casa de su Padre, no puede soportar cómo el primer y principal mandamiento “no
tendrás otros dioses frente a mí”, expresado en el Templo con el culto al único
y verdadero Dios, es transgredido. Hoy, como siempre, la Iglesia corre el
peligro de llenarse de cambistas que cambian su doctrina, principios y
mandamientos; que quieren desvirtuarla, reducirla o convertirla en lo que no
es, para que, abandonando el culto al Dios verdadero, termine adorando a “otros
dioses” y se convierta en un mercado de ideas y creencias en el que cada uno
construye su religión a la carta. Jesús los expulsó del Templo a azotazos;
¿estaríamos contraviniendo algún mandamiento si hacemos un cordel de cuerdas y
“expulsamos” del Templo a los mercaderes…?
Dato del día 3 marzo pasado:
4.712.098 millones de personas sin trabajo. Sin palabras. Es un record para el
Guiness. Se habla de ajustes, de recortes, de reformas, de economía financiera
y economía real…
Mientras tanto, el informe FOESSA
2012 de Caritas Española, nos revela que España sufre la crisis de un modo peor
que la media de la Unión Europea, afirmando que están aumentando las
desigualdades, puesto que el 22% de los hogares está por debajo del umbral de
la pobreza (unos 7800 euros de ingresos anuales para una persona sola). Al
mismo tiempo, se afirma que un 30% de los hogares españoles no llega a fin de
mes o que la tasa de pobreza en España sólo es superada por Rumanía y Letonia
en Europa. No es tampoco agradable saber que son 1,8 millones de personas que
viven en riesgo de pobreza o que la tasa de cobertura del desempleo está 15
puntos por debajo de otros países europeos.
Caritas ha atendido a 950.000
personas; ha recibido 1.800.000 solicitudes de ayuda y se ha gastado 2.950.000
euros como gasto social. Los autores del informe concluyen que: “Si se cumple
el binomio «mayor volumen de necesidades – menos recursos para atenderlas» de
una forma sostenida en el medio plazo, la tensión producida entre ambos
factores acabará trasladándose a la sociedad española en términos de falta de
cohesión social. Indicadores recientes nos muestran el aumento progresivo de la
desigualdad en términos de ingresos y de la reducción de los ingresos medios de
los hogares españoles”.
¿Quién paga los platos rotos de
esta economía del Sin-Estar? (porque del Bienestar no tiene nada). Los de
siempre, y ya sabemos quiénes son. Benedicto XVI en la Carta de Cuaresma de
este año alude precisamente a la atención al otro, a la responsabilidad y la
santidad personal. No son tres dimensiones de la vida cristiana por separado
sino realidades profundas que tienen una proyección universal. Hemos de tomar
conciencia de esta situación de tal magnitud para que seamos testigos creíbles.
Pablo VI ya señalaba que «El mundo está enfermo. Su mal está menos en la
dilapidación de los recursos y en el acaparamiento por parte de algunos que en
la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos» (Populorum progressio 66).
La Iglesia de Jesucristo sigue
interpelando y actuando. Es su deber y responsabilidad, pese a quien pese; otra
cosa será acertar o no.
Hoy se ha celebrado en el Colegio del Amor de Dios en Toro el encuentro
diocesano de adolescentes. Publicamos a continuación una crónica escrita por
Gabriel Ramos, alumno del Seminario Menor San Atilano.
Toro, 10/03/12. El encuentro diocesano de adolescentes en Toro, un
pueblo lleno de espíritu, ha estado compuesto por un montón de actividades, cada
una de las cuales representaba un sacramento distinto, y acompañado de un
montón de sacerdotes que nos contagiaban su alegría. A mí personalmente este
encuentro me ha gustado mucho, ya que he podido conocer gente de todos los
lugares de la Diócesis, y todos compartimos la mismas creencias, la misma fe.
Este encuentro comenzó a las 11
de la mañana en el Colegio del Amor de Dios, que nos acogió durante toda la
convivencia. En el encuentro participamos unos 320 chavales de diferentes
sitios de la Diócesis, la mayor parte de nosotros entre 14 y 16 años (3º y 4º
de ESO), acompañados de nuestros párrocos, catequistas y monitores. Tuvimos la
gran suerte de contar con gente de diferentes lugares, entre los que destacaron
por número de asistentes Zamora ciudad, Aliste-Alba y Benavente, y como no los
chavales de Toro, los cuales nos prestaron su pueblo durante todo un día.
