Zamora, 9/05/13. “El deseo del
Cabildo es que, a partir de este momento, fieles y visitantes, gracias a la luz
pascual de Cristo y a la nueva iluminación que hoy inauguramos abran sus ojos,
su mente y su corazón para que logren captar el mensaje que las obras expuestas
muestran y se vean inundados por el resplandor de tanta belleza, reflejo de la
belleza que de Dios procede y hacia él nos conduce”. Con
estas palabras presentó el delegado diocesano para el Patrimonio y la Cultura, José Ángel Rivera de las Heras, las
nuevas luminarias del Museo Catedralicio de Zamora.
En esta ocasión, se han
sustituido las 80 lámparas halógenas por otras de tecnología led que rebajará la factura de la luz
entre un 85 y un 90 %, según informó el responsable de la empresa Alteisa,
encarga de llevar a cabo la instalación. También explicó que con las nuevas
luminarias se evita la radiación de infrarrojos y ultravioletas sobre las obras
de arte, que poco ayudan a la buena conservación de las piezas.
Este proyecto de iluminación está
valorado en 44.198 euros que han sido costeados, íntegramente, por la Fundación
Endesa. Tanto el deán de la Catedral, Juan
González, como Rivera de las Heras, director del Museo Catedralicio,
agradecieron al director de la Fundación Endesa, José Antonio Gutiérrez, su colaboración en la conservación del
patrimonio. Ya en el año 2000 la misma entidad costeó la mejora en la
iluminación de la Catedral, aunque el deán aprovechó para solicitar de nuevo ayuda
a la Fundación para una remodelación y modernización de esa misma iluminación
que podría haber quedado obsoleta. El responsable de Endesa respondió a esta
petición con un “todo puede ser, don
Juan”.
Comunicado del director del Museo
“Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna” (1 Juan 1, 5). El
contenido de esta sencilla y categórica expresión recorre de principio a fin la
revelación divina contenida en la Sagrada Escritura. Ya desde los orígenes,
según el relato de la creación narrado en el libro del Génesis, el primer libro
de la Biblia, “dijo Dios: «Exista la
luz». Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de
la tiniebla” (Génesis 1, 3-4). De igual modo, el libro del Apocalipsis, el
último de la Biblia, al hablar de la nueva Jerusalén, morada definitiva de los
bienaventurados, el vidente de Patmos afirma que “ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de
luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará” (Apocalipsis 22, 5).
Jesús mismo, el Hijo de Dios, Luz
de Luz, como confesamos en el Credo, se definió a sí mismo como la luz del
mundo, añadiendo que quien le siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá
la luz de la vida (Juan 8, 12). Y así definió también la misión de sus
discípulos, exhortándoles a que su luz brille ante los hombres, para que vean
sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en los cielos (Mateo 5, 14.
16).
En la liturgia más solemne de la
Iglesia, celebrada en la noche santa de la Pascua, la comunidad congregada
inicia la Vigilia con el rito de la luz, significando con la llama del cirio
pascual que Cristo resucitado ha iluminado definitivamente la vida del hombre.
De este modo, como dice el salmista, “tu
luz nos hace ver la luz” (Salmo 36, 10); lo mismo que atestigua el Concilio
Vaticano II cuando asegura que “el
misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (Gaudium et Spes 22).
Para la comunidad cristiana,
pues, la luz presta un servicio esencial, no sólo por la función estética que
realiza, sino también por su simbolismo espiritual. Por esta razón, el Cabildo
Catedralicio siempre se ha preocupado de que la S. I. Catedral, nuestra iglesia
madre, que ha de tener un carácter de ejemplaridad sobre el resto de iglesias
de la diócesis, tuviese una iluminación que respondiese al esplendor de las
celebraciones litúrgicas, a la vez que destacase la singularidad del monumento
artístico que las acoge. De este modo, gracias a la Fundación Endesa, el
interior de la Catedral fue iluminado en el año 2000, de lo cual queda como
memoria histórica una placa situada en la capilla mayor.
Ahora quedaba pendiente el Museo
Catedralicio, que podemos considerar como una extensión de la Catedral, donde
se conservan y exponen obras artísticas de gran calidad, que han prestado y en
ocasiones siguen prestando su servicio al culto catedralicio. Remodelado
parcialmente, se hacía necesario adecuar su iluminación a las necesidades
derivadas de la mejor contemplación de sus fondos, sustituyendo los puntos de
luz obsoletos por otros de led, conforme a la tecnología actual, lo que suponía
asimismo un ahorro energético muy importante. Por esta razón, en enero de 2012,
el Cabildo solicitó la concesión de una subvención a la Fundación Endesa, que
decidió financiar en su totalidad los trabajos de adecuación lumínica de las
dos plantas del Museo, ejecutados por la empresa zamorana Alteisa, durante los
años 2012 y 2013, por un importe global de 44.198 euros.
El Cabildo Catedralicio, pues,
quiere agradecer públicamente a la Fundación Endesa su generosa contribución.
Lo hace en las personas de su Director General, D. José Antonio Gutiérrez, y de la responsable de Relaciones Públicas
y Protocolo, Dª. Paloma de Miguel.
Transmitan, por favor, nuestro cordial agradecimiento al Presidente de la
Fundación, D. Rafael Miranda, que
nos consta hubiese deseado estar hoy presente entre nosotros.
La placa que descubrimos en este
acto dejará constancia histórica, una vez más, de la labor benefactora que la
Fundación Endesa realiza a favor del Patrimonio religioso y cultural de la
Iglesia en España, y más concretamente en el recinto catedralicio de Zamora. El
deseo del Cabildo es que, a partir de este momento, fieles y visitantes,
gracias a la luz pascual de Cristo y a la nueva iluminación que hoy
inauguramos, abran sus ojos, su mente y su corazón para que logren captar el
mensaje que las obras expuestas muestran, y se vean inundados por el resplandor
de tanta belleza, reflejo de la belleza que de Dios procede y hacia él nos
conduce.
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