CruZamora 3: en su segunda jornada en Zamora, la Cruz de los Jóvenes y el Icono de María estuvieron en la Finca “El Chafaril”, cerca de Peleagonzalo, donde Cáritas Diocesana tiene su Centro de Rehabilitación de Alcohólicos. Fue un encuentro largo e intenso, donde se pusieron los sufrimientos de la gente ante el amor de Cristo crucificado.
Zamora, 12/11/10. La Cruz de los Jóvenes y el Icono de la Virgen María estuvieron ayer en el Centro de Rehabilitación de Alcohólicos, en la finca El Chafaril, en el término municipal de Pelagonzalo. Un acto cargado de simbolismo en la segunda jornada de la visita de los símbolos de la Jordana Mundial de la Juventud (JMJ) a la Diócesis de Zamora: “la Cruz y el Icono tenían que estar con vosotros, cerca del dolor, porque el amor de Dios va dirigido a vosotros, a los que sufrís”, subrayó el obispo, Gregorio Martínez Sacristán, quien presidió el encuentro.
En la sede de El Chafaril se congregaron hasta 13 agrupaciones o programas sociales que gestiona Cáritas Diocesana de Zamora, reuniendo así a más de un centenar de personas ante la Cruz y el Icono que realizaron súplicas, acciones de gracias, ofrendas y ofrecieron emocionados testimonios. Las drogas, el alcohol, los ancianos, los niños, los reclusos, los familiares y los voluntarios compartieron esperanza y dolor ante los símbolos. Dos imágenes que, según el director de El Chafaril, Ignacio Enríquez, “envían dos mensajes: uno de ejemplo de amor y otro de ejemplo de sufrimiento”.
Por su parte, el obispo recalcó que había sido un deseo expreso de la Diócesis de Zamora que la Cruz estuviera con estas personas más desfavorecidas: “aquí está la Cruz para que os abracéis a ella y sea para vosotros un motivo de alegría, misericordia, paz y amor”.
Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando una mujer, ex toxicómana, agradeció a Proyecto Hombre, y por consiguiente a Cáritas, el trabajo desinteresado que realizan a diario para ayudarles a “cargar con una cruz que para mí cada vez se hizo más pesada: la droga”. La mujer, emocionada, expresó ante la Cruz y todos los presentes “la vergüenza que la droga nos hace sentir en este momento”, pero también reconoció que gracias a esa Cruz “saldremos adelante”. También tuvo palabras para el Icono de la Virgen: “la Virgen sustenta a su hijo, como lo hacen nuestras madres, la Virgen es luz, fuerza y esperanza para que podamos salir de la droga”.
Por último, Gregorio Martínez clausuró el acto comprometiéndose ante reclusos y ex-reclusos que el próximo domingo que tuviera libre acudiría a la prisión a celebrar la misa junto a ellos porque “lamentablemente la Cruz no ha podido estar en la cárcel”. Se mostró también muy satisfecho por un acto que calificó de “sencillo, cordial, religioso y fraterno” y dijo sentirse orgulloso de tener “a todos los marginados en torno a la Cruz”.
Al encuentro de la Cruz
A primera hora de la tarde, todos los congregados en El Chafaril se dirigieron a la salida, donde estaban la Cruz y el Icono, cantando “Camina, pueblo de Dios”. El momento del encuentro se vivió con un silencio breve e intenso, tras el cual todos caminaron de vuelta al Centro, en cuyo comedor se celebró el acto de oración. A lo largo de dos horas, los distintos programas fueron pasando ante la Cruz y el Icono, poniendo las vidas de la gente de Cáritas ante el Salvador y su Madre.
Uno de los cantos iniciales marcó el talante de todo el encuentro de oración, cuando la música recordó que “nadie puede cargar con su cruz si no lleva la cruz de sus hermanos, y ante esa inmensa cruz que arrastra el mundo, todos hemos de ser solidarios”, poniendo en boca del creyente también estas palabras: “quiero arrimar el hombro al dolor de este mundo, quiero echar una mano”.
