jueves, 21 de julio de 2011

Jesús expuso todo a la gente en parábolas


NARCISO-JESÚS LORENZO

Domingo XVI del tiempo ordinario – Ciclo A

“En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente” (Mt 13, 24-43)

Jesús sigue usando de parábolas para explicar lo que es el Reino de Dios. Si el domingo pasado se recreaba en la imagen del sembrador en esta ocasión usa una primera metáfora, la de un campo sembrado con buena semilla y resembrado furtivamente de cizaña, para luego dirigir nuestra atención a la elaboración del pan y el fenómeno de la levadura capaz de hacer crecer esponjosa y nutritiva una compacta masa de harina. Al igual que el domingo pasado, los discípulos no se conforman con las metáforas, requieren a Jesús para que les explique con detalle aquello que les ha quedado grabado a través de esas imágenes familiares.

Es admirable contemplar al Maestro y su forma de enseñar. Algo que deberíamos tener en cuenta los ministros de la Palabra. Jesús fija la atención de los oyentes con parábolas, con historias que fácilmente se retienen en la memoria y cuyo argumento permite identificar una o algunas ideas fundamentales. Será a partir de la historia, a partir de la narración, cuando sobrevengan las explicaciones posteriores. Ocurre como con las narraciones para los niños y su consiguiente moraleja; aunque en los tiempos que corren las historias reales o ficticias huyen de la moraleja, es decir de la aplicación moral, pues se prefiere un juicio preferiblemente pasional, sin reflexiones a mayores. Debemos revisar, pues, nuestras formas de transmisión de la fe, empezando por las homilías, que, no cabe duda, se preparan en la mayoría de los casos, pero que resultan poco gustosas, aunque sean nutritivas. Ocurre como con la comida, se prueba y si no gusta, en el mejor de los casos, se come a la fuerza. Así sucede con la predicación. Preparada, sí, con contenido, pero sin atractivo, demasiado abstracta y moralista. Algo que pude darse también en la catequesis. La vieja catequesis usaba de dos buenos ingredientes: la memorización y la Historia Sagrada, acompañada de explicaciones y de ejemplos plásticos para explicar los misterios de la fe. Hoy, por desgracia, la gente desconoce la Historia de la Salvación (Historia Sagrada). Tanto en la predicación como en la catequesis es necesario recurrir a la narración, pero no solo como un método pedagógico, sino, sobre todo, porque nuestra fe está hecha de historias, de pasado, de presente, de futuro, con protagonistas. Lo que sepamos de los Patriarcas, de los Profetas, del Señor Jesús, de la Virgen María, de los Apóstoles, de Santos de todos los tiempos, a través de la Sagrada Escritura, de la Historia de la Iglesia, de la Historia en general, nos servirá para comprender que el Reino de Dios no es una entelequia sino la experiencia de que Dios reina, que Cristo nos acompaña en el camino de la mientras esperamos el día, como dice el evangelio de hoy, «en que los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre».

La Opinión-El Correo de Zamora, 17/07/11.

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