martes, 12 de octubre de 2010

Cáritas organiza un curso de Doctrina Social de la Iglesia


Cáritas Diocesana de Zamora ha organizado un curso de Doctrina Social de la Iglesia y Pensamiento social, que comenzará el próximo 18 de octubre en la Casa de la Iglesia-Seminario San Atilano, y que dará una formación sistemática en estas materias a los matriculados hasta el próximo mes de junio. La inscripción está abierta hasta el próximo 15 de octubre.

Zamora, 12/10/10. “Doctrina Social de la Iglesia y Pensamiento social” es el título del curso sistemático de formación que convoca Cáritas Diocesana de Zamora, y que dará comienzo el próximo lunes 18 de octubre a las 19 horas en la Casa de la Iglesia-Seminario San Atilano de la capital.

Los objetivos de este curso, según explica el delegado episcopal de Cáritas Diocesana, Antonio Jesús Martín de Lera, son “conocer en profundidad el pensamiento social cristiano, capacitar para la formación sociocaritativa de la Iglesia y formar a los agentes de Cáritas”. Y recuerda una frase del papa Benedicto XVI para destacar la importancia de esta formación: “no existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor”.

El curso de Doctrina Social se celebrará durante los lunes del calendario escolar de 19 a 21 horas, empezando el 18 de octubre y finalizando el 20 de junio. La inscripción, que puede realizarse en la sede central de Cáritas en Zamora (Plaza de Viriato), está abierta hasta el próximo 15 de octubre. La oferta formativa está dirigida principalmente a los trabajadores y voluntarios de Cáritas, pero está abierta también a todas las personas interesadas en la acción social de la Iglesia.

Durante el primer cuatrimestre se abordarán núcleos temáticos de la Doctrina Social de la Iglesia, la marginación y la pobreza, el Modelo de Acción Social de Cáritas, y el Tercer Sector y la acción social. El segundo cuatrimestre comenzará con otros temas de Doctrina Social de la Iglesia, la sensibilización y educación para la solidaridad, políticas sociales y servicios sociales, y voluntariado social.

Ésta es una de las iniciativas que está llevando a cabo Cáritas Diocesana de Zamora en el marco de la programación pastoral de la Diócesis, que para el curso 2010/11 se ha marcado el objetivo principal de “el ejercicio de la caridad en la vida de la Iglesia”.

domingo, 10 de octubre de 2010

Gracias a Dios y gracias a todos


NARCISO-JESÚS LORENZO

Este domingo me gustaría compartir con los lectores la alegría de lo vivido en el día de ayer. Después de meses de trabajos y de un mes abierto al público de Zamora y a los que nos visitan, se volvió a dedicar al culto divino la hermosa iglesia de Santiago del Burgo. Aprovecho este espacio dominical, día semanal de acción de gracias para los cristianos, para eso precisamente, para dar las gracias, aún a riesgo de olvidarme de algunos.

Gracias sean dadas, sobre todo, a Dios porque nos ha permitido alabarle y ofrecerle de nuevo el Sacrificio de su Hijo en el recuperado altar románico, consagrado solemnemente, para obtener así gracia sobre gracia.

Gracias a todos los fieles que se hicieron presentes y que fueron una sola voz en la alabanza y en las plegarias. Gracias al Sr. obispo que consagró el altar y celebró la Eucaristía, principal promotor de que este templo se convierta en lugar privilegiado de oración y adoración en la ciudad. Gracias al apoyo de los presbíteros de la parroquia de San Vicente, especialmente al seguimiento entusiasta de D. José. Gracias a los representantes de las instituciones públicas, la Fundación Zamora Románica, el Ayuntamiento o la Junta de Castilla y León por el apoyo efectivo y el reconocimiento del valor espiritual y cultural del patrimonio cultural de la Iglesia. Gracias a los representantes del Obispado: El Vicario General, el Delegado Diocesano de Patrimonio y al Director del Taller de Restauración. Gracias a la labor de dirección del arquitecto D. Leocadio y a todos los trabajadores que han hecho posible la rehabilitación de este templo y su puesta a punto. Gracias a todos los fieles católicos y a todos los zamoranos en general por la alegría con la que han recibido la reapertura del templo.

