miércoles, 18 de abril de 2012

El obispo comienza su visita pastoral al arciprestazgo de Sayago


El próximo domingo 22 de abril comienza la visita pastoral al arciprestazgo de Sayago, en la que el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, se acercará a las 56 parroquias de esta zona hasta el mes de noviembre.

Zamora, 18/04/12. El próximo domingo 22 de abril el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, inaugurará su visita pastoral al arciprestazgo de Sayago, después de haberla realizado anteriormente en Zamora ciudad y en El Vino. En esta ocasión, el prelado tiene previsto conocer de primera mano todas las parroquias que forman este arciprestazgo desde abril hasta el próximo mes de noviembre.

La visita pastoral comenzará con la eucaristía en un enclave significativo de la comarca, la ermita de la Virgen de Gracia, situada en el término municipal de Villamor de Cadozos, el domingo 22 de abril a las 18,30 horas. Tras este acto inaugural, el obispo retomará la visita el 12 de mayo en la parroquia de Muga de Sayago. Y está previsto que la clausure el 10 de noviembre en Bermillo de Sayago.

La última visita pastoral al arciprestazgo de Sayago la realizó el obispo anterior, Casimiro López Llorente, en el año 2004. En aquella ocasión, la inauguración tuvo lugar el 18 de abril y la clausura fue el 10 de octubre, celebrándose ambas en Bermillo de Sayago.

El arciprestazgo de Sayago

Situado al suroeste de la Diócesis de Zamora, el arciprestazgo de Sayago está delimitado por las aguas del Duero, que marcan sus límites al norte y al oeste; las aguas del Tormes, que lo separan de Salamanca por el sur; y la Ruta de la Plata que lo limita por el este. Dicho arciprestazgo está compuesto por 56 parroquias en las que viven 9.339 habitantes, que son atendidos por 8 sacerdotes en activo y un religioso. Resulta una media de 1.038 habitantes por sacerdote.

Su población está formada por gente de campo y su economía se sustenta de la ganadería y agricultura. En la zona de los Arribes del Duero se cultiva el viñedo y también hay muchos olivos. Se elaboran buenos vinos y aceite, principalmente en Fermoselle. Es una tierra en la que han nacido bastantes sacerdotes.

Además de las tareas pastorales ordinarias con las que se suscita, alimenta y sostiene la fe de sus gentes, destacan algunas actividades como la Residencia de la Tercera Edad de Fermoselle y el Colegio y la Residencia para Estudiantes de Muga.

La Residencia de Ancianos "Conchita Regojo" de Fermoselle es una labor social de Cáritas Diocesana en la que trabajan y viven desde 1987 las religiosas Misioneras de la Inmaculada Concepción. En Fariza de Sayago vive desde 2003 una comunidad de Hermanas de Jesús Redentor, que colabora con los sacerdotes del arciprestazgo de Sayago en sus labores de atención pastoral.

El colegio y la residencia de Muga fueron fundados por el sacerdote José Luis Gutiérrez, ayudado por un grupo de antiguos alumnos y algunos sacerdotes. El colegio es hoy un centro de titularidad municipal y a lo largo de su historia ha servido de impulso religioso, cultural y económico a toda esa zona sayaguesa.

La religiosidad se conserva en muchos de sus pueblos y son especialmente destacables los grandes momentos festivos del año como la Semana Santa o las romerías de primavera y verano. Mucha devoción tienen algunas imágenes del Señor crucificado custodiadas en ermitas como la del Cristo de la Paz en Moraleja de Sayago, el de Santa Colomba o el del Pino ambos en Fermoselle. Honda devoción tienen también las imágenes presentes en ermitas o humilladeros como los de Carbellino, Villar del Buey, Argusino, Moral, Moralina o Zafara, por citar algunas.

Entre las imágenes de devoción mariana, podemos venerar en esta tierra a Nuestra Señora de Gracia, patrona de Sayago alto, cuyo templo se alza a medio camino entre Villamor de Cadozos y Almeida de Sayago. La Virgen de la Bandera de Fermoselle, patrona de la localidad, cuya imagen se conserva en el templo construido en lo alto de una colina desde la que se domina la villa y su término.

La Virgen de la Asunción, custodiada en la ermita de Fernandiel, perteneciente a Muga de Sayago. La Virgen del Templo custodiada en Torregamones o la popular Virgen del Castillo de Fariza, cuya romería, celebrada el primer domingo de junio, posee una gran vistosidad por los pendones y las cruces parroquiales que la acompañan. Otras muchas imágenes completan en este arciprestazgo la devoción mariana destacando las imágenes de la Virgen del Rosario con los ofertorios y las fiestas que la acompañan en el mes de octubre.

También algunos santos han encontrado su lugar entre las gentes de Sayago. Destacan, entre ellos, las ermitas dedicadas a Santa Catalina en Palazuelo de Sayago y en Luelmo, a Santa Bárbara en Escuadro y en Tudera, a los Santos Cosme y Damián también en Tudera, a San Miguel en Pinilla de Fermoselle, a San Roque en Fornillos y en Villadepera, a Santa Eulalia en Gamones y a Santa Ana en Monumenta.

¿Qué es una visita pastoral?

Según el Directorio para el Ministerio pastoral de los Obispos, “la visita pastoral es uno de los modos, ciertamente singular, por el que el Obispo cultiva el encuentro personal con el clero y demás fieles del pueblo de Dios, para que los conozca y dirija, los exhorte a una vida de fe y de práctica cristiana, así como para que vea de cerca y valore en su real eficacia las estructuras e instrumentos destinados a su servicio pastoral” (n. 166).

El objetivo principal de la visita pastoral es “el encuentro del Obispo con las personas, es decir, con el clero, los religiosos y los laicos: todos los actos de la visita deben orientarse hacia este fin” (nº 168). Se le indica al obispo que trate de encontrarse con los niños en la catequesis y con los jóvenes, con los enfermos, con los miembros de asociaciones de apostolado, con el Consejo Pastoral de la parroquia y con los grupos parroquiales de Cáritas, etc.

La Iglesia pide a los obispos que hagan la visita pastoral a todas las comunidades cristianas y a las instituciones católicas. Así lo prescribe el Código de Derecho Canónico: “El Obispo tiene la obligación de visitar la diócesis cada año total o parcialmente, de modo que al menos cada cinco años visite la diócesis entera, personalmente o, si se encuentra legítimamente impedido, por medio del Vicario general o de otro presbítero. El obispo puede elegir a los clérigos que desee para que le acompañen y ayuden en la visita” (CIC 396).

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