En el periplo de los jóvenes zamoranos por Inglaterra llegó el momento
esperado de encontrarse con los jóvenes de Brentwood, presididos por su obispo,
que agradecieron la hospitalidad de la Diócesis de Zamora durante los días
previos a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid 2011. Nos cuenta lo
vivido ayer Pablo Rodríguez, nuestro enviado especial.
Basildon, 31/07/13. En estos casi ocho días hemos tenido de todo:
conciertos, misas, vigilias… pero pocas cosas comparables a la experiencia de
que los jóvenes de Brentwood, con su obispo Thomas McMahon nos acogieran en su Catedral. Sin duda, será un
momento que recordaremos toda la vida.
El día comenzó con una visita a
la Catedral, explicada por el encargado del primer templo diocesano. Comenzó a
ser utilizada como iglesia en el siglo XIX y llegó un momento que, al ser
declarada Catedral y ser demasiado pequeña, necesitó una ampliación. En 1989 se
llevó a cabo la ampliación trasladando el altar al centro. Esta Catedral está
consagrada a la Resurrección del Señor, a la Virgen, a San José y a San Pedro.
El interior está plagado de alegorías de la Resurrección, como los ocho lados
de la pila bautismal o las ocho columnas que sujetan el altar.
Nada más acabar la visita, ya
empezaron a llegar jóvenes de la diócesis a acompañarnos en esta eucaristía de acción
de gracias por este viaje. En la homilía, monseñor McMahon dio las gracias por
la hospitalidad que les brindamos a los 80 ingleses que vinieron de esta
diócesis a Zamora. También recordó las palabras del evangelio que fueron
escogidas como eslogan de la JMJ de Río: “Id
y haced discípulos míos a todas las naciones”. De esta forma, el obispo nos
agradecía la visita y el que viniéramos a hacerles discípulos de Jesús.
La misa, en todo momento, estuvo acompañada
por las banderas de España e Inglaterra. Acto seguido, compartimos una comida
en una pradera cercana a la Catedral. Allí se compartieron comida, juegos y
deportes. La lluvia no consiguió aplacar el ánimo de los ingleses y españoles
que convivían juntos en una jornada inolvidable.
Después, fuimos a Southend, donde
disfrutamos de un baño en el Atlántico y un paseo por la playa. También
visitamos el puerto más largo del mundo, regalándonos vistas maravillosas del
mar. En la punta del puerto, literalmente en medio del océano, rezamos todos y
reflexionamos sobre algunas frases de San Ignacio de Loyola, santo del día y
uno de los santos más importantes de España. Dicen que el agua del mar abre el
apetito y nuestros anfitriones quisieron obsequiarnos con uno de los platos
típicos en Inglaterra, el fish and chips,
pescado rebozado y patatas fritas. Recorrimos el paseo marítimo y ya nos
encaminamos a coger el bus.
Mañana visitaremos una de las
ciudades universitarias por excelencia de Inglaterra, Cambridge, y tendremos
una eucaristía de despedida, ya que el viernes cogemos el bus y salimos hacia
tierras zamoranas.
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