Después del recibimiento, pasamos
a la capilla del colegio, en la que todos los jóvenes rezamos y nos pusimos en
manos de Dios ofreciéndole la convivencia. Después nos repartieron en grupos y
empezamos a trabajar en los talleres. Los talleres, que como ya dije antes,
estaban enfocados a los sacramentos, nos sirvieron para poder interpretar de
otra manera distinta los sacramentos y lo que ellos conllevan, por ejemplo el
sacramento del bautismo, en el que nos mancharon las manos de ceniza, que
simboliza el pecado, y nos las lavaron, lo que simboliza la limpieza del
bautismo. Después de los talleres hubo una mesa redonda, en la que nos
explicaron los sacramentos del servicio a la comunidad: un matrimonio, un hijo
de una familia cristiana, un sacerdote y un joven que se plantea su vocación al
sacerdocio.
Yo he sido privilegiado, ya que
me ha tocado dar testimonio como joven que se está planteando la posibilidad de
ser sacerdote. Esto a mí me ha marcado. Yo pensaba que al contar mi experiencia
y decir mi vocación, muchos chavales me darían de lado, e incluso me
ignorarían, pero me confundí: al contar mi experiencia como cristiano, y mi
vocación al sacerdocio, los chavales entre 14 y 16 años a los que les estaba
hablando se quedaron asombrados, se interesaron por mi vocación y querían
descubrir más sobre ella.
A continuación paramos a comer
cada uno la comida que nuestras familias con todo cariño nos habían preparado.
Al acabar volvimos a los talleres, para terminar de ver los sacramentos que nos
quedaban, los de curación. Y finalmente llego el obispo, Gregorio Martínez
Sacristán, que nos dio las gracias por nuestra asistencia. Con él, hicimos un
pacto en el cual tres síes tenían que marcar nuestra vida: el primero un “sí a
Jesús”, el segundo, “sí a la Iglesia, y el tercero, “sí a nosotros mismos, a
nuestra vocación. Al acabar con la oración final nos marchamos a casa a
predicar lo aprendido, y a aprender lo predicado.
Hoy
ha fallecido en Zamora a los 76 años Félix Blanco Gago, sacerdote diocesano
natural de Matellanes, que fue profesor de Religión durante muchos años en el
Instituto Claudio Moyano.
Zamora, 8/03/12.
En la madrugada de hoy ha fallecido en Zamora el sacerdote diocesano Félix Blanco Gago, profesor emérito del
Instituto “Claudio Moyano”, a los 76 años de edad y 52 de sacerdocio. El
velatorio está instalado en el Tanatorio de Alcañices, y la Misa de funeral se
celebrará mañana, viernes 9 de marzo, a las 11 horas en la iglesia parroquial
de Matellanes, su localidad natal.
Nacido en Matellanes en 1935, fue ordenado presbítero en
1959, y al año siguiente se licenció en Teología. Su primer encargo fue el de
coadjutor de la parroquia de Cristo Rey de la capital, de 1960 a 1972, año en
el que pasó a ser delegado diocesano de Juventud, consiliario de Jóvenes de
Acción Católica y capellán de las Misioneras del Corazón de María.
Durante mucho tiempo estuvo vinculado a la docencia de
Religión Católica, que ejerció en el Instituto “Claudio Moyano” de Zamora hasta
el año 2000, en el que se jubiló. Además, fue profesor del Centro Teológico
Diocesano “San Ildefonso” y delegado diocesano para el Congreso de Profesores
Cristianos de 1986.
También fue habitual de la prensa, realizando durante muchos
años el comentario al evangelio dominical en el diario La Opinión-El Correo de Zamora.
A las 20 horas de hoy el obispo de Zamora
presidirá la eucaristía en la que bendecirá en su reapertura al culto la
capilla del Seminario San Atilano después de las obras de remodelación.
Zamora, 5/03/02. El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, presidirá esta tarde la eucaristía en
la capilla del Seminario San Atilano – Casa de la Iglesia, por vez primera
desde las obras de remodelación que acaban de terminar la semana pasada. Será
la ocasión para bendecir el lugar en su reapertura al culto, y el prelado dedicará
el altar.
