LUIS SANTAMARÍA DEL RÍO
A comienzos de febrero se celebró en Zamora la II Semana de Cine de la Diócesis, con un notable éxito de asistencia, sobre todo de escolares. Nuestra tierra se une así a una iniciativa que el año pasado reunió a más de 100.000 personas en toda España en torno a lo que su creador, Peio Sánchez, ha llamado la «Semana de Cine Espiritual». Un hombre al que tuve la ocasión de conocer esta semana, y que aúna la tarea parroquial, las clases de Teología y la pasión y el conocimiento del séptimo arte… vamos, un cura de cine. Y con una gran pasión por el diálogo entre la fe cristiana y la cultura, sobre todo en la gran pantalla.
Una de las últimas ocurrencias de Peio ha sido elaborar un DVD sobre la figura del sacerdote en el cine. Antes, cuando yo oía hablar de esto me echaba a temblar, porque si me pongo a repasar cómo aparecen los curas en las películas, la mayor parte de las referencias que recuerdo son exageradas y caricaturizadas. De hecho, muchas veces he pensado lo difícil que tiene que resultarle a algunos directores encontrar actores que puedan representar tan fácilmente papeles de tontos o de malos, o al menos de no ser personas normales. Sin embargo, este cura catalán cinéfilo ha logrado reunir escenas de 43 películas que abordan con gran calidad humana y artística la figura del presbítero.
Y así, ordenadas por temáticas, podemos ver secuencias en las que aparecen sacerdotes dedicados a funciones ordinarias o extraordinarias de su ministerio, anunciando el Evangelio o entregados a la caridad pastoral, rezando o confesando, denunciando injusticias o incorporando nuevos hijos a la Iglesia, acompañando a los jóvenes y a los enfermos, celebrando la eucaristía y hasta obedeciendo a su obispo. Desde escenas entrañables como el clásico Don Camilo protestándole al Crucificado de su parroquia por el triunfo electoral del comunista Peppone, hasta el dramatismo de los curas polacos internados en un campo de concentración celebrando a escondidas la misa y siendo literalmente crucificados en «El noveno día». Siempre seguirá impresionando la unión de estos ministros con aquél a quien representan, víctimas y mártires a imagen del Cordero inmolado, Jesucristo.
Una buena forma de acercarse a la figura del presbítero católico en este tiempo en el que la Iglesia celebra el Año Sacerdotal, con 43 perfiles que amplía hasta 100 en una lista que publica en su blog. Según Peio Sánchez, en los inicios del siglo XXI se intensifica la presencia de los curas en la gran pantalla. Quizás porque directores como Clint Eastwood lo utilizan «como referencia al misterio de Dios y a la clave espiritual». Por algo será.
A comienzos de febrero se celebró en Zamora la II Semana de Cine de la Diócesis, con un notable éxito de asistencia, sobre todo de escolares. Nuestra tierra se une así a una iniciativa que el año pasado reunió a más de 100.000 personas en toda España en torno a lo que su creador, Peio Sánchez, ha llamado la «Semana de Cine Espiritual». Un hombre al que tuve la ocasión de conocer esta semana, y que aúna la tarea parroquial, las clases de Teología y la pasión y el conocimiento del séptimo arte… vamos, un cura de cine. Y con una gran pasión por el diálogo entre la fe cristiana y la cultura, sobre todo en la gran pantalla.
Una de las últimas ocurrencias de Peio ha sido elaborar un DVD sobre la figura del sacerdote en el cine. Antes, cuando yo oía hablar de esto me echaba a temblar, porque si me pongo a repasar cómo aparecen los curas en las películas, la mayor parte de las referencias que recuerdo son exageradas y caricaturizadas. De hecho, muchas veces he pensado lo difícil que tiene que resultarle a algunos directores encontrar actores que puedan representar tan fácilmente papeles de tontos o de malos, o al menos de no ser personas normales. Sin embargo, este cura catalán cinéfilo ha logrado reunir escenas de 43 películas que abordan con gran calidad humana y artística la figura del presbítero.
Y así, ordenadas por temáticas, podemos ver secuencias en las que aparecen sacerdotes dedicados a funciones ordinarias o extraordinarias de su ministerio, anunciando el Evangelio o entregados a la caridad pastoral, rezando o confesando, denunciando injusticias o incorporando nuevos hijos a la Iglesia, acompañando a los jóvenes y a los enfermos, celebrando la eucaristía y hasta obedeciendo a su obispo. Desde escenas entrañables como el clásico Don Camilo protestándole al Crucificado de su parroquia por el triunfo electoral del comunista Peppone, hasta el dramatismo de los curas polacos internados en un campo de concentración celebrando a escondidas la misa y siendo literalmente crucificados en «El noveno día». Siempre seguirá impresionando la unión de estos ministros con aquél a quien representan, víctimas y mártires a imagen del Cordero inmolado, Jesucristo.
Una buena forma de acercarse a la figura del presbítero católico en este tiempo en el que la Iglesia celebra el Año Sacerdotal, con 43 perfiles que amplía hasta 100 en una lista que publica en su blog. Según Peio Sánchez, en los inicios del siglo XXI se intensifica la presencia de los curas en la gran pantalla. Quizás porque directores como Clint Eastwood lo utilizan «como referencia al misterio de Dios y a la clave espiritual». Por algo será.
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