Los peregrinos zamoranos que participan en la
Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro nos ponen al día sobre
su estancia en Brasil. Además del testimonio de todo lo que están haciendo y
viviendo en las comunidades que los acogen, nos expresan su sorpresa y dolor
por el accidente ferroviario de Santiago de Compostela.
Foz de Iguazú, 25/07/13. Llegamos a las tres de la tarde a
Brasilia, hora local (+5 de España) el domingo 21. Nos sorprendió la acogida
tan calurosa que nos dispensaron los hermanos de las parroquias de San Camilo y
de Nuestra Señora de la Consolación de la capital brasileña en el mismo
aeropuerto. Cantaban y bailaban y las familias de acogida nos esperaban con los
brazos abiertos para llevarnos a sus casas y poder allí descansar y reponernos
del viaje.
Entre la oración, las visitas y la misión
Al día siguiente, lunes 22,
rezamos laudes en la parroquia de San Camilo y después fuimos a hacer misión a
una plaza cercana a la parroquia. Hubo algunos testimonios de hermanas y
hermanos. Era difícil que alguien se parara y escuchara, pues Brasilia es una
ciudad enorme, con un ritmo trepidante; se necesita coche o autobús o metro
para ir de un lado a otro. Pero, con todo, algunas personas se pararon, se
sentaron y escucharon el anuncio del amor de Dios.
Después regresamos a la
parroquia, donde comimos todos juntos en uno de los salones parroquiales, para
visitar por la tarde algunos lugares emblemáticos de la capital brasileña, como
la iglesia de los salesianos, la Catedral, etc. El día termino con la
celebración de la eucaristía en la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza,
una iglesia construida según la nueva estética, al servicio de la nueva
evangelización.
En ella, la comunidad de pintores
de Kiko Argüello, iniciador del
Camino Neocatecumenal, ha pintado la corona mistérica mas grande del mundo, con
murales de 4x4 metros, representando todos los misterios de la vida del Señor
(un muro de 40x4 metros). Presidió la eucaristía parroquial un obispo de
Honduras, al que acompañaban parte de sus diocesanos, el grupo de España (del
que formamos parte los 16 zamoranos) y feligreses de la Esperanza.
El martes 23 celebramos las
laudes en la parroquia de Nuestra Señora de la consolación y después hicimos
misión en un lugar cercano a la parroquia con el mismo esquema que el día
anterior. Comimos también en el salón parroquial y por la tarde visitamos el
Seminario Redemptoris Mater para la nueva evangelización de Brasilia, uno de
los más grandes del mundo, con capacidad para 120 seminaristas y cercano al
lugar exacto en el que San Juan Bosco
soñó que sería el emplazamiento de Brasilia.
Allí visitamos las instalaciones,
algunos seminaristas nos contaron su vocación y celebramos la eucaristía,
pudiendo adorar al final la reliquia de la santa cruz que se custodia en la
cripta del Seminario. Después regresamos a nuestras casas y algunas familias se
unieron para una pequeña fiesta de bienvenida.
Sorprendidos por la hospitalidad
El miércoles 24 celebramos
también las laudes en la parroquia de San Camilo y después subimos los
equipajes al autobús y fuimos a comer a una churrasquería, restaurante típico
de Brasil, para acercarnos después al aeropuerto y embarcar a nuestro próximo
destino antes de viajar a Rio el viernes: Foz de Iguazú. Llegados allí, fuimos
acogidos en el centro de convenciones de esta localidad.
Nos ha sorprendido la
hospitalidad de las familias de acogida y su testimonio de fe. Brasil es el
país mas católico del mundo. Brasilia es una ciudad muy grande en la que se
vive muy deprisa y en la que la gente del centro vive muy alejada de Dios (el
plano original de Dios es un boeing), la gente de las periferias (hasta 23
ciudades satélites) están muy abiertas al anuncio del evangelio, lo hemos
podido comprobar, son comunidades vivas, luminosas e ilusionadas.
He aquí algunos de los
testimonios que ofrecen los peregrinos zamoranos:
"Nos quedamos aquí. Se ve el amor de Dios a través de los hermanos
que no nos conocen de nada" (Loreto
Megido).
"Hemos conocido la Iglesia de Brasil, hermanos que viven la fe con
mucho compromiso y hemos vivido la acogida y la hospitalidad cristiana en su
máxima expresión" (David
Villalón).
"El trato que nos han dado ha sido excepcional" (Manuel Lago).
"Nos hemos sentido como los peregrinos que vinieron a nuestras
casas hace dos años" (Isabel
Megido).
"Acogidos y queridos" (Sara Merino).
"Nos hemos enterado aquí en el aeropuerto del accidente de tren de
Compostela y estamos rezando por las víctimas, por los familiares y por los
heridos" (Laura Toranzo).
"Dios nos estaba hablando en Brasilia, hemos podido hablar de él,
y él nos ha hablado a nosotros" (Raquel
Villarino).
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