La celebración, que comenzará a
las 20 horas, será concelebrada, entre otros, por el rector del Seminario San
Atilano, Florentino Pérez, y por el
director de la Casa de la Iglesia, Fernando
Toribio, vicario de pastoral.
Hace algo más de 12 años que el
edificio del Seminario San Atilano está en proceso de reforma y adaptación a
las necesidades actuales. Cuando en 2004 se concluyeron las obras de
remodelación de lo que actualmente es la Casa de la Iglesia, en la planta
principal del edificio, quedó pendiente realizar una capilla de uso compartido
por el Seminario y la Casa de la Iglesia.
Hasta el momento se había venido
usando el espacio reservado para ello gracias a los elementos prestados por
diversas instituciones. Así, el altar y las credencias habían sido depositados
en el Seminario por la S.I. Catedral, para poder celebrar la Eucaristía. Las
imágenes también habían sido depositadas por distintas comunidades parroquiales
como, por ejemplo, la parroquia de San Torcuato.
Una capilla más moderna
A comienzos del curso 2011/12,
con la aprobación de la Delegación Diocesana para el Patrimonio y la Cultura, de
la Delegación Diocesana de Liturgia y del Consejo Diocesano de Asuntos
Económicos, “se procedió a diseñar una
nueva capilla de líneas más modernas”, según explica el rector, Florentino
Pérez, que ha sido el responsable, junto con Narciso-Jesús Lorenzo, del asesoramiento teológico y litúrgico.
Han sido tres semanas las que ha
necesitado la capilla para ser remodelada, “buscando las líneas sencillas y
tratando de plasmar lo que es el proceso vocacional”. La realización y el
diseño ha estado a cargo de Teresa
Álvarez, profesora del Seminario San Atilano, miembro de la Société
Nationale des Beaux-Arts (SNBA) y ganadora del Premio Internacional Yves de
Valence en el Louvre de París.
Las imágenes de Cristo Resucitado
y de la Virgen María son de madera de tilo. El sagrario es de bronce dorado y,
al igual que la imagen de Cristo que preside la capilla, procede de Italia, del
Laboratorio Grupo Litúrgico. La imagen de la Virgen es de los talleres Anrro de
Madrid. Los bancos, el altar, la sede y el ambón los ha realizado el ebanista
zamorano Juan José Pérez Lorenzo.
El rito de la dedicación del
altar constituye un momento simbólico muy especial, ya que en la liturgia
católica el altar representa a Cristo, y como tal recibe veneración. De hecho,
se celebra una Misa específica para la ocasión de la dedicación, que resumimos
a continuación.
Los ritos iniciales de la misa de
la dedicación de un altar se hacen en la forma acostumbrada, pero, en lugar del
acto penitencial, el obispo bendice el agua y rocía con ella al pueblo y las
paredes del templo, y hace lo mismo con el nuevo altar (lustración). Después
continúa la liturgia de la Palabra, y después de la homilía se omite la oración
de los fieles (peticiones), ya que en su lugar se cantan las letanías de los
santos. Al acabar, el obispo suplica a Dios “para que este altar que va
a ser dedicado a tu nombre sea lugar de salvación y de gracia, donde el pueblo
cristiano, reunido en la unidad, celebre el sacrificio de Cristo y se construya
en el amor”.
La celebración de la eucaristía
es el rito máximo y el único necesario para dedicar un altar; no obstante, de
acuerdo con la común tradición de la Iglesia, tanto oriental como occidental,
se dice también una peculiar oración de dedicación, en la que se expresa la voluntad
de dedicar para siempre el altar al Señor y se pide su bendición. En ella, el
obispo pide a Dios que “esta piedra sea para nosotros signo de Cristo.
Sea la mesa del banquete gozoso a la que acudamos llenos de alegría”, y
también que “sea fuente de unidad y de concordia para todos los que formamos
tu Iglesia santa; fuente a la que tus hijos acudan hermanados para beber en
ella el espíritu de mutua caridad”, entre otras cosas.
