La Catedral de Zamora acogió en la tarde de
ayer la Misa de acción de gracias por la elección de Francisco como nuevo obispo
de Roma. El obispo de Zamora destacó en su homilía la importancia de la
sucesión apostólica, la llamada a la conversión que suponen los primeros gestos
del Papa y la oración por él.
Zamora, 22/03/13. Unos minutos después de las 20 horas de ayer
comenzaba en la Catedral de Zamora la Misa de acción de gracias por el nuevo
Papa Francisco, que llenó el primer
templo diocesano para celebrar, presididos por el obispo Gregorio Martínez Sacristán, el gozo por el nuevo pastor de la
Iglesia universal. Medio centenar de sacerdotes concelebraron en la eucaristía.
La Misa se celebró con ornamentos
blancos y con el formulario “por el Papa”, empleando en la Liturgia de la
Palabra lecturas relativas al pastoreo de la Iglesia y al papel especial del
apóstol Pedro en el pueblo de Dios. El obispo comenzó su homilía dando las
gracias a los presentes “por responder a
la invitación del obispo para celebrar esta eucaristía de acción de gracias por
la elección de Francisco como sucesor de San Pedro”.
“Hemos vivido todos estos días con bastante intensidad, porque nuestra
Iglesia es apostólica”, explicó el prelado, “porque Jesús ha puesto y ha cimentado su Iglesia sobre la roca de los
apóstoles, para que permanezca en el mundo como signo de su santidad”. El
fundamento y la roca es Cristo, subrayó, y la misión es la evangelización.
La experiencia de la sucesión apostólica
“El Espíritu Santo ha dado a la iglesia, por medio de los cardenales,
un nuevo Papa. Por eso los católicos nos alegramos y celebramos la gloria de
Dios”, afirmó monseñor Martínez Sacristán, que también dijo que “hemos vivido una experiencia verdaderamente
eclesial, la experiencia de la sucesión apostólica. Esto ha de ensanchar
nuestro corazón y nos tiene que llenar de gozo”.
Tal como había dicho en sus primeras
declaraciones al conocer la elección del nuevo pontífice, el obispo de
Zamora señaló que “a partir de ahora, el
cardenal Bergoglio no existe más; quien existe es el Papa Francisco, y así
nosotros tenemos que vivirlo y acogerlo”. Y se refirió a lo que está siendo
tan comentado: “si el Papa en estos días
primeros del pontificado tiene gestos que nos llegan al corazón, será por algo.
Los gestos de la simplicidad, la humildad, la verdad, la oración, la cercanía
con los pobres y los débiles… ¿Acaso no es la Iglesia la que en su afán por
evangelizar tiene que volver a privilegiar sobre todo estas actitudes por
encima de otras?”.
Porque, en esta línea, subrayó,
los creyentes deben ser conscientes de que “la
evangelización no es algo que entienden unos cuantos, sino el testimonio de la
presencia de la Iglesia en la calle, en el mundo, en la vida misma. Para
señalar a todos el camino que nos lleva hacia Dios”.
De la admiración al cambio de vida
“Nuestra eucaristía quiere ser una súplica a Dios nuestro Padre, para
que asista al Papa Francisco, para que lo mantenga en estos firmes y nobles y
evangélicos propósitos y actitudes. Que no sea una pose de los primeros tiempos
–que no será–, sino una actitud permanente que arrastre a todos en la Iglesia a
una conversión, no a una simple admiración”, afirmó el obispo de Zamora.
Recordó también que los gestos
del Papa, como ha dicho su hermana desde Argentina, son “una llamada para que nos convirtamos, porque Iglesia somos todos”.
Y concluyó su homilía llamando a los fieles a orar “para que este pontificado no sea simplemente un pontificado que se
admira, sino que se sigue, por el ejemplo verdadero de santidad y de evangelización.
Que el Espíritu lo ilumine y lo haga fuerte y verdadero testigo creíble para
toda la Iglesia y para el mundo entero según lo que necesita en el plan de Dios”.
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