Cada programa de Cáritas preparó un tipo de oración ante la Cruz. Unos encendieron velas ante Cristo crucificado por todos los que sufren, uniendo a todos en la plegaria con la invocación “Kyrie eleison”. Varios ancianos de una residencia se pusieron, no sin dificultad, en torno a la Cruz, mientras una solista cantó un himno; y concluyeron su oración pidiendo: “Señor, resucita a los que mueren de camino”.
Los representantes del Programa de Acogida pidieron “para que los jóvenes no sigan los caminos fáciles y engañosos, sino el camino de la verdadera libertad”. Los empleados del Centro de Apoyo al Drogodependiente se ofrecien a Cristo “para que cuentes con nosotros para ser Cireneos de todos los que sufren las dependencias”, y recordaron ante la Virgen “a todas las madres que pasan por nuestro centro, sufriendo las situaciones de sus hijos”.
Dios está con los necesitados
También pasaban los mayores, como los representantes de la residencia de Carbajales, pidiendo por los jóvenes. Los mas pequeños del encuentro, los niños del Programa de Infancia, fueron pegando en una casa de cartón sus papeles con la acción de gracias por todo lo que les ofrece la organización católica. “Gracias, Señor, porque hacemos amigos” fue una de sus oraciones. Después, una anciana de la residencia de Alcañices hacía una emotiva plegaria: “yo ya he acabado y voy hacia ti, gracias por darme al final estos años de paz”.
Representantes de los centros de rehabilitación de Proyecto Hombre afirmaron que “nuestra cruz es la droga, que apareció en nuestra vida como un caramelo, pero se convirtió después en un veneno”. A pesar de la vergüenza ante la Cruz, los internos de Proyecto Hombre dijeron confiar en Dios, “que es misericordioso y está con los necesitados”. Los ancianos de la residencia de Fermoselle representaron un cuento sobre un anciano con un corazón lleno de cicatrices por haber dado partes de él.
Desde el Centro de Acogida “Madre Bonifacia” se proclamó un texto paulino, y dos oraciones de Chiara Lubich y de la madre Teresa de Calcuta. Los voluntarios de toda la organización unieron sus voces para afirmar su “opción creyente por los más pobres y desfavorecidos de la sociedad”. Ofrecieron ante la Cruz un reloj, signo del tiempo entregado a los demás; un libro, “por los conocimientos que intentamos aportar a los otros”, y una vela, por “la experiencia de vida del voluntario que, junto a la cruz, quiere alumbrar al mundo”. Terminaron pidiéndole a Cristo: “envíame, Señor, aunque yo también soy débil, pero tú eres mi fuerza”.
Victoria, tú reinarás
Los ancianos de la residencia de Villarrín hicieron una súplica desde la vejez, diciendo ante la Cruz: “no me dejes solo en mis últimos pasos. Consérvame lejos de toda amargura”. Tres trabajadoras del Programa de Empleo contaron una historia real de una familia en dificultades, y los representantes del Programa de Inmigrantes rezaron un Vía Crucis actualizado en el rostro de las personas que tienen que venir en pateras a nuestra tierra.
Algunos familiares de presos en la cárcel de Topas representaron al Programa de Reclusos y Ex-reclusos, y sobre todo a los propios convictos, ya que mostraron varios murales hechos por ellos, en torno a la Cruz. También pusieron una audición grabada por los presos, ésta fue su forma de estar presentes en el encuentro de oración.
Después del canto “Victoria, tú reinarás”, que fue el más seguido por los asistentes, el delegado episcopal de Cáritas Diocesana, Antonio Jesús Martín de Lera, tuvo unas palabras de agradecimiento para todos, y el obispo concluyó con una intervención en la que, como se ha señalado al inicio de esta crónica, se mostró cercano a los que sufren, y les recordó la predilección de Dios por los más desfavorecidos.
