El obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, ha
acudido a Zamora para participar en las X Jornadas Diocesanas, que finalizan
hoy en la ciudad, dedicadas a la nueva evangelización. El prelado civitatense
ha mostrado las líneas fundamentales de este reto pastoral de la Iglesia en el
mundo actual.
Zamora, 27/01/12. El tercer día de las X Jornadas Diocesanas de
Zamora, dedicadas este año a la nueva evangelización, ha contado con la
presencia de Raúl Berzosa Martínez,
obispo de Ciudad Rodrigo, que ha pronunciado la conferencia “Rasgos de la nueva
evangelización”. Tras la oración inicial, que como todos los días estuvo a
cargo del vicario de pastoral, Fernando
Toribio, el ponente fue presentado por el vicario de asuntos económicos y
sociales, Eustaquio Martínez.
Raúl Berzosa es doctor en
Teología por la Facultad de Teología del Norte de España (Burgos), y tiene
estudios de Derecho Canónico, Derecho Internacional y Diplomático, Antropología
Teológica y Sociología, y Periodismo, realizados todos ellos en Roma. Fue
ordenado sacerdote por Juan Pablo II
en 1982, y tras desempeñar diversos cargos pastorales en su Diócesis de Burgos
fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo en 2005. Posteriormente, fue nombrado
obispo de Ciudad Rodrigo en 2010. Ha colaborado habitualmente con los medios de
comunicación, y es autor de numerosos libros y artículos.
¿Qué es la nueva evangelización?
El obispo de Ciudad Rodrigo
comenzó afirmando que “la nueva
evangelización no es otra cosa que el Concilio Vaticano II actualizado”.
Según monseñor Berzosa, “estamos en una
sociedad post-cristiana, con restos de cristianos, mezclas de cristianismo y
paganismo, y nuevas espiritualidades”.
Benedicto XVI ha llamado “a
volver al espíritu misionero de la Iglesia primitiva, a estar desde dentro en
la cultura de hoy, y a afianzar lo que estamos haciendo, descubriendo nuevas
pastorales que nos metan de lleno allí donde ahora no estamos”. Y habló de “tres perchas fundamentales que quedan en el
armario de la nueva evangelización: nuevos procesos de iniciación cristiana,
patio de los gentiles y emergencia educativa”, algo que desarrolló al final
de su intervención.
A continuación, el prelado
definió la nueva evangelización según el pensamiento del pontífice actual. Señaló
que se trata de “hacia afuera, mostrar a
la gente el arte de vivir, y hacia adentro, estar atentos a lo que dice el
Espíritu a la Iglesia”. También hizo un repaso de la historia del término
“nueva evangelización”, remontándose a Pío
XII. Según Pablo VI, la Iglesia
evangeliza cuando hace todo lo que tiene que hacer. Y fue Juan Pablo II cuando
empezó a hablar sistemáticamente en 1979 de este concepto, precisamente en
Hispanoamérica, aunque luego se extendió a la Iglesia universal.
El cardenal Joseph Ratzinger pronunció una conferencia en 2001, en un Congreso
de catequistas y profesores de religión en Roma. El obispo civitatense resumió
su aportación: “evangelizar es un arte, evangelizar
quiere decir mostrar el arte de vivir: llevar a Cristo, que es el camino y la felicidad.
Si se desconoce el arte de vivir, todo lo demás ya no funciona. Este arte no es
objeto de ciencia; sólo lo puede comunicar quien tiene vida, quien es
‘Evangelio en persona’, es decir, los testigos: personas y comunidades”.
El método
Según monseñor Berzosa, “la Iglesia nunca ha dejado de
evangelizar”,
ya que “cada día celebra y administra los
sacramentos, anuncia la palabra de vida, y se compromete a favor de la justicia
y la caridad. Y esa evangelización produce frutos: da luz y alegría, da el
sentido de la vida a muchas personas”.
Sin embargo, se está dando en nuestra sociedad “un progresivo sentido de descristianización y de pérdida de los
valores humanos esenciales”. Por eso, “además
de la evangelización ordinaria e ininterrumpida, necesitamos una nueva
evangelización para quienes no tienen acceso a la evangelización clásica y
ordinaria. Todos necesitan el Evangelio y hay que buscar nuevos caminos para
llevar el evangelio a todos”.
El obispo de Ciudad Rodrigo aclaró que “no se trata de rechazar la forma anterior
de evangelizar, ni de hacer un acercamiento apologético a los no creyentes,
sino de utilizar el método pastoral de asumir, purificar y elevar la labor de
la Iglesia, como hace el Papa”. Claro que “existe una tentación: la de la impaciencia, la de buscar los grandes
números. Nueva evangelización no quiere decir atraer inmediatamente con nuevos
y más refinados métodos a las grandes masas que se han alejado de la Iglesia”.
En nuestra situación actual, “es preciso
actuar de nuevo valientemente con la humildad del grano de mostaza dejando que
Dios decida cuándo y cómo crecerá”.
