sábado, 16 de febrero de 2013

Un Apostolado del siglo XVII en la Catedral durante el Año de la Fe


El pasado 1 de febrero la Catedral de Zamora inauguró la exposición de 13 lienzos del siglo XVII, que representan a Cristo Salvador y a los Doce Apóstoles, y que servirán para que los fieles puedan profesar la fe, en el trascoro, durante el Año de la Fe. Reproducimos a continuación el artículo explicativo de José Ángel Rivera de las Heras, delegado diocesano para el Patrimonio y la Cultura y canónigo de la Catedral.

Según una piadosa e inveterada creencia, fueron los apóstoles quienes compusieron y apoyaron con su autoridad el credo o sumario de la fe, también denominado credo de los apóstoles o symbolum apostolorum. Tiranio Rufino, hacia el año 404, recogiendo una antigua tradición, escribió la historia de su origen apostólico en Pentecostés, antes de que los apóstoles partieran a evangelizar: “se reunieron en un lugar determinado y, llenos como estaban del Espíritu Santo, redactaron, como hemos dicho, el breve compendio de su predicación futura, aportando cada uno lo que consideraba conveniente. Y todos determinaron que había que considerar este compendio como norma doctrinal para los creyentes”.

La catedral de Zamora posee un conjunto de trece lienzos con las representaciones de los doce apóstoles y sus respectivos artículos del credo, conforme a la leyenda referida, más la de Cristo Salvador bendiciendo a los niños. Proceden de la sacristía de la capilla de San Ildefonso o del Cardenal, donde se encontraban en 1784. Posteriormente fueron trasladados al vestuario capitular. Tras su intervención por un equipo de restauradores en 2012 (1), esperan una reubicación definitiva en el ámbito catedralicio.

Las figuras apostólicas están identificadas por las inscripciones con sus nombres, situadas en el ángulo superior del lienzo, y por las cartelas que contienen de nuevo sus nombres (2) y cada uno de los artículos del credo apostólico, situadas en la zona inferior.

El lienzo de Cristo bendiciendo a los niños presenta la misma composición que el atribuido a Giovanni Francesco de Rosa (Nápoles, 1607-1656), conocido como Pacecco de Rosa, en su primera época, y que se conserva en el Museo de Arte de Ponce, en Puerto Rico.

El lienzo de San Pedro es copia de un supuesto original atribuido a José de Ribera (Játiva, 1591-Nápoles, 1652), perdido y conocido a través de numerosas versiones, como las conservadas en el Museo de Bellas Artes de Rouen, y en la Alte Pinacoteca de Munich. La composición resultó muy popular en España y fue ampliamente reproducida. De entre los ejemplares conocidos destacamos el de Francisco Collantes, en comercio, y por su cercanía geográfica, el que se expone en el museo del convento salmantino de San Esteban, adscrito al pintor granadino Pedro Atanasio Bocanegra.

El lienzo de San Andrés presenta idéntica composición a la de Giovanni Battista Caracciolo, llamado Battistello (Nápoles, 1578-1635), conservada en una colección privada de Roma.

El lienzo de Santiago el Mayor copia el del pintor Guido Reni (Calvenzano di Vergato, 1575-Bolonia, 1642), datado entre 1618 y 1623, y conservado en el Museo del Prado.

La composición del lienzo de San Bartolomé es deudora de los lienzos pintados por José de Ribera con el tema de San Jerónimo y el ángel del Juicio, en la década de 1620, como los de la Colegiata de Osuna, la Galería Doria Pamphili de Roma y, sobre todo, el conservado en el Museo del Ermitage de San Petersburgo.

Finalmente, la composición del lienzo de San Simón recuerda la tabla del mismo tema perteneciente a un Apostolado pintado por Pedro Pablo Rubens (Siegen, 1577-Amberes, 1640) hacia 1610, y la disposición de su cabeza el lienzo de San Bartolomé, de Downton Castle, y el retrato de Baco -fragmento de El triunfo de Baco- de José de Ribera (Játiva, 1591-Nápoles, 1652).

