lunes, 29 de marzo de 2010

El obispo preside el Miércoles Santo la Misa Crismal


El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, presidirá el próximo Miércoles Santo la Misa Crismal en la Catedral, acompañado por la mayor parte del clero diocesano. Será a las 11 de la mañana, y en ella los sacerdotes renovarán las promesas de su ordenación, se bendecirán los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, y se consagrará el santo Crisma.

Zamora, 30/03/10. El próximo Miércoles Santo (31 de marzo), la mayoría de los sacerdotes de la Diócesis de Zamora se darán cita en la Catedral para concelebrar la Misa Crismal, que presidirá el obispo diocesano, Gregorio Martínez Sacristán, a las 11 horas. A esta celebración están invitados todos los fieles, que cada año van llenando más el primer templo zamorano.

La Misa Crismal es la primera de la liturgia del Jueves Santo, anterior a la Misa de la Cena del Señor, y en muchos lugares se adelanta, como en Zamora, para facilitar la participación de los sacerdotes y del pueblo. Porque en esta celebración, como señala en su carta de convocatoria el vicario general, Juan Luis Martín, “los presbíteros renovaremos ante el Pueblo de Dios las promesas sacerdotales de la Ordenación”.

Además, en esta eucaristía el obispo consagra el Santo Crisma y bendice los óleos de los catecúmenos (empleado en el bautismo) y de los enfermos (empleado en la unción de los enfermos, de ahí el nombre de “Misa Crismal”.

La palabra “crisma” proviene del término griego chrisma, que significa unción (y por ello Cristo significa ungido, Mesías). Así se llama al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra este Miércoles Santo por la mañana, y que servirá para ungir a los nuevos bautizados, signar a los confirmados y ordenar a sacerdotes y obispos. En una procesión solemne los óleos son llevados al presbiterio de la Catedral en tres ánforas que se guardan antes en el Coro, para ser bendecidos.

Por eso Juan Luis Martín afirma que “en la Misa Crismal pediremos por los que van a recibir el Bautismo y la Confirmación para que sean testigos fieles de Jesucristo en esta sociedad que tanto invita a lo contrario. Asimismo, tendremos presentes a quienes, envueltos en la niebla de la enfermedad, el dolor y la ancianidad, van a recibir la Unción. Y al recordar a quienes vayan a ser ungidos en el sacramento del Orden, suplicaremos al Señor que haya jóvenes con el corazón bien dispuesto al don de su llamada al ministerio sacerdotal”.

Están convocados todos los sacerdotes y seminaristas, consagrados, movimientos y cofradías, y todos los fieles en general, para participar en una celebración que quiere “reconocer a Jesucristo como profeta, sacerdote y Señor de su pueblo, manifestar el ministerio del obispo en la diócesis como signo especial de Jesucristo, y expresar la unidad de todo el presbiterio en torno a Cristo y al obispo y estimular su fidelidad en el servicio a toda la comunidad diocesana”, en palabras del vicario general.

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