Crónica del
encuentro diocesano de jóvenes que ha tenido lugar hoy en el Seminario San
Atilano. Nos lo cuenta Viky Esteban, de la Delegación Diocesana de Medios de
Comunicación Social.
Zamora, 28/04/12. El obispo de Zamora ha
disfrutado hoy de una jornada de lo más gratificante. Es conocido por muchos el
hecho de que don Gregorio “gana” en
las distancias cortas, en el tú a tú, en la intimidad… Y hoy los jóvenes de
entre 17 y 30 años que se han dado cita en la Casa de la Iglesia han dado
cuenta de ello.
Todo comenzaba hoy a las 11 horas, cuando
estaban convocados los chicos y chicas que quisieran participar en el encuentro
diocesano de jóvenes con el obispo. El único requisito: tener entre 17 y 30
años y vivir de forma activa la vida de fe en nuestra Diócesis. A partir de ahí
todo fue sobre ruedas. Los jóvenes se dividieron en dos grupos, los mayores por
un lado, y los más pequeños se reunieron en otra sala. Ambos grupos trabajaron
y pusieron en común sus inquietudes en relación a su testimonio de vida
cristiana.
En el grupo de los mayores se habló de cómo
cada uno descubrió la fe, cómo fue su evolución, cuáles han sido las
dificultades halladas en el camino… Los de edades más tempranas también
hicieron un trabajo interesante, pero lo que más llamó la atención de don
Gregorio respecto a este grupo fueron sus numerosas inquietudes. Y es que el
obispo, tras el trabajo previo realizado por los chavales, se encontró primero
con el grupo de los pequeños (de 17 a 22 años).
Allí le hicieron todo tipo de preguntas; el
prelado se sometió ciertamente a un amplio cuestionario que en varias ocasiones
le hizo sonreír. “Yo no pude ir a la JMJ,
pero vi por la tele que cuando llegó el Papa y saludó a los obispos que estaban
en Madrid con el que más rato estuvo fue con usted, ¿se puede saber qué le
dijo?”. Ésta fue la última pregunta y una de las más directas que recibió
don Gregorio. Con una gran sonrisa en la cara, el obispo contestó: “yo no fui consciente de ese detalle, pero puedes
estar tranquilo que no voy a ser el próximo Papa”.
Así, con humor y muchas carcajadas finalizó
el encuentro con los pequeños. La reunión con los mayores no fue tan prolija en
preguntas, tal vez porque es un grupo “más
reflexivo”, como dijo el sacerdote Jesús
Campos, director del Secretariado de Pastoral Universitaria, o tal vez por
algo de timidez. En este momento, el prelado aprovechó para decir que la
caridad de la Iglesia deberá convertirse, si no lo es ya, en el “buque insignia”. El obispo confía que
con el trabajo que realiza Cáritas algunas personas “abrirán” por fin los ojos.
Por otro lado, un joven le preguntó al obispo
que de qué forma podrían acercarse las cofradías a la vida de las parroquias
para no verse a veces atrapadas por “el
paisaje”. Una reflexión que compartió don Gregorio y que reconoció que
también le preocupaba mucho. Tras los encuentros con ambos grupos, todos juntos
acudieron a la Iglesia de Santa María de la Horta para celebrar la eucaristía
que presidió el obispo. El día concluyó con una comida en la Casa de la
Iglesia. Todos, incluido el obispo, comieron bocatas.
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