MANUEL SAN MIGUEL
Dato del día 3 marzo pasado:
4.712.098 millones de personas sin trabajo. Sin palabras. Es un record para el
Guiness. Se habla de ajustes, de recortes, de reformas, de economía financiera
y economía real…
Mientras tanto, el informe FOESSA
2012 de Caritas Española, nos revela que España sufre la crisis de un modo peor
que la media de la Unión Europea, afirmando que están aumentando las
desigualdades, puesto que el 22% de los hogares está por debajo del umbral de
la pobreza (unos 7800 euros de ingresos anuales para una persona sola). Al
mismo tiempo, se afirma que un 30% de los hogares españoles no llega a fin de
mes o que la tasa de pobreza en España sólo es superada por Rumanía y Letonia
en Europa. No es tampoco agradable saber que son 1,8 millones de personas que
viven en riesgo de pobreza o que la tasa de cobertura del desempleo está 15
puntos por debajo de otros países europeos.
Caritas ha atendido a 950.000
personas; ha recibido 1.800.000 solicitudes de ayuda y se ha gastado 2.950.000
euros como gasto social. Los autores del informe concluyen que: “Si se cumple
el binomio «mayor volumen de necesidades – menos recursos para atenderlas» de
una forma sostenida en el medio plazo, la tensión producida entre ambos
factores acabará trasladándose a la sociedad española en términos de falta de
cohesión social. Indicadores recientes nos muestran el aumento progresivo de la
desigualdad en términos de ingresos y de la reducción de los ingresos medios de
los hogares españoles”.
¿Quién paga los platos rotos de
esta economía del Sin-Estar? (porque del Bienestar no tiene nada). Los de
siempre, y ya sabemos quiénes son. Benedicto XVI en la Carta de Cuaresma de
este año alude precisamente a la atención al otro, a la responsabilidad y la
santidad personal. No son tres dimensiones de la vida cristiana por separado
sino realidades profundas que tienen una proyección universal. Hemos de tomar
conciencia de esta situación de tal magnitud para que seamos testigos creíbles.
Pablo VI ya señalaba que «El mundo está enfermo. Su mal está menos en la
dilapidación de los recursos y en el acaparamiento por parte de algunos que en
la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos» (Populorum progressio 66).
La Iglesia de Jesucristo sigue
interpelando y actuando. Es su deber y responsabilidad, pese a quien pese; otra
cosa será acertar o no.
La Opinión-El Correo de Zamora, 11/03/12.
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