Después tienen lugar los ritos de
unción, incensación, revestimiento e iluminación del altar, que expresan con
signos visibles algo de aquella acción invisible que Dios realiza por medio de
la Iglesia cuando ésta celebra los sagrados misterios, en especial la
eucaristía. En primer lugar, el obispo unge con el crisma en el medio y en los
cuatro ángulos del altar, convirtiéndolo así en símbolo de Cristo, el Ungido.
A continuación, se coloca sobre
en el centro del altar un brasero, y el obispo quema incienso en él, para
significar que el sacrificio de Cristo, celebrado allí, sube hasta Dios, así
como las oraciones de los fieles. Luego tiene lugar la vestición del altar con
el mantel, como mesa del banquete del Señor, a la cual los fieles se acercan
alegres para alimentarse del Cuerpo y la Sangre de Cristo inmolado, y se ponen
los candelabros y el crucifijo. Por último, el obispo entrega una vela
encendida para que se enciendan esos candelabros, lo que se denomina la
iluminación del altar.
El obispo besa entonces el altar,
en el que celebra la eucaristía, que es la parte principal del rito, y que
continúa con normalidad. En el prefacio se dice que el altar “es el
lugar santo donde se ofrece incesantemente el sacrificio de Cristo, se tributa
una alabanza perfecta y se lleva a cabo nuestra redención”. Al finalizar la
celebración, los sacerdotes y todos los fieles se acercan a besar el altar como
signo de veneración.
Está claro que este relato, en el
segundo domingo de cuaresma, apunta claramente a la resurrección de Jesús. El
relato lo sugiere al presentar a Jesús transfigurado, deslumbrante. Y el mismo
Jesús hace referencia expresa a su propia resurrección de entre los muertos.
Estamos, por tanto, ante un evangelio de vida que trasciende la muerte y
pretende mantener viva la esperanza.
Jesús, que se ha hecho acompañar
por Pedro, Santiago y Juan, aparece junto a Elías y Moisés. Estos dos últimos
personajes representaban en el judaísmo de la época el profetismo y la ley
(Torá), síntesis del Antiguo Testamento, y que según la tradición judía
deberían aparecer junto al Mesías, esto se confirma en este pasaje y en la persona
de Jesús. La Palabra de Dios avala la vida y la predicación de Jesús, el Hijo
de Dios, como confirma la voz que viene del cielo.
Los discípulos quieren quedarse
allí: «¡Qué bien se está aquí!», dirá Pedro. Ante la manifestación de Dios el
hombre experimenta el bienestar, pero el Señor manifiesta que antes de la
gloria están el sufrimiento y la cruz.
La escena culmina de forma
extraña: «Se formó una nube que los cubrió y salió de la nube una voz: Éste es
mi Hijo amado. Escuchadlo». El movimiento de Jesús nació escuchando su llamada.
Su Palabra, recogida más tarde en cuatro pequeños escritos, fue engendrando
nuevos seguidores. La Iglesia vive escuchando su Evangelio.
También hoy, lo único decisivo
que podemos ofrecer los cristianos a la sociedad moderna es la Buena Noticia
proclamada por Jesús, y su proyecto de una vida más sana y digna.
Hemos de hacer que corra limpia,
viva y abundante por nuestras comunidades. Que llegue hasta los hogares, que la
puedan conocer quienes buscan un sentido nuevo a sus vidas, que la puedan
escuchar quienes viven sin esperanza. Hemos de aprender a leer juntos el
Evangelio. Familiarizarnos con los relatos evangélicos. Ponernos en contacto
directo e inmediato con la Buena Noticia de Jesús.
La transfiguración es el anticipo
de algo que a muchos no nos acaba de entrar en la cabeza: la vida de Jesús no
es un recuerdo de la historia pasada, sino que sigue presente en la historia
nuestra, en la historia de todos los tiempos. Porque Jesús es el Viviente, que
trasciende el espacio y el tiempo. Por eso ahora y siempre podemos seguir
«escuchando» su palabra.
Parece que algún medio de
comunicación está intentado reavivar el debate sobre la asignatura de Religión
católica a base de someterla a nuevos vapuleos. Desde luego nunca faltarán
quienes permanezcan al pie del cañón hasta que conseguir verla reducida a
cenizas. Por ahora dicho intento es un poco difícil si se tiene en cuenta que
una gran mayoría de padres españoles sigue demandando la asignatura para sus
hijos. Sin embargo podemos hablar y escribir ríos de tinta si hace falta; eso sí,
sin hacer un circo de este asunto, sin demagogias, con un mínimo de objetividad
y honestidad.