Quisiera, también, invitar a todos los fieles a que, sin desatender sus encargos y su vida parroquial, hagan de este pequeño templo espacio de todos, lugar privilegiado para el encuentro espiritual con el Señor Jesús, presente en la Eucaristía. La presencia del arcipreste D. Rogelio sirvió de apoyo a esta iniciativa episcopal. Que el reclamo turístico de este hermoso templo no sea mayor que la invitación que Cristo nos haga a entrar en su intimidad. Pidámosle, ya desde ahora, que nos conceda la gracia de mirar la Eucaristía expuesta y descubrir su mirada que penetra con amor y compasión hasta lo más profundo de nuestro ser.

Cada día se celebrará la Eucaristía a las 13.00 h. y a continuación se expondrá para la adoración de los fieles el Santísimo Sacramento hasta las 18.00 h. en que se dará la bendición. Los sábados se cantarán las Vísperas. Así mismo se administrará con regularidad el Sacramento de la Confesión.

La Opinión-El Correo de Zamora, 10/10/10.

Y volver, volver, volver


JOSÉ ÁLVAREZ ESTEBAN

Ya todo empieza de nuevo. Por más que el verano se nos antoje largo las fechas nos cogen casi siempre desprevenidos, baja la guardia. Son días estos que obligan a coger los bártulos cual colegiales que cursan la disciplina de la vida, a retomar trabajos y a replantearlos, a calibrar las propias fuerzas y las que se nos ofrecen. La nuestra es una labor compartida y es bueno que así lo sea. Compartimos las cargas y se aligeran los pesos, compartimos los éxitos y los fracasos, las alegrías y penas de la Evangelización, que de todo hay. De ahí el paso obligado a la previsión, la puesta sobre la mesa de las tareas que se han de asumir, del peso que se puede soportar, de las manos con que se cuenta. Todo es objeto de «previsión», eso que también llamamos «programación», para que las tareas no nos superen, para que los acontecimientos no se nos adelanten y nos cojan desprevenidos.

Las Témporas de octubre nos han llamado de nuevo a la siembra. Ahora el campo es nuestra Diócesis, eso que decimos «Iglesia local», Iglesia que vive y se despereza del entretiempo del verano y pone a punto los engranajes que mueven el caudal de la fe, por donde circula la vida del espíritu. La Diócesis con cada una de sus parroquias y comunidades vive de fe, una fe que si no mueve montañas sí está llamada a mover y remover el peso muerto de una sociedad tan desfondada en lo social, en lo político y religioso.

En la festividad de san Atilano del pasado martes el obispo D. Gregorio daba la señal de salida para todos los sectores e instituciones de la Iglesia en Zamora, al tiempo que indicaba la clave para un buen recorrido. Por si todavía quedasen restos de la modorra del verano, por si hubiese algún que otro despistado, Evangelio en mano urgía nuestro obispo a sobrepasar las orillas de la comodidad y a evangelizar no desde la arena sino «mar adentro», desde una vida de hondura e interioridad, desde un afán apostólico y con conciencia de testigo.

¡Éxito en la empresa!, en el bien entendido de que el término «éxito» no describe el final sino la partida, el punto de salida y ahí, independientemente de nuestras fuerzas o facultades, estamos convocados todos. En el bien entendido también de que el vocablo «empresa», lejos de referirse a un servicio con fines lucrativos, describe más bien lo arduo y lo dificultoso de la tarea que nos ha sido encomendada, y ahí está Dios.

La Opinión-El Correo de Zamora, 10/10/10.

sábado, 9 de octubre de 2010

Los inmigrantes de Zamora celebran el Día de la Hispanidad con una eucaristía


El próximo martes 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, se celebra también el Día de la Hispanidad. Con este motivo, la Delegación Diocesana de Religiosidad Popular ha convocado a los inmigrantes hispanoamericanos para hacer esta memoria festiva con una eucaristía en la iglesia parroquial de San Vicente de la capital, a las 20 horas.

