domingo, 5 de febrero de 2012

Curación, oración, misión


ANTONIO JESÚS MARTÍN DE LERA

Domingo V del tiempo ordinario – Ciclo B

“Se acercó, la cogió de la mano y la levanto” (Mc 1,31)

El evangelio de este domingo nos presenta un resumen de lo que es el ministerio público de Jesús. La acción-curación, la oración y la misión componen toda su vida.

El sufrimiento de Job, que aparece en la primera lectura como paradigma de la vida efímera del hombre, encuentra su explicación y salvación en la actuación de Jesús.

Jesús cura a la suegra de Pedro y a muchos enfermos. «Se acercó». Es lo primero que hace: acercarse a los que sufren, y compartir su sufrimiento. Luego, «la cogió de la mano»: toca a la enferma, no teme las reglas de pureza que lo prohíben; quiere que la mujer sienta su fuerza curadora. Por fin, «la levantó», la puso de pie, le devolvió la dignidad.

Así está siempre Jesús en medio de los suyos: como una mano tendida que nos levanta, como un amigo cercano que nos infunde vida. Jesús sólo sabe servir, no ser servido. Por eso la mujer curada por él se pone a «servir» a todos. Lo ha aprendido de Jesús. Sus seguidores han de vivir acogiéndose y cuidándose unos a otros.

Jesús no sólo cura a los de casa. Al llegar la oscuridad de la noche, la población entera con sus enfermos «se agolpa a la puerta». Los ojos y las esperanzas de los que sufren buscan la puerta de esa casa donde está Jesús. La Iglesia sólo atrae de verdad cuando la gente que sufre puede descubrir dentro de ella a Jesús curando la vida y aliviando el sufrimiento. A la puerta de nuestras comunidades hay mucha gente sufriendo. No lo olvidemos.

Después Jesús se retira a orar, la oración es necesaria, la comunicación con Dios da sentido a su obra y encuentra la energía para continuar. También nosotros necesitamos la intimidad de la oración con el Señor para que nuestra tarea dé frutos.

La última parte del evangelio nos muestra la actitud misionera de Jesús. La Buena Noticia no se circunscribe a un grupo o a un pueblo o territorio determinado, tiene que llegar a todos. El Señor se dirige a otros pueblos vecinos, consciente del alcance de su tarea. La misión de los cristianos es llevar el evangelio a todos.

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