Con motivo de la celebración de la solemnidad
del Cuerpo y de la Sangre de Cristo el domingo 2 de junio, la Iglesia católica
convoca también en España el Día de Caridad. El obispo de Zamora ha escrito una
carta pastoral llamando a vivir con sencillez y a colaborar más intensamente con
Cáritas Diocesana.
Zamora, 1/06/13. Reproducimos a continuación, en su integridad, la
carta pastoral del obispo de Zamora, Gregorio
Martínez Sacristán, sobre el Día de Caridad, que este año tiene el lema “Juntos
escribimos la historia. Vive con sencillez y otro modelo de convivencia nos
hará felices”.
ÉSTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE Y CARIDAD
Muy queridos hermanos en el Señor
Jesucristo:
Con intenso gozo celebramos el
Domingo, 2 de Junio, una Fiesta muy apreciada por los católicos: la Solemnidad
del Corpus Christi, por la cual refrendamos nuestra adhesión al Señor Jesús en
el Sacramento de su Cuerpo y Sangre, la Santa Eucaristía, y a la cual se ha
unido de modo muy consecuente el Día de la Caridad. Por la celebración
eucarística y la procesión con Jesús Sacramentado, características de este Día,
renovaremos nuestra piedad en este Sacramento. Ya que en él se hace presente
Jesucristo para ser alimento de su vida divina para cuantos lo reciban y para
compartir con todos sus creyentes el Amor de Dios que Él vivió entre nosotros.
Convencidos confesamos: la
Eucaristía es el “Sacramento de nuestra fe”, ya que es el signo visible que
contiene el núcleo fundamental de lo que creemos. Es decir, en la Eucaristía se
visibiliza y se nos acerca el mismo Jesucristo, el cual es el centro de la fe
cristiana. Por ello participando en este banquete sagrado se acrecienta nuestra
vida cristiana. Así alimentándonos de la Eucaristía somos convertidos en
“signos” del Señor Jesús, ya que recibimos su misma vida. La cual adentrándose
en nosotros nos modela a su imagen para que visibilicemos con nuestro existir
sus actitudes, comportamientos y relaciones, de modo que por nosotros les
llegue a todos los hombres el Amor de Cristo.
Esta correlación inseparable
entre celebración de la Eucaristía y práctica del Amor cristiano se refuerza en
este Día, de modo que el Corpus Christi nos impulsa, tanto a ser cada vez más
sensibles a lo que acontece en este Sacramento, como también a mostrarnos más
sensibles para extender el Amor de Dios a todos los hombres. Por ello podemos
afirmar, también, que la Caridad es el signo o “sacramento” de nuestra fe. Ya
que viviendo según la caridad de Cristo estamos visibilizando el núcleo de
nuestra fe: el Señor Jesús, el cual vivió amando a Dios y a los hombres, y nos
encomendó a todos sus seguidores el nuevo mandamiento del amor fraterno.
Por eso el Día de la Caridad nos
hace reconocer la misión que desarrolla “Cáritas”, en cuanto constituye la
caridad organizada de la Iglesia para hacer visible y extensible el amor
compasivo de Cristo a favor de los necesitados. O sea, a través de la acción de
Cáritas es la Iglesia católica que ejercita una de sus dimensiones esenciales.
Por la Campaña de este año
Cáritas nos dirige una nueva llamada apremiante a tomar conciencia de la
realidad social precaria en que viven muchos de nuestros vecinos, así como nos
invita a que nos comprometamos a favor de la construcción de un mundo nuevo,
basado en la justicia y el desarrollo integral a favor de todas las personas.
Cáritas quiere acentuar en esta
Campaña su compromiso a favor de uno de los problemas sociales más incisivos en
el tiempo presente, como es la carencia o la pérdida de trabajo que afecta a
numerosos hombres y mujeres, tanto adultos como jóvenes, de modo que el paro se
está convirtiendo en una fuente de creciente marginación social.
Siguiendo lo enseñado en la
Encíclica “Caritas in veritate” (nº. 63), los cristianos estamos llamados a
procurar y promover un trabajo “decente”. Lo cual implica que reúna estas
características: que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o
mujer; que sea libremente elegido, asociando a los trabajadores al desarrollo
de su comunidad; que sea un trabajo en el que los trabajadores sean respetados,
evitando toda discriminación; que permita satisfacer las necesidades de las
familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; que
consienta a los trabajadores organizarse libremente; que deje espacio para
reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal,
familiar y espiritual; y que asegure una condición digna a los trabajadores que
llegan a la jubilación. En resumen, un trabajo que humanice y solidarice a los
trabajadores.
Para que este modelo de trabajo
se pueda ir haciendo realidad Cáritas nos propone que asumamos un nuevo estilo
de vida, en el cual pasemos de la tendencia actual por la que se nos induce a
vivir ricamente o en la opulencia, a un nuevo estilo de vida desde la
sencillez, la gratuidad y la solidaridad. Así el Día de la Caridad nos ayuda a
convencernos de que la felicidad se alcanza escogiendo y practicando la
sencillez de vida, que conlleva la disposición para desarrollar un modo de
existir caracterizado por la austeridad, por la compasión ante el sufrimiento del
prójimo, por la generosidad en el compartir con las otras personas, y por
mostrarse agradecido a Dios.
Reconocemos que nuestra Cáritas
Diocesana está implicada efectivamente a favor de quienes están viviendo en
situaciones de necesidad, también en el ámbito de la promoción del trabajo
“decente”, como lo desarrolla en uno de sus múltiples programas. Pero este
noble empeño de Cáritas está esperando de la implicación de cuantos nos
sentimos cristianos, ya que a todos los fieles de Cristo les corresponde decidirse
y empeñarse por ser “activistas” de la sencillez. O sea, que cada cristiano
debemos de sentirnos llamados a implicarnos más comprometidamente con la obra
de Cáritas.
De modo que el Día de la Caridad
nos lleva a plantearnos sobre nuestra participación en Cáritas, por lo cual nos
debemos sentir motivados para que se extienda más su presencia en las
comunidades parroquiales de nuestra Iglesia Diocesana. Este objetivo puede
lograrse a través de la germinación de grupos de cristianos, hombres y mujeres,
sensibles y comprometidos con la realidad social que nos circunda y dispuestos
a ejercitar las actitudes cristianas en los pequeños y grandes gestos de la
vida.
Por lo cual me dirijo a todos los
cristianos de Zamora para animarles a asumir la propuesta que Cáritas, en
nombre de la Iglesia, nos dirige este Día de la Caridad. Así nos llama a
unirnos a su propósito por extender la sencillez de vida con vistas a que todos
los hombres puedan sencillamente vivir, para lo cual todos debemos implicarnos.
Con mi gratitud por vuestra
generosidad con Cáritas, os doy mi bendición.
+ Gregorio Martínez Sacristán. Obispo de Zamora
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