Crónica del tercer día de la participación zamorana en la PEJ 2010, de Leiro a Bruma.
Con nuestra tercera jornada del Camino los zamoranos hemos llegado al ecuador de la peregrinación y el cansancio empieza a pasar factura. Las tres primeras etapas dejan un balance de muchas ampollas y rozaduras, aparte de algún esguince y alguna tendinitis. La etapa ha sido corta (20 km.), pero muy intensa. “Ha sido la etapa más relajada de todas, pero se ha notado mucho el cansancio anterior”, nos comenta Vicente Urones, peregrino zamorano. Y es que, aparte de los 3 km. de subida, la etapa era llana, pero la fatiga de los casi 60 km. recorridos hasta el momento hizo acto de presencia y la suma de todo esto es la lista de bajas. Hasta un servidor escribe esta crónica con un esguince leve de tobillo.
El día comenzó como siempre, a las 6 de la mañana, al toque de dulzaina, cortesía de la diócesis de Segovia, el desayuno y a la carretera. A pesar de comenzar a las 7,30 de la mañana a andar, se vio una afluencia inusitada de coches por la carretera, lo que hizo que el grupo tuviera que pararse cada poco, lo cual no es bueno para el ritmo. Llegamos a una iglesia a mitad de camino, antes de subir los 3 km. Allí una de las peregrinas se tuvo que ir en coche por fiebre y vómitos. La etapa continuó con la subida –sin las mochilas se hizo más llevadera–, y después caminamos en llano. Los más avanzados llegaron sobre las 13,30, y los demás un rato después.
Tras la comida, el descanso, y las catequesis. Los criterios para repartirnos en ellas: las Diócesis y los grupos de edad. Y el tema que se abordó fue el de la mochila, porque en nuestra vida también nos sobran muchas cosas. Como siempre, presidió la eucaristía el obispo de Salamanca, Carlos López. El acompañamiento musical lo está realizando el Coro Joven Diocesano de Valladolid, que ayuda a la oración y la plegaria. Después de la cena, la velada regional, un tiempo para compartir entre todos los peregrinos. Juegos típicos de campamento y canciones nos ayudan a fortalecer la convivencia. Mañana nos esperan 14 kilómetros, una etapa más suave según lo que nos han dicho, todo llano y con alguna bajada. Parece que ya hemos pasado las etapas más fuertes. Ahora toca descansar. Hasta mañana.
Pablo Rodríguez Romo
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