El obispo de Zamora acaba de hacer pública
una carta pastoral con motivo de la jornada de Manos Unidas. En ella aborda la
urgencia de la colaboración de todos para mejorar la salud en los países en
vías de desarrollo.
Zamora, 7/02/12. Reproducimos a continuación la carta pastoral del
obispo de Zamora, Gregorio Martínez
Sacristán, con motivo de la 53ª campaña de Manos Unidas, cuyo centro será
la jornada del domingo 12 de febrero.
***
Seguidores de su ejemplo: aportándoles sanación
Muy queridos hermanos en el Señor
Jesucristo:
Con la misma decisión y renovado
empeño que viene demostrando durante todo su fructífero itinerario a lo largo
de ya más de cinco décadas, una vez más, en estos días la Organización Católica
para el Desarrollo “Manos Unidas” se dirige al conjunto de la sociedad para
recordarnos que continúa vigente su “Campaña contra el Hambre”.
Así en este año 2.012 Manos
Unidas quiere y se esfuerza por prolongar y acrecentar su benefactora obra a
favor de millones de hombres y numerosos pueblos que continúan viviendo bajo
las condiciones más precarias, ya que carecen de los medios más imprescindibles
para desarrollar una existencia realmente digna y satisfactoria.
Para la Campaña presente ha
decidido apoyar el Objetivo 6 del Milenio que consiste en este loable y
necesario propósito humanitario: “combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras
enfermedades”. Es decir, Manos Unidas quiere ofrecer su ayuda para extender la
erradicación y alcanzar la curación de graves dolencias humanas todavía
persistentes. Con vistas a difundir y alcanzar el objetivo propuesto Manos
Unidas ha escogido este lema: “La salud, derecho de todos. Actúa”. Con el cual
nos está recordando que la salud constituye un bien primario que ha de ser
cuidado, garantizado y procurado a todos los hombres y mujeres en cualquier
lugar de nuestro planeta.
Quienes tenemos acceso a un
sistema sanitario tan amplio de servicios y recursos como el de nuestra
sociedad occidental, nos sentimos, en cierto modo, protegidos ante enfermedades
que consideramos ya erradicadas, pero que continúan afectando a numerosas
personas, sobre todo en aquellos rincones del mundo donde la pobreza está muy
arraigada. Aunque aún, también en nuestro contexto, se dan enfermedades para
las cuales no se le ha encontrado todavía el tratamiento médico para vencerlas,
como el SIDA, que sigue generando gran preocupación social.
Por lo cual conviene que
conozcamos la presencia de algunas enfermedades contagiosas con alta capacidad
mortal en los países en vías de desarrollo, como es el caso del VIH/SIDA. El
cual ya ha infectado a más de treinta millones de personas en África, la
mayoría de los cuales carecen de medios preventivos y terapéuticos para hacerla
frente. Así como el paludismo o la malaria, que mantiene la sobrecogedora cifra
de más de doscientos cuarenta millones de personas infectadas el año 2008,
provocando la muerte de un millón de seres humanos, y en África llevando a la
muerte a un niño cada minuto. Como también la tuberculosis, que permanece como
una de las causas más graves de mortalidad en todo el mundo, llegando a estar
infectada un tercio de la población, así como causando durante un año la muerte
de dos millones de personas, y con la capacidad para que una persona afectada
pueda infectar a más de diez personas al año. Y así continuaríamos presentando
otras enfermedades, casi desconocidas entre nosotros, como la enfermedad de
Chagas, el Dengue, la Filariosis linfática, que afectan todavía a numerosas
personas, de manera preferente en países de grandes carencias.
Aunque es verdad que la
investigación científica ha logrado y aportado importantes avances con los que
ofrecer un tratamiento para estas enfermedades, con el desarrollo de
diagnósticos que permiten reconocer la presencia de estas dolencias y la
elaboración de eficaces medicamentos que logran la curación de los afectados.
Pero también sucede que, en múltiples circunstancias, el acceso a los centros
de salud es muy difícil para abundantes grupos de personas que viven en lugares
de complejo acceso; a lo que se suma otra problemática: el elevado coste de
muchos fármacos, que impide que muchos enfermos, la mayor parte de ellos
pobres, puedan adquirirlos y así curarse.
Conociendo esta dramática
realidad de la pervivencia de las enfermedades y de las grandes dificultades
para hacerlas frente pudiéramos caer en el derrotismo considerando que no es
posible llevar adelante aquel anhelado objetivo: “la salud, derecho de todos”. Pero
Manos Unidas nos invita a ser esperanzados y a continuar esforzándonos para
procurar su consecución. Por eso esta Organización se atreve a dirigirnos este
imperativo: “¡Actúa!”. O sea, no se trata sóolo de reconocer a nivel teórico
que la salud debe ser un derecho al que todo hombre y mujer merece tener
acceso, sino que, sobre todo, se nos presenta una exigencia para que todos nos
impliquemos, tanto a nivel personal, social como institucional, para alcanzarlo
y extenderlo.
Los cristianos podemos descubrir
que este imperativo a actuar en bien de la salud del hombre nos lo dirige el
mismo Jesucristo, ya que Él con su vida nos ha dejado un testimonio vivo de
actuación a favor de los enfermos. Así, repasando los evangelios encontramos
numerosos encuentros de Jesús con dolientes: a los cuales Jesús les acoge, les
escucha, les consuela y, también, les cura. En Cristo es Dios mismo quien ha
obrado con potencia sanadora del mal corporal y espiritual que aflige a
múltiples personas. Por eso el Señor nos interpela a sus seguidores con este
mandato: actúa con los enfermos según mi ejemplo; o sea, acercándoles el amor
de Dios y aportándoles la sanación.
Alentada y sostenida por el
modelo de Cristo, fuente de salud integral, Manos Unidas como Organización de
la Iglesia Católica quiere ofrecer salud a tantos hombres y mujeres que ven
afectada su existencia por las enfermedades señaladas. Así, con respecto a la
lucha contra el SIDA, Manos Unidas pretende actuar con vistas a evitar no solo
sus consecuencias, sino también erradicar sus causas: la miseria, la
ignorancia, la discriminación sexual, la explotación laboral. Para ello, en
concreto, quiere apoyar en Kenia, donde hay más de dos millones de afectados,
un programa “Educación para la Vida”, con la finalidad de concienciar a la
población sobre los riesgos del SIDA y animar a cambios de conducta en la vida
social.
Manos Unidas ya está actuando
para que la salud sea un derecho accesible a todos, por eso ahora esta
Organización nos lanza a nosotros esta llamada: ¡Actúa tú también junto a
nosotros! A lo cual os exhorto a todos para que nos dispongamos a corresponder
colaborando con ella con generosidad y prontitud.
+ Gregorio Martínez
Sacristán, Obispo de Zamora
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