Las fotografías pueden verse en el siguiente enlace:
http://picasaweb.google.com/obzamora.mcs/LaCruzEnElChafarilCaritas
Zamora, 12/11/10. La Cruz de los Jóvenes y el Icono de la Virgen María estuvieron ayer en el Centro de Rehabilitación de Alcohólicos, en la finca El Chafaril, en el término municipal de Pelagonzalo. Un acto cargado de simbolismo en la segunda jornada de la visita de los símbolos de la Jordana Mundial de la Juventud (JMJ) a la Diócesis de Zamora: “la Cruz y el Icono tenían que estar con vosotros, cerca del dolor, porque el amor de Dios va dirigido a vosotros, a los que sufrís”, subrayó el obispo, Gregorio Martínez Sacristán, quien presidió el encuentro.
En la sede de El Chafaril se congregaron hasta 13 agrupaciones o programas sociales que gestiona Cáritas Diocesana de Zamora, reuniendo así a más de un centenar de personas ante la Cruz y el Icono que realizaron súplicas, acciones de gracias, ofrendas y ofrecieron emocionados testimonios. Las drogas, el alcohol, los ancianos, los niños, los reclusos, los familiares y los voluntarios compartieron esperanza y dolor ante los símbolos. Dos imágenes que, según el director de El Chafaril, Ignacio Enríquez, “envían dos mensajes: uno de ejemplo de amor y otro de ejemplo de sufrimiento”.
Por su parte, el obispo recalcó que había sido un deseo expreso de la Diócesis de Zamora que la Cruz estuviera con estas personas más desfavorecidas: “aquí está la Cruz para que os abracéis a ella y sea para vosotros un motivo de alegría, misericordia, paz y amor”.
Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando una mujer, ex toxicómana, agradeció a Proyecto Hombre, y por consiguiente a Cáritas, el trabajo desinteresado que realizan a diario para ayudarles a “cargar con una cruz que para mí cada vez se hizo más pesada: la droga”. La mujer, emocionada, expresó ante la Cruz y todos los presentes “la vergüenza que la droga nos hace sentir en este momento”, pero también reconoció que gracias a esa Cruz “saldremos adelante”. También tuvo palabras para el Icono de la Virgen: “la Virgen sustenta a su hijo, como lo hacen nuestras madres, la Virgen es luz, fuerza y esperanza para que podamos salir de la droga”.
Por último, Gregorio Martínez clausuró el acto comprometiéndose ante reclusos y ex-reclusos que el próximo domingo que tuviera libre acudiría a la prisión a celebrar la misa junto a ellos porque “lamentablemente la Cruz no ha podido estar en la cárcel”. Se mostró también muy satisfecho por un acto que calificó de “sencillo, cordial, religioso y fraterno” y dijo sentirse orgulloso de tener “a todos los marginados en torno a la Cruz”.
Al encuentro de la Cruz
A primera hora de la tarde, todos los congregados en El Chafaril se dirigieron a la salida, donde estaban la Cruz y el Icono, cantando “Camina, pueblo de Dios”. El momento del encuentro se vivió con un silencio breve e intenso, tras el cual todos caminaron de vuelta al Centro, en cuyo comedor se celebró el acto de oración. A lo largo de dos horas, los distintos programas fueron pasando ante la Cruz y el Icono, poniendo las vidas de la gente de Cáritas ante el Salvador y su Madre.
Uno de los cantos iniciales marcó el talante de todo el encuentro de oración, cuando la música recordó que “nadie puede cargar con su cruz si no lleva la cruz de sus hermanos, y ante esa inmensa cruz que arrastra el mundo, todos hemos de ser solidarios”, poniendo en boca del creyente también estas palabras: “quiero arrimar el hombro al dolor de este mundo, quiero echar una mano”.
