jueves, 4 de marzo de 2010

Sí a la vida

Hoy mismo, el BOE ha publicado la nueva Ley del Aborto. En este día triste, recuperamos el comentario editorial publicado el domingo pasado en la hoja diocesana Iglesia en Zamora, y recordamos que el próximo domingo 7 de marzo estamos invitados a defender la vida y la maternidad en Zamora, en la Plaza de la Constitución a las 13 h. (y en Toro, en la Plaza Mayor a las 12 h.).

Política y vida

Desde algunos lugares se nos quiere hacer creer que todo en la vida es política. Basta asomarse a los medios de comunicación para comprobarlo. Sin caer en este extremo, tampoco podemos olvidar la importancia de la gestión de lo público en nuestra sociedad. Cuando atravesamos una grave crisis que afecta a todas las esferas de nuestra vida, se exige una revisión de lo que hemos hecho y seguimos haciendo. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué camino emprender para salir de esta brecha? Mucha gente se ha apuntado a pedir unas elecciones anticipadas en España, una actitud que recuerda al “ahora no me gusta y quiero otro” de los adolescentes. A lo mejor estas cosas nos sirven para ser un poco más responsables a la hora de votar, y a ser más exigentes con nuestros representantes políticos (los que sean) y con nosotros mismos. Por otro lado, en estos días asistimos a la procesión de la nueva Ley del Aborto entre el Senado y el Congreso, para su aprobación definitiva. ¡Qué mejor ejemplo de influencia –nefasta– de la política sobre la vida! Se ha convocado una gran manifestación para el próximo 7 de marzo en Madrid. Puede quedarnos algo lejos. Pero el drama del aborto está aquí, a nuestro lado. Cambiando de Gobiernos –y de partidos– resulta que la Junta de Castilla y León ha firmado un acuerdo con una clínica abortista de Valladolid para “la prestación de los servicios de Interrupción Voluntaria del Embarazo”. Hala, 750.000 euros, y tan tranquilos. ¿Dónde está la Ley 14/2008 de apoyo a la mujer embarazada? ¿Papel mojado, o instrumento para sacar votos? Los creyentes estamos llamados a ser responsables en la vida pública. Que cada cual saque las consecuencias.

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