JOSÉ ALBERTO SUTIL LORENZO
Confieso que hoy me ha costado escribir, no por falta de temas, sino por tener que quedarme con uno. Yo quería escribir sobre el Corpus y sobre el Mundial de fútbol, dos celebraciones bien distintas. Menos mal que vino a mi memoria la reflexión que don Lorenzo, un párroco italiano, planteó al Papa en verano de 2007. Recordaba este buen cura cómo ya en sus tiempos de seminarista tenía que elegir entre jugar al fútbol e ir a la adoración eucarística. Ahora, tras treinta y cuatro años de sacerdocio, se planteaba si aquello de acercar el hombre a Dios y Dios al hombre, no se realiza sobre todo a través de lo que llamamos humanidad, que es irrenunciable también para nosotros, los sacerdotes. La respuesta de Benedicto XVI fue: «Católico quiere decir precisamente "síntesis". Por eso, yo no soy partidario de una alternativa: o jugar al fútbol o estudiar sagrada Escritura o derecho canónico. Hay que hacer las dos cosas. Es bueno hacer deporte».
El caso es que hoy celebramos el Corpus Christi, o lo que es lo mismo, repetir machaconamente la experiencia del Jueves Santo hasta que se nos meta en la cabezota y se nos grabe en el corazón que «el mismo Cristo a quien he adorado y recibido en la comunión es el que veo presente en la persona del prójimo» (Beata Teresa de Calcuta). La propuesta de Cáritas para este año es bien clara: «Si no te convence esta sociedad mercantil, tú ofrece sin pedir nada a cambio, porque una sociedad con valores es una sociedad con futuro».
Pero somos humanos, no podemos estar siempre con cuestiones tan serias entre las manos. Necesitamos pan y circo. El pan es el de la eucaristía, ya lo tenemos. Nos falta ahora el circo, y aquí es donde aparece el deporte rey. Que si Kaká lee cada día la Palabra de Dios, que si Mourinho va a misa, que si los jugadores y el árbitro se santiguan al saltar al campo... O sea que es verdad lo que decía el Papa y que el fútbol y la fe no están nada reñidos. Valga como botón de muestra la Iglesia anglicana, que ha propuesto tres oraciones distintas para este mundial sudafricano: una por todos los implicados en el evento, otra por los países contrincantes y otra por aquellos que «pasan» del tema pero que no tienen más remedio que soportar el circo futbolero durante todo un mes con paciencia y comprensión.
Un anuncio de televisión termina advirtiendo que «a veces las cosas más fuertes y maravillosas son aquellas que no podemos ver», porque «a veces lo que buscas está tan cerca que cuesta verlo». Eso mismo pasa con la eucaristía, quizás también con el fútbol.
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