Mª BELÉN SÁNCHEZ DE ANTA
Estamos en unas fechas muy
señaladas y significativas para los cristianos que no debemos nunca olvidar: la
Navidad, representando el nacimiento de Jesús en la ciudad de Belén. Este
acontecimiento es entendible para los cristianos por los ojos de la fe.
La fe es confiar en alguien, es
fiarse de alguien por sus obras, por su autenticidad y por su amor a la verdad.
Supone saber que podemos contar con esa persona para todo, de forma
incondicional, y que no nos va a fallar porque es leal. Ciertamente no todas
las personas con las que convivimos a nuestro alrededor son leales aunque
parezca que lo son, pero por eso no vamos a dejar de comportarnos como
auténticos cristianos.
Fe significa creer, saber de
dónde venimos, hacia dónde vamos, para encontrar sentido a nuestra vida desde
el interior, que es lo que nos aporta la máxima felicidad. A este respecto voy
a proponer la lectura de un libro que me recomendó un magnífico sacerdote, se
titula “Creer”, de Bernard Sesboüé, y supone una invitación a la fe católica para
las mujeres y los hombres del siglo XXI.
Parece que hoy día la fe
cristiana ha dejado de ser protagonista en el sentido de que a veces es
ridiculizada; aunque más bien creo que hay personas que pasan de ella aceptando
a aquellas que sí tienen fe, aunque no compartan la fe cristiana. Y esto, ¿por
qué? Hoy palpamos continuamente desconfianza y mentiras disfrazadas de verdad.
Antes la fe cristiana se enseñaba y practicaba en las familias y en los
colegios, ahora esa práctica se ha perdido porque la sociedad no tiene unos
valores como los de antes, que probablemente eran más radicales, pero se sabía
lo que era bueno o malo, lo que era ético y moral y lo que no, y hoy día
existen leyes que no son morales o éticas aunque sean legales.
A pesar de este confusionismo
existente hoy en día en cuanto a los valores, la bondad y la maldad existen
desde el origen de los tiempos aunque se interpreten de distinta forma, al
igual que la justicia y la injusticia, la verdad y la mentira.
Por ello, para tener fe se ha de
comprometer uno consigo mismo y con los demás, pero es una opción a la que
tenemos que llegar libremente, practicando las costumbres de Jesús, como la
generosidad, el servicio a los demás y el amor al prójimo.
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