Zamora, 9/10/10. Si el año pasado se convocó por primera vez como colectivo a los inmigrantes hispanos de la Diócesis en la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, ahora, como parte de su contribución a la integración de la comunidad inmigrante en Zamora, celebrará una eucaristía solemne el próximo martes 12 de octubre a las 20 horas en la iglesia parroquial de San Vicente, de la capital, para conmemorar, en la festividad de la Virgen del Pilar, un aniversario más del encuentro de dos mundos o, lo que es lo mismo, la llegada de Cristóbal Colón al continente americano y la consiguiente evangelización de esos pueblos.

Por eso, la Delegación Diocesana de Religiosidad Popular invita a los inmigrantes hispanoamericanos y a la sociedad en su conjunto a que se unan a dicha celebración eucarística. “En la misma podremos tender puentes de comunicación, basados en los principios cristianos y evangélicos, que promuevan una comunidad integrada y alejada de pensamientos nocivos para la vida colectiva, y favorezcan la sana convivencia desde una fe compartida”, explican sus organizadores. La eucaristía será presidida por Javier Fresno, delegado diocesano de Religiosidad Popular.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El obispo presidirá la reapertura al culto de Santiago del Burgo


La iglesia de Santiago del Burgo, restaurada recientemente en el marco del proyecto Zamora Románica, será reabierta al culto el próximo sábado 9 de octubre a las 13 horas, con una eucaristía presidida por el obispo diocesano, en la que tendrá lugar también la dedicación del altar. A partir de entonces, el céntrico templo zamorano acogerá la celebración diaria de la eucaristía y un tiempo para la adoración eucarística y el sacramento de la penitencia.

Zamora, 7/10/10. El próximo sábado 9 de agosto a las 13 horas tendrá lugar la reapertura al culto de la iglesia de Santiago del Burgo, cuya restauración integral concluyó recientemente, en el marco del proyecto cultural Zamora Románica, promovido por la Junta de Castilla y León en un convenio con el Obispado de Zamora y el Ayuntamiento, y con la gestión de la Fundación Rei Afonso Henriques.

Será el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, quien presida la eucaristía en la que tendrá lugar también el rito solemne de la dedicación del altar. La celebración contará con la participación de varios sacerdotes que concelebrarán con el obispo, entre los que se encuentra el sacerdote encargado de Santiago del Burgo, Narciso Jesús Lorenzo, nombrado recientemente. Cantará el Coro Diocesano.

A partir de entonces, el templo románico acogerá cada día, menos los domingos y solemnidades, la celebración de la eucaristía a las 13 horas, y próximamente se expondrá el Santísimo, a diario, una vez celebrada la misa para concluir a las 18 horas con la bendición solemne. Asimismo, se celebrará con regularidad el sacramento de la penitencia, y todos los viernes y sábados se ofrecerá de manera especial a los jóvenes y a los que se vayan a contraer matrimonio.

Según explica Narciso Jesús Lorenzo, “Santiago del Burgo será un templo para la adoración eucarística y la reconciliación. Acogerá celebraciones diocesanas y plegarias de grupos”, y no está prevista la celebración del sacramento del matrimonio ni del bautismo.

Dedicación del altar

El rito de la dedicación del altar constituye un momento simbólico muy especial, ya que en la liturgia católica el altar representa a Cristo, y como tal recibe veneración. De hecho, se celebra una misa específica para la ocasión de la dedicación, que resumimos a continuación.

Los ritos iniciales de la misa de la dedicación de un altar se hacen en la forma acostumbrada, pero, en lugar del acto penitencial, el obispo bendice el agua y rocía con ella al pueblo y las paredes del templo, y hace lo mismo con el nuevo altar (lustración). Después continúa la liturgia de la Palabra, y después de la homilía se omite la oración de los fieles (peticiones), ya que en su lugar se cantan las letanías de los santos. Al acabar, el obispo suplica a Dios “para que este altar que va a ser dedicado a tu nombre sea lugar de salvación y de gracia, donde el pueblo cristiano, reunido en la unidad, celebre el sacrificio de Cristo y se construya en el amor”.