Las figuras apostólicas están representadas de más de medio cuerpo, en posición frontal unas y en tres cuartos de perfil otras, destacadas sobre fondos neutros por una luz lateral con efecto claroscurista o tenebrista que acentúa aún más su carácter plástico. Las composiciones y el tratamiento de la luz evidencian su origen italiano. En algunas de ellas se perciben los ecos del naturalismo riberesco, con tipos y rostros tendentes al realismo. Respecto al color, domina la utilización de las gamas terrosas, con abundantes toques de verde, rojo, rosado y mostaza. Aunque hay diferencias cualitativas entre los lienzos y entre las partes de uno mismo, la ejecución es generalmente correcta, incluso esmerada, y muy estimable en algunos detalles. Todos los cuadros llevan marcos moldurados, policromados en azul ultramar y con filetes dorados.

Tras la restauración de los lienzos, hemos podido hallar una firma original en el corte de uno de los libros que contiene el cuadro de San Felipe. Es el anagrama de Pietro Testa, Lucchesino (Lucca, 1612-Roma, 1650), pintor barroco poco prolífico, por lo que es más conocido como dibujante y grabador. En la sacristía de la catedral de Granada se conserva un Apostolado semejante al zamorano, procedente de Italia. Siete de sus trece composiciones son casi idénticas a las de Zamora.

A partir de estos datos se plantean diversas cuestiones, algunas de ellas no fáciles de resolver. En primer lugar, la procedencia de la serie, que creemos sea italiana, al igual que el Apostolado granadino. Cierto es que en el conjunto hay un predominio de modelos de pintores napolitanos y del estilo caravaggiesco, pero también boloñeses (Guido Reni) y romanos (Pietro Testa), por lo que no estamos en condiciones de afirmar con precisión su taller de origen.

En segundo lugar, la diversidad cualitativa de los lienzos nos hace creer que el conjunto, aunque esté firmada una de las telas, puede no deberse al mismo pintor. Es más probable que hayan salido de un mismo taller, en el que hubiese una gran participación de oficiales copiando modelos conocidos de diversos pintores. Por otra parte, la firma de Pietro Testa, si no es apócrifa, deja abierta la cuestión de si a él se debe únicamente el lienzo de San Felipe o si el conjunto es obra de su taller y él firmase sólo el lienzo mencionado. Si la serie completa fuese de su mano mayoritariamente, siguen resultando llamativos la diferencia de calidad de los cuadros y el empleo de modelos no originales.

Finalmente, la duda acerca de si es un conjunto formado por la adquisición de los lienzos a diversos pintores o talleres, y uniformados posteriormente mediante los textos del credo, se disipa al considerar que las inscripciones con los nombres de los apóstoles son originales e idénticas en su grafía, y que ya existían textos originales del credo sobre los que se pintaron los que hoy vemos.

Con motivo de la celebración del Año de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, el Cabildo Catedralicio determinó, con fines pastorales y culturales, restaurar y exponer en la iglesia madre de la diócesis este conjunto. De este modo se cumple el deseo manifestado por el Papa de que los fieles tengan “la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales” (Carta Apostólica de Benedicto XVI Porta Fidei).

La contemplación pausada de esta muestra debe ayudar a profundizar en la vivencia, celebración, confesión y transmisión de la fe. Se puede profesar, personal o comunitariamente, recitando el Credo ante estas figuras de los Apóstoles y suplicando “reiteradamente a Cristo: «Creo, Señor, pero aumenta nuestra fe», para poderlo confesar y testimoniar con gozo” (Carta Pastoral de Mons. Gregorio Martínez Sacristán, Obispo de Zamora, Creyentes y testigos alegres).

FICHA TÉCNICA

Cristo Salvador, San Pedro, San Andrés, Santiago el Mayor, San Juan Evangelista, Santo Tomás, Santiago el Menor, San Felipe, San Bartolomé, San Mateo, San Simón, San Judas Tadeo y San Matías.
Taller italiano
Segundo cuarto del siglo XVII
Óleos sobre lienzo
Bastidores: 145/149 x 106/110,5 cm.

NOTAS

1. Formado por María Pilar Alaguero López, