domingo, 1 de noviembre de 2009

Fiesta de Todos los Santos


PEPITA CORDOVILLA

Hemos llegado a un fin de semana esperado durante el año: puente, fiesta y encuentros familiares. La ocasión es porque celebramos una doble fiesta: Todos los Santos y el Día de los Difuntos. A estos dos días precede, como en toda fiesta que se precie, la vigilia. Esta vigilia en pocos años ha tomado la plaza pública y hoy casi parece natural comprarse un disfraz o una careta y «celebrar Halloween». No es solo una noche, sino varios días donde los niños y jóvenes se preparan y organizan para pasarlo bien. Una fiesta de disfraces, pero ¿se queda solo en diversión? ¿O los juegos de los niños van creando ideas y convicciones sobre la vida? Son disfraces macabros, terroríficos e incluso sangrientos. El miedo es una oportunidad para la diversión. La muerte es presentada en un ambiente de superstición y terror.

Sin embargo la cultura consumista que vivimos aprovecha despiadadamente cualquier ocasión para vender y ganar. La televisión estos días solo nos muestra tiendas que han agotado sus disfraces. Es el consumo del terror.

¿Podemos parar Halloween? Tal vez no, pero si podemos hacer que recupere el sentido cristiano perdido. Tiene sus orígenes en una fiesta celta, a la vida, al año nuevo, al fin de las cosechas y al retorno de sus muertos a la casa de los vivos que fue cristianizada cuando los propios celtas encontraron la luz de Cristo y la llamaron «All hallow's eve» (Víspera de Todos los Santos). Hoy vuelve a ser despojada del sentido cristiano porque este es un sentido que en nuestra sociedad escasea o está vacío; la fe cristiana es una fe que no conecta con las convicciones con las que la mayoría de los bautizados orientan su vida. La moda se impone y desde los juegos de los niños corremos el peligro de olvidar una fiesta cristiana tan querida.

En la Fiesta de todos los Santos celebramos a todos los bautizados que han sido fieles a su fe, aunque no estén públicamente en los altares. Todos tenemos muchas personas que han sido modelo de fe para nosotros porque son verdaderos seguidores de Cristo. El día de los difuntos nos acercamos más a los nuestros, es un día de encuentro familiar alrededor de sus tumbas, recordando que ellos nos acompañan y siguen viviendo porque son amados por Dios personalmente. Este es el sentido cristiano de estos días.

Vamos a reunirnos para comer los buñuelos y los «huesos de los santos» y a celebrar la Eucaristía porque, nos dice el Santo Padre, «al rezar por los muertos, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la resurrección de Cristo que por su cruz nos da la Vida eterna».

La Opinión-El Correo de Zamora, 1/11/09.

1 comentario:

  1. Conformarse
    con la voluntad
    de Dios
    es la oración
    mas hermosa
    del alma
    Cristiana.
    Pido al Señor
    que te toque
    con su paz,
    te cubra con
    su amor y
    goces de su presencia.

    Descansa en paz, José Manuel

    Nuestro mas sentido

    pésame a su familia y comunidad religiosa.
    Familia Alonso Fernandez-
    Oviedo-1 -10 -2009

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