En cuanto al método y a la finalidad de la
nueva evangelización el ponente señaló que “no
buscamos, como las empresas humanas, que se nos escuche a nosotros. No
pretendemos aumentar el poder y la extensión de nuestras instituciones:
queremos servir al bien de las personas dando a Aquel que es la Vida.
Evangelizar no es tanto una forma de hablar como una forma de vivir; vivir
escuchando al Padre, en el Hijo, por el Espíritu”. Más aún, “nosotros no podemos ‘ganar’ a los hombres:
debemos obtenerlos de Dios para Dios. Todos los métodos son ineficaces si no se
fundamentan en la oración. La palabra debe ir unida a la oración”, sin
olvidar tampoco que “el camino de
Jesucristo fue el de la cruz”.
Contenidos de la
nueva evangelización
Monseñor Berzosa resumió después los
contenidos de la nueva evangelización, el primero de los cuales es la
conversión, “dejar mis criterios y mi
forma de vida, para que entre Dios en ella y me la cambie. Es buscar un nuevo
estilo de vida”. El segundo elemento fundamental es la centralidad del
Reino de Dios, que “es Dios mismo. Dios
existe. Dios vive. Dios actúa y está presente en el mundo. Dios no es alguien
lejano, ni el gran arquitecto”, porque “el
verdadero problema de nuestro tiempo es la crisis de Dios, la ausencia de Dios,
camuflada por una religiosidad vacía. Tenemos que volver a hablar de Dios y con
Dios”.
El prelado civitatense también afirmó que “anunciar a Dios es también enseñar a rezar”,
y por ello “necesitamos escuelas de
oración”. Reconoció que “muchas veces
nuestra forma de celebrar es demasiado racionalista, banal o llena de nuestras
palabras. La liturgia tiene que ser enseñanza. También la moda del esoterismo
(New Age) o de técnicas orientales demuestra que nuestra liturgia deja mucho
que desear. En nuestro mundo, tenemos necesidad del silencio y del misterio, y
de la belleza, por encima del individuo. La liturgia no es invención del
sacerdote. El celebrante no es el centro”.
Un tercer contenido fundamental de la nueva
evangelización, según Raúl Berzosa, es preservar a Jesucristo de “la tentación de convertirlo sólo en
personaje histórico, en hombre sin más”. Frente a esto, el Cristo de la fe “no es un mito, sino alguien muy real”.
El anuncio salvador de Jesucristo “no es
una interpretación burguesa o anecdótica, ni siquiera revolucionaria o heroica
de un rebelde: pertenece al misterio divino y es la expresión de un amor hasta
el final”.
Y un cuarto elemento de la nueva
evangelización es anunciar la vida eterna, ya que “el anuncio del Reino implica que Dios actúa y está presente pero,
además, seremos juzgados, que no podemos hacer lo que queramos. Esto vale para
los poderosos y para los pobres. Dios hace justicia y sólo Él puede hacerla a
fin de cuentas”. Como explicó el ponente, “creer en la vida eterna tiene consecuencias muy reales para nuestra
vida terrestre. Si la medida de nuestra vida es la eternidad, esta vida terrestre
será grande y de valor inmenso”.
Aplicación
diocesana concreta
En el fondo, afirmó monseñor Berzosa, “es una nueva antropología, vista desde
Dios, y así la nueva evangelización hará posible la civilización del amor y de
la vida”. Para concluir su conferencia, respondió a la siguiente cuestión: “¿Qué se nos pide en nuestras Iglesias
diocesanas como acentos propios de la nueva evangelización para llegar adonde
no llegamos con nuestra pastoral ordinaria?”. Y retomó su imagen de las
tres perchas: procesos nuevos de iniciación, el atrio de los gentiles y la
emergencia educativa.
Sobre el primer anuncio señaló la necesidad
de: misión ad gentes, ecumenismo y diálogo interreligioso, inserción en el
mundo del trabajo y sus nuevas y dramáticas realidades (como el paro), detectar
y atender las viejas y nuevas pobrezas, inserción en la sociedad civil
(militantes cristianos), presencia pública del cristianismo a través de
personas e instituciones (cristianos de mediación y entidades de presencia), y
cuidar el mundo de las peregrinaciones.
En cuanto a la emergencia educativa, destacó:
gran atención a los niños y jóvenes, acompañamiento a las familias jóvenes,
evangelizar desde, en y por los medios de comunicación y las nuevas
tecnologías, unos procesos de iniciación cristiana serios y completos, con la
creación de espacios de oración, y evangelizar con el arte y la cultura.
Para finalizar, se refirió al patio de los
gentiles, “el lugar donde los creyentes y
no creyentes se reunían, en el Templo de Jerusalén, para hablar sobre la vida”.
Para ello hay que promover espacios de acogida y diálogo con los hombres de
nuestro tiempo, también en el campo de la ciencia, e incidir en la pastoral de
la Universidad, en el mundo de la enseñanza, la cultura y el arte.
Álbum fotográfico de la conferencia:
Ya están disponibles los audios de las Jornadas en:
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