MARÍA BELÉN SÁNCHEZ DE ANTA
Para cada persona el tiempo libre y el ocio significan cuestiones diferentes en función de cómo vivimos nuestra vida. Desde la esfera de nuestra libertad y disponibilidad, podemos dedicar este tiempo que todos tenemos a hacer algo diferente de lo habitual, evadirnos, olvidar la vida profesional por un tiempo, descansar, cultivarnos culturalmente o hacer deporte entre otras cosas, ya que también hay personas que no pueden desconectar del trabajo y siguen ejerciendo su actividad profesional habitual.
Es verano, los días son largos y los expertos dicen que va a ser muy caluroso, por lo que en esta época podemos realizar más actividades deportivas al aire libre teniendo la prudencia debida por el tiempo.
Cuando se empezó a potenciar el deporte, el principal promotor fue el sector público. Desde los municipios se construyeron, gestionaron y ofertaron instalaciones y servicios para el uso de toda clase de público. En los últimos años, también el sector privado ha ido desarrollando políticas de fomento y consolidación de empresas dedicadas al sector. Normalmente el deporte lo ejercemos en grupo, por lo que mediante él podemos ejercitar valores y principios constructivos que dignifican al hombre como la ética en el deporte, la socialización del ser humano y el compañerismo.
Pero también este tiempo lo podemos dedicar a reflexionar sobre nuestras vidas, tener un tiempo para el reposo de la mente y del espíritu estando nuestra meta en disfrutar de todo lo que hacemos, incluido nuestro trabajo; ello nos sirve para encontrarnos a nosotros mismos, conocernos mejor como hombres libres que somos con valores y principios.
El trabajo para algunos es un negocio, conseguir dinero, olvidando que el hombre es un ser pleno si encuentra un equilibrio entre el trabajo y el ocio y tiempo libre; para otros es una oportunidad para cumplir una misión con alegría y entrega hacia uno mismo y hacia los demás.
El ocio y el tiempo libre los veo como un complemento del trabajo que reconforta y te permite realizar otro tipo de actividades gratificantes y de tipo altruista, pues para algunas personas es un deber siendo la meta central de la vida del hombre y propugnando el mandamiento cristiano de «amarnos los unos a los otros como Dios nos amó». El amor hacia nosotros y hacia los demás es la esencia de nuestro ser, por amor se realiza uno mismo y se cultiva el desarrollo interior, la espiritualidad tan necesaria hoy día para encontrar la paz y el sosiego diario, para tener fuerza y valor y comunicarnos con la divinidad, logrando un desarrollo integral de la persona. Necesitamos sentirnos útiles para nosotros y para los demás.
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