domingo, 28 de noviembre de 2010
Se presentan al público los hallazgos en la Catedral de Zamora
En la espera de lo último

JESÚS GÓMEZ FERNÁNDEZ
Domingo I de Adviento - Ciclo A
Allahu akbar

jueves, 25 de noviembre de 2010
La Delegación de Apostolado Seglar convoca a los laicos para un encuentro

Zamora, 25/11/10. La Delegación Diocesana de Apostolado Seglar ha programado las actividades para este curso de acuerdo con los objetivos que se ha marcado la Diócesis y que hacen suyos. Por eso, en este primer trimestre del curso se va a trabajar el tema “El ejercicio de la caridad en la vida de la Iglesia”.
Según explica la delegada, Josefa de la Fuente, “han sido muy oportunos y, nos ayudarán de manera eficaz, los dos felices y recientes acontecimientos que acabamos de vivir. Por una parte, la visita apostólica del Papa a España, que nos hace sentirnos llamados e implicados a manifestar nuestra fe donde quiera que nos encontremos, y por otra, la emotiva llegada en peregrinación de la Cruz de los Jóvenes y del Icono de Santa María a nuestra Diócesis, como preparación para la Jornada Mundial de la Juventud, en la que también queremos prepararnos para ser excelentes anfitriones”.
Los seglares asociados, es decir, todos aquellos que forman parte de asociaciones y movimientos eclesiales, y aquellos otros para los que el tema sea de su interés, están invitados al Encuentro-Convivencia que tendrá lugar el próximo martes 30 de noviembre a las 19 horas en la Casa de la Iglesia (Sala 2).
En esta reunión se llevará a cabo una relectura conjunta de Deus caritas est (“Dios es amor”), la primera encíclica escrita por Benedicto XVI, y de la que se cumplirán cinco años en la próxima Navidad. Habrá una proyección para ayudar a la reflexión personal, y la oración estará preparada por la asociación laical Manos Unidas, recientemente distinguida con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
En palabras de la delegada de Apostolado Seglar, “a las puertas del Adviento, en tiempos de crisis económica y de fe, con alegría y con ganas, pasemos a la vida lo que ya conocemos: que Dios es amor. El que ama a Dios, ame también a su hermano (1 Jn 4, 21)".
lunes, 22 de noviembre de 2010
Zamora se une a Benedicto XVI para rezar por la vida naciente

Zamora, 22/11/10. El próximo sábado 27 de noviembre Benedicto XVI celebrará en la Basílica de San Pedro una solemne “Vigilia por la vida naciente” coincidiendo con las Primeras Vísperas del primer Domingo de Adviento en el marco de la cercana solemnidad de la Natividad de Cristo.
Según se informa desde la Santa Sede, la Vigilia comprenderá, además de las Vísperas, también la adoración eucarística, “para agradecer al Señor que, con el don total de sí mismo, ha dado sentido y valor a toda vida humana y para invocar su protección sobre cada ser humano llamado a la existencia”.
Los dos dicasterios vaticanos que han organizado la Vigilia se han puesto en contacto con las Conferencias Episcopales de todo el mundo para que se facilite que en las Iglesias locales se celebren encuentros de oración ese mismo día y con el mismo motivo. Por ello, la Diócesis de Zamora se unirá el próximo sábado 27 de noviembre a toda la Iglesia universal para orar por la vida naciente.
El obispo diocesano, Gregorio Martínez Sacristán, presidirá la Vigilia que comenzará a las 19 horas del sábado en la céntrica iglesia de Santiago del Burgo, para dirigirse con los fieles en procesión a la iglesia de San Andrés, donde se desarrollará el resto del acto litúrgico. Desde la Delegación Diocesana para la Familia y Defensa de la Vida se ha enviado una carta a todas las parroquias para que puedan participar en la Vigilia, que estará preparada también por la Asociación “Evangelium Vitae”.
Textos: http://www.conferenciaepiscopal.es/ceas/familia/vida/VigiliaVida2010.pdf
Fallece Vicente Gullón, párroco de Torres del Carrizal
Zamora, 22/11/10. En la madrugada de ayer, 21 de noviembre, murió en Zamora el sacerdote diocesano Vicente Gullón Alonso. Sus exequias se han celebrado esta mañana en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Lourdes de la capital, con la eucaristía presidida por el obispo, Gregorio Martínez Sacristán.
Nacido en Vega de Villalobos en 1938, Vicente Gullón cursó sus estudios eclesiásticos en la Universidad Pontificia de Comillas, y fue ordenado presbítero allí en 1962. Su primer destino ministerial fue la parroquia de la Santísima Trinidad de Toro, además de las clases de Geografía e Historia en el Seminario Menor “San Luis y San Victoriano” de la misma ciudad.
En 1967 fue nombrado coadjutor de la parroquia de San Torcuato de Zamora, y siguió ejerciendo la docencia, ahora de Religión, en el Instituto “Claudio Moyano” desde 1972. Regresó a Toro en 1977 como ecónomo de la parroquia de Santo Tomás, y se incorporó entonces al claustro del Instituto “Pardo Tavera” como profesor de Religión. En 1986 fue nombrado párroco de Santo Tomás, y allí permaneció hasta 1999.
En 1999 fue nombrado párroco de Torres del Carrizal, ministerio que ejerció hasta su fallecimiento, y también entonces asumió las clases de Religión del Instituto “Maestro Haedo” hasta su jubilación como docente.
Falleció en Zamora, el 21 de noviembre de 2010, a los 72 años de edad y 48 de sacerdocio. Descanse en paz.
La alegría y la cruz