La celebración de la eucaristía es el rito máximo y el único necesario para dedicar un altar; no obstante, de acuerdo con la común tradición de la Iglesia, tanto oriental como occidental, se dice también una peculiar oración de dedicación, en la que se expresa la voluntad de dedicar para siempre el altar al Señor y se pide su bendición. En ella, el obispo pide a Dios que “esta piedra sea para nosotros signo de Cristo. Sea la mesa del banquete gozoso a la que acudamos llenos de alegría”, y también que “sea fuente de unidad y de concordia para todos los que formamos tu Iglesia santa; fuente a la que tus hijos acudan hermanados para beber en ella el espíritu de mutua caridad”, entre otras cosas.

Después tienen lugar los ritos de unción, incensación, revestimiento e iluminación del altar, que expresan con signos visibles algo de aquella acción invisible que Dios realiza por medio de la Iglesia cuando ésta celebra los sagrados misterios, en especial la eucaristía. En primer lugar, el obispo unge con el crisma en el medio y en los cuatro ángulos del altar, convirtiéndolo así en símbolo de Cristo, el Ungido.

A continuación, se coloca sobre en el centro del altar un brasero, y el obispo quema incienso en él, para significar que el sacrificio de Cristo, celebrado allí, sube hasta Dios, así como las oraciones de los fieles. Luego tiene lugar la vestición del altar con el mantel, como mesa del banquete del Señor, a la cual los fieles se acercan alegres para alimentarse del Cuerpo y la Sangre de Cristo inmolado, y se ponen los candelabros y el crucifijo. Por último, el obispo entrega una vela encendida para que se enciendan esos candelabros, lo que se denomina la iluminación del altar.

El obispo besa entonces el altar, en el que celebra la eucaristía, que es la parte principal del rito, y que continúa con normalidad. En el prefacio se dice que el altar “es el lugar santo donde se ofrece incesantemente el sacrificio de Cristo, se tributa una alabanza perfecta y se lleva a cabo nuestra redención”. Al finalizar la celebración, los sacerdotes y todos los fieles se acercan a besar el altar como signo de veneración.

sábado, 2 de octubre de 2010

¿Hasta cuándo clamaré?


JESÚS GÓMEZ FERNÁNDEZ

Domingo XXVII del tiempo ordinario – Ciclo C

“Auméntanos la fe” (Lc 17, 5-10)

¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches?, le pregunta Habacuc a Dios. Son tiempos difíciles, tiempos de anarquía caracterizados por la mentira que envuelve las relaciones públicas, por el engaño, el fraude y la criminalidad. Tiempos en que el hombre malvado, que niega a Dios, campea a su arbitrio. Dios no existe, ¿quién le pedirá cuentas? En cambio, el hombre piadoso que pone su confianza en Dios, se siente solo y abandonado. ¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? Clamor de Habacuc, clamor de millones de seres humanos, que no recibe respuesta. Dramático silencio el de Dios, que ni se entiende ni se comprende; mucho menos nosotros, ávidos de saber la razón de todas las cosas.

Consciente de que Dios no se deleita contemplando este espectáculo de violencia y anarquía, Habacuc clama y clama. Nada ni nadie ahogará su clamor. Nada ni nadie ahogará el clamor de los no-nacidos, de los que sufren persecución por la justicia, de los que pasan hambre, de las víctimas del terrorismo y de las guerras. Son clamores que llegan a Dios. Y Dios responde a Habacuc en una visión: «Se acerca su término y no fallará; si tarda, espera; porque ha de llegar sin retrasarse». Y Habacuc se estremece contemplando en visión la desgracia que va a caer sobre los opresores. Ante la tremenda persecución que se abatía sobre el pueblo judío, Edith Stein, Sta. Teresa Benedicta de la Cruz, judía de nacimiento, decía: «El pueblo judío tiene que pagar la muerte de Abel, pero ¡ay de quien toque al nuestro pueblo!». Todos conocemos la terrible agonía del nazismo alemán. ¿Cuál será la paga que tengan que dar quienes acaban con tanta vida inocente, niños no-nacidos, víctimas injustas del terrorismo?