Cada programa de Cáritas preparó un tipo de oración ante la Cruz. Unos encendieron velas ante Cristo crucificado por todos los que sufren, uniendo a todos en la plegaria con la invocación “Kyrie eleison”. Varios ancianos de una residencia se pusieron, no sin dificultad, en torno a la Cruz, mientras una solista cantó un himno; y concluyeron su oración pidiendo: “Señor, resucita a los que mueren de camino”.
Los representantes del Programa de Acogida pidieron “para que los jóvenes no sigan los caminos fáciles y engañosos, sino el camino de la verdadera libertad”. Los empleados del Centro de Apoyo al Drogodependiente se ofrecien a Cristo “para que cuentes con nosotros para ser Cireneos de todos los que sufren las dependencias”, y recordaron ante la Virgen “a todas las madres que pasan por nuestro centro, sufriendo las situaciones de sus hijos”.
Dios está con los necesitados
También pasaban los mayores, como los representantes de la residencia de Carbajales, pidiendo por los jóvenes. Los mas pequeños del encuentro, los niños del Programa de Infancia, fueron pegando en una casa de cartón sus papeles con la acción de gracias por todo lo que les ofrece la organización católica. “Gracias, Señor, porque hacemos amigos” fue una de sus oraciones. Después, una anciana de la residencia de Alcañices hacía una emotiva plegaria: “yo ya he acabado y voy hacia ti, gracias por darme al final estos años de paz”.
Representantes de los centros de rehabilitación de Proyecto Hombre afirmaron que “nuestra cruz es la droga, que apareció en nuestra vida como un caramelo, pero se convirtió después en un veneno”. A pesar de la vergüenza ante la Cruz, los internos de Proyecto Hombre dijeron confiar en Dios, “que es misericordioso y está con los necesitados”. Los ancianos de la residencia de Fermoselle representaron un cuento sobre un anciano con un corazón lleno de cicatrices por haber dado partes de él.
Desde el Centro de Acogida “Madre Bonifacia” se proclamó un texto paulino, y dos oraciones de Chiara Lubich y de la madre Teresa de Calcuta. Los voluntarios de toda la organización unieron sus voces para afirmar su “opción creyente por los más pobres y desfavorecidos de la sociedad”. Ofrecieron ante la Cruz un reloj, signo del tiempo entregado a los demás; un libro, “por los conocimientos que intentamos aportar a los otros”, y una vela, por “la experiencia de vida del voluntario que, junto a la cruz, quiere alumbrar al mundo”. Terminaron pidiéndole a Cristo: “envíame, Señor, aunque yo también soy débil, pero tú eres mi fuerza”.
Victoria, tú reinarás
Los ancianos de la residencia de Villarrín hicieron una súplica desde la vejez, diciendo ante la Cruz: “no me dejes solo en mis últimos pasos. Consérvame lejos de toda amargura”. Tres trabajadoras del Programa de Empleo contaron una historia real de una familia en dificultades, y los representantes del Programa de Inmigrantes rezaron un Vía Crucis actualizado en el rostro de las personas que tienen que venir en pateras a nuestra tierra.
Algunos familiares de presos en la cárcel de Topas representaron al Programa de Reclusos y Ex-reclusos, y sobre todo a los propios convictos, ya que mostraron varios murales hechos por ellos, en torno a la Cruz. También pusieron una audición grabada por los presos, ésta fue su forma de estar presentes en el encuentro de oración.
Después del canto “Victoria, tú reinarás”, que fue el más seguido por los asistentes, el delegado episcopal de Cáritas Diocesana, Antonio Jesús Martín de Lera, tuvo unas palabras de agradecimiento para todos, y el obispo concluyó con una intervención en la que, como se ha señalado al inicio de esta crónica, se mostró cercano a los que sufren, y les recordó la predilección de Dios por los más desfavorecidos.
Las fotografías pueden verse en el siguiente enlace:
http://picasaweb.google.com/obzamora.mcs/LaCruzEnElChafarilCaritas
No hay comentarios:
Publicar un comentario