Por una parte se le acusa a la
asignatura de «privilegio» de la Iglesia Católica olvidando el artículo 16.3 de
la Constitución española: «Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias
religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de
cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones». Puestos a
recordar no se nos olvide tampoco la reforma que hizo el Gobierno en 2004 al
dejarla sin evaluar y sin alternativa y, por tanto, faltando al Acuerdo entre
el Estado español y la Santa Sede de 1979 que la equipara «a las demás
disciplinas fundamentales», quedándola reducida en la práctica a una actividad
extraescolar. Cómo es posible que no se le ponga la cara colorada a quien sigue
hablando de «privilegio» cuando se trata de «lapidación» del derecho a
recibirla, no de la obligatoriedad de cursarla.
De otro lado se etiqueta a la
asignatura de simple «catequesis» o «adoctrinamiento» para lo que tendría que
tener su lugar propio en las iglesias o sacristías. Quienes así piensan todavía
no quieren enterarse de que no son cosas iguales aunque se complementen.
Mientras que en catequesis se emplea un lenguaje teológico (por ejemplo, «creo
en Dios Padre...»), la enseñanza de Religión explica la fe cristiana no en el
sujeto que la estudia sino en la comunidad de la Iglesia (siguiendo con el
ejemplo, «los cristianos afirman o creen que...»). La Escuela, como sede de
afirmaciones verificables y públicas debe tener el mismo orden de conocimiento
a la hora de estudiar a Felipe II, el dióxido de carbono o los contenidos de la
clase de Religión. Ahora bien, que esta asignatura sea informativa no significa
que tenga que dejar de ser formativa. La Religión católica forma informando, no
forma adoctrinando. En este sentido la historia y la lengua también tienen que
formar de igual manera que el átomo de hidrógeno o el sistema solar nunca
habrían de resultar fríos al alumno. Pero a ningún estudiante de Religión
católica se le exige experiencia de fe, pertenencia a una comunidad cristiana o
compromiso moral, cosa que no pueden decir los estudiantes de religión islámica
de nuestro país. Y, sin embargo, nadie protesta por ello.
El
lunes 5 se estrenará en los Cines Valderaduey de Zamora a las 17 horas el
cortometraje Alba, realizado por Contracorriente Producciones y proyectado en
el marco del Día del Seminario.
Zamora, 3/03/12. El
Seminario San Atilano presenta, en el marco de los actos para celebrar el Día
del Seminario 2012, y adelantándose una semana al resto de convocatorias, el
cortometraje vocacional Alba, dirigido por Pablo Moreno y realizado por
Contracorriente Producciones, de Ciudad Rodrigo.
El estreno en Zamora, al que asistirán algunos de los
responsables de la cinta, tendrá lugar en los Cines Valderaduey el próximo
lunes 5 de marzo a las 17 horas. Se proyectará el cortometraje, que dura 23
minutos, y la entrada será libre hasta completar el aforo. El cortometraje será
presentado por su director, Pablo Moreno, por otro de sus responsables, Juan Carlos Sánchez, y por el
protagonista, Jordi Mesa.
Alba narra la historia de un cruce de caminos, que además es
un cruce de vidas. Gabriel, es un
sacerdote diocesano que vive en una comunidad rural, como cada domingo
madrugará para celebrar la Eucaristía en cinco pueblos. Al alba estará
recorriendo las carreteras de una zona rural casi desértica, pero esta mañana
de domingo será diferente: Gabriel tendrá que prestar socorro a un grupo de
jóvenes atrapados en un coche volcado, una carrera contrarreloj por mantener
con vida a Alba, una joven que ha
resultado gravemente herida.
Una vez más, las redes sociales de Internet están siendo el
principal medio de difusión del estreno, habiéndose difundido un evento en
Tuenti, además de la información correspondiente en el perfil de Facebook
y en la página de Twitter de
la Diócesis de Zamora.
Es la segunda
vez que Contracorriente Producciones estrena uno de sus filmes en Zamora,
ya que en 2009 sus responsables acudieron a la capital para presentar, también
en los Cines Valderaduey, la cinta Pablo de Tarso, también rodada en
tierras mirobrigenses.