Se acerca su término y no fallará, responde Dios a Habacuc y a cuantos claman a él, víctimas de la injusticia.

Mientras tanto, el malvado tiene el alma henchida. ¿Acaso no vemos la ostentación y la autosuficiencia con que hacen gala? No hace mucho decía el papa Benedicto XVI: somos excluidos, ridiculizados, perseguidos. Ridiculizados en Occidente, perseguidos en Oriente, excluidos por todas partes. Mientras tanto el justo vive de la fe. «De fe en fe», comentará San Pablo, porque la fe no se posee de una vez para siempre. Cada mañana, cada momento de nuestra vida, entraña una nueva decisión, un nuevo acto de fe, es decir, del reconocimiento de la realidad de Dios.

De fe en fe nos vamos desarrollando. Auméntanos la fe, pedían los discípulos a Jesús. Y Jesús les responde: «Si tuvierais un mínimo de fe, le diríais a esta morera "arráncate de raíz y plántate en el mar", os obedecería». La fe en definitiva es capaz de realizar cosas sorprendentes, que desbordan las posibilidades humanas. ¿Acaso no desbordan todas las previsiones humanas los 2000 años de navegación de la Iglesia en medio de huracanes violentos? Para que conste, que quede escrito. Dios a Habacuc.

La Opinión-El Correo de Zamora, 3/10/10.

Urget nos


LUIS SANTAMARÍA DEL RÍO

Así, en latín. Son las palabras que concluyen la frase que puede leerse en la cruz que pende del cuello de las Hermanas del Amor de Dios: «Caritas Christi urget nos». Dirigidas originalmente por el apóstol Pablo a los fieles de la ciudad de Corinto, las han tomado estas religiosas, al igual que otros institutos consagrados de la Iglesia (por ejemplo, nuestras también queridas Hijas de la Caridad) para recordarse -y recordarnos- eso mismo que expresan: la caridad de Cristo nos urge, el amor de Cristo nos apremia.

El pasado jueves se clausuró en la Catedral de Zamora el bicentenario del nacimiento de Jerónimo Usera, un hombre del siglo XIX que hizo un poco de todo, urgido por el gran amor de su vida, Jesús. Digo que hizo de todo porque, si repasamos su biografía, lo encontramos primero con el hábito blanco en la abadía cisterciense de Oseira, y después en ese enclave privilegiado que es San Martín de Castañeda. Tras la exclaustración, el Padre Usera se convierte en un cura de pueblo más (de varios pueblos, ya entonces), en el entorno de Pedralba de la Pradería. Los años pasan y Jerónimo no para quieto, y lo vemos dando clases en la Universidad y estudiando Teología en Madrid, yendo como misionero a África o como canónigo en Cuba y Puerto Rico. En cargos y cargas diversos, y siempre con una preocupación: los pobres y su educación. En 1864 es cuando su sueño (sus hijas, las religiosas, lo llaman el carisma) se hace realidad en una propiedad que el obispo de Zamora tenía en Toro, y las once primeras hermanas «de hábito azul» comienzan una historia que dura hasta hoy, y que se extiende por todo el mundo. Junto a esta fundación y a esta familia religiosa, la biografía del padre Usera nos deja muchos datos de su preocupación por los mendigos, su lucha por los derechos de los esclavos y, siempre presente, la instrucción de los niños.

El amor de Cristo le urgió. Le quemaba dentro, y sus 80 años de vida, bien moviditos, dieron de sí, y dieron buen fruto. Las Hermanas del Amor de Dios, aquí y más lejos, en colegios y residencias, en pueblos y en ciudades, son presencia discreta y efectiva de un amor que va más allá de este mundo o, mejor dicho, que viene de más allá. Desde el agradecimiento por lo que sembró el Padre Usera, declarado venerable por la Iglesia, los creyentes sintámonos urgidos también por el amor de Cristo. Y los no creyentes, preguntaos por la fuente en la que bebió un sencillo cura madrileño cuya sabiduría se condensa simplemente en «decir la verdad y hacer el bien».

La Opinión-El Correo de Zamora, 3/10/10.