FRANCISCO GARCÍA MARTÍNEZ
Solemnidad de Cristo Rey – Ciclo C
“Había un letrero: Este es el rey” (Lc 23, 35-43)
Hoy la palabra de Dios nos hace repetir a todos: «vamos alegres a la casa del Señor» mientras se recita el salmo 122. Con él se recuerda la entrada del arca de la alianza en la ciudad conquistada por el rey David como casa común de todo el pueblo, como espacio donde Dios haría sentir su protección, ¿cómo no alegrarse? Y sin embargo esa casa común se convirtió en una cueva de bandidos (con la injusticia de los poderosos en ella) y posteriormente en un lugar arrasado, lleno de angustia y soledad (con la conquista babilónica). ¿Cómo cantar entonces un canto a la ciudad de Dios? Sólo queda la súplica del hombre que vive en angustia, paseando por sus calles apenas habitables, que sufre oprimido y despreciado.
Aquí se une el evangelio, porque en él quien sube a Jerusalén encuentra a Jesús que se acercó a este mundo de soledades, angustias y desprecios para reconstruir la ciudad de Dios, ciudad de paz y compañía, de abundancia y reconocimiento mutuo. Pero, ¡desesperación!, lo encuentra crucificado. Los que cantaron con él este salmo al cruzar los umbrales de Jerusalén se han quedado mudos. Y sólo se oye el desprecio de un mundo de satisfechos.
Pero sigue en pie la suplica del hombre que busca consuelo en su desgracia. Y Jesús, rey mesiánico, no ha subido a morar en los palacios de la gran ciudad sino a habitar las afueras donde el hombre es olvidado. Allí abre el oído y los crucificados de este mundo pueden clamar de tú a tú, de dolor a dolor, con confianza: «acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino».
Jesús, atado por la muerte, sabe que su casa es la del Padre, que su Reino no es de este mundo cerrado y cáustico; atado por el odio, no le abre las puertas de su corazón porque éste está ocupado por la ley del Reino nuevo que no es sino la misericordia sobreabundante del Padre. Y así ninguna soberanía de este mundo puede dominarlo. De esta manera abre las puertas de la nueva ciudad y la ofrece a los que se entregan a él, sean quienes sean y vengan de donde vengan en su vida: «Hoy estarás conmigo en el paraíso».
¿Ha vuelto el Rey David? Su rostro ha cambiado, tiene la mirada del crucificado y se llama Jesús. Nadie está ya lejos. Él abre la ciudad eterna de la vida, de la gracia, del perdón. Abre la ciudad que nadie podrá arrasar: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Y tras él los pequeños en una procesión discreta, cargando con las cruces de su vida, van cantando: «Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor».