Zamora, 9/12/10. La Diócesis de Zamora se dispone a celebrar, el próximo domingo 12, la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, como fiesta de la comunidad hispana en Zamora. Según las estimaciones del programa de Inmigración de Caritas Diocesana, contamos con unos 3.000 hispanoamericanos, originarios de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Santo Domingo y otros países sudamericanos.
La fiesta consistirá en la celebración de la eucaristía, a las 20 horas en la iglesia parroquial de San Vicente de la capital. La celebración ha sido organizada por la Delegación Diocesana de Religiosidad Popular. Es la segunda vez que se realiza, habiéndose empezado el año pasado, y después de haber celebrado también el día de la Virgen del Pilar este mismo año.
Una importante comunidad que, como todos los inmigrantes, experimenta las dificultades de la adaptación a la cultura y valores de una sociedad hermana pero distinta. Según indica el organizador de esta actividad, Javier Fresno, delegado diocesano de Religiosidad Popular, “ante una sociedad española que avanza hacia el laicismo, la comunidad hispana hunde sus raíces en un catolicismo profundo donde la fe sencilla y fervorosa, la familia, las manifestaciones públicas de piedad, todo eso, son parte de su vida diaria. Pero estos valores, llanos y hondos, corren también el riesgo de difuminarse en medio del secularismo dominante en occidente”.
La Iglesia española ha descubierto que la integración de los católicos extranjeros en las comunidades, especialmente hispanoamericanos, que desde su llegada son miembros de ellas de pleno derecho, supone un fortalecimiento y un enriquecimiento. Así lo han manifestado muchos obispos y documentos del episcopado español.
“Y no sólo por la juventud que suelen traer a unas comunidades generalmente en proceso de envejecimiento, sino por la hondura de su fe, por la riqueza y variedad de sus expresiones y tradiciones, el dinamismo que pueden aportar a nuestras celebraciones litúrgicas, a la catequesis, el apostolado y la acción social, etc.”, como recuerda Javier Fresno.
La celebración de la Virgen de Guadalupe, en el aniversario de su aparición, corresponde al deseo de honrar a la Madre común, invocada por toda la América Hispana. La Madre de Dios, apenas diez años después de la conquista de México, se hace presente al indio Juan Diego en el cerro Tepeyac, y en él a todos hijos del nuevo continente, para mostrar todo su “amor y compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre”.
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