domingo, 22 de mayo de 2011

Puro cambio


JOSÉ ÁLVAREZ ESTEBAN

Lo bueno de los eslóganes que se barajan en las elecciones es que no llevan derecho de autor. Hace tres años, y en periodo también electoral, comentaba el entonces cartel de propaganda del PSOE “Razones para creer”. Fuera ya del uso del término “creer” y de su fuerte connotación religiosa, escribía en este mismo periódico: “¿Creer?, ya se sabe, en lo que no vimos, en lo que no vemos, en lo que no vamos a ver. Justo al lado del cartel de propaganda en la “Cuesta del Bolón” una marca de extintores que, por lo que puedo entender, sirven para apagar fuegos, los de una sociedad quemada. El término “extinguir” significa acabar, vencer un plazo, desaparecer. ¿Una premonición?”. Con tres años más de sufrimiento a las espaldas ahora el eslogan es otro: “Tu voto es puro cambio”. ¡Rediez!, me digo, de eso se trata, de cambio. Cinco millones de parados lo gritan, otras tantas familias desquiciadas lo demandan

Eran otros tiempos cuando escribía cosas como éstas cada semana, me daba entonces por los artículos de “opinión” en los que se barajan los temas más diversos. Entiendo que ahora escribo en un espacio religioso y los temas se plantean y comentan de otra forma. Pero nadie, ni a mí ni a quienes escriben conmigo, nos ha sacado de la escena pública y, lo que no es aconsejable deslizar en un púlpito, puede muy bien tener cabida en la prensa escrita. Aquí y en este espacio dominical la lectura es un obsequio, en la Iglesia tanto lo hablado como lo leído son un componente de la misma liturgia.

Y en estas estamos. Unos, como locos esperando un dato, un brote verde, que perdone la debacle nacional; centrando otros su campaña en la sola economía como si no hubiera nada que decir del desmantelamiento ético y del empobrecimiento moral, del desastre educativo, de las agresiones a la vida y del debilitamiento de la familia, de la miseria social en la que andamos. A unos los matan las fobias, las purgas del pasado y las mentiras; a otros, la indiferencia y el dejar hacer, la indefinición y el difícil equilibrio de quien no se sabe en ninguna parte.

Ahora vienen los “antisistema” a escribir otra historia y a ofrecer otra cultura con ese aire de rebeldía y esa atmósfera de negación y hostilidad de la que no han hecho ostentación en toda la legislatura socialista. ¿Dónde estaban?, ¿a quiénes pretenden encubrir ahora estos hijos de nuestro tiempo con sus modas, sus banalidades y tópicos enquistados? ¡Anda ya! Con el desastre de Lorca en el horizonte bien que podemos hablar de nuevo de terremoto y derrumbe, de muertos y desaparecidos a partir de ya en la escena política nacional.

Nota: Este artículo fue enviado para ocupar su lugar habitual en la página dominical de Religión del diario La Opinión-El Correo de Zamora, pero no ha sido publicado.

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