lunes, 26 de diciembre de 2011

La fe


Mª BELÉN SÁNCHEZ DE ANTA

Estamos en unas fechas muy señaladas y significativas para los cristianos que no debemos nunca olvidar: la Navidad, representando el nacimiento de Jesús en la ciudad de Belén. Este acontecimiento es entendible para los cristianos por los ojos de la fe.

La fe es confiar en alguien, es fiarse de alguien por sus obras, por su autenticidad y por su amor a la verdad. Supone saber que podemos contar con esa persona para todo, de forma incondicional, y que no nos va a fallar porque es leal. Ciertamente no todas las personas con las que convivimos a nuestro alrededor son leales aunque parezca que lo son, pero por eso no vamos a dejar de comportarnos como auténticos cristianos.

Fe significa creer, saber de dónde venimos, hacia dónde vamos, para encontrar sentido a nuestra vida desde el interior, que es lo que nos aporta la máxima felicidad. A este respecto voy a proponer la lectura de un libro que me recomendó un magnífico sacerdote, se titula “Creer”, de Bernard Sesboüé, y supone una invitación a la fe católica para las mujeres y los hombres del siglo XXI.

Parece que hoy día la fe cristiana ha dejado de ser protagonista en el sentido de que a veces es ridiculizada; aunque más bien creo que hay personas que pasan de ella aceptando a aquellas que sí tienen fe, aunque no compartan la fe cristiana. Y esto, ¿por qué? Hoy palpamos continuamente desconfianza y mentiras disfrazadas de verdad. Antes la fe cristiana se enseñaba y practicaba en las familias y en los colegios, ahora esa práctica se ha perdido porque la sociedad no tiene unos valores como los de antes, que probablemente eran más radicales, pero se sabía lo que era bueno o malo, lo que era ético y moral y lo que no, y hoy día existen leyes que no son morales o éticas aunque sean legales.

A pesar de este confusionismo existente hoy en día en cuanto a los valores, la bondad y la maldad existen desde el origen de los tiempos aunque se interpreten de distinta forma, al igual que la justicia y la injusticia, la verdad y la mentira.

Por ello, para tener fe se ha de comprometer uno consigo mismo y con los demás, pero es una opción a la que tenemos que llegar libremente, practicando las costumbres de Jesús, como la generosidad, el servicio a los demás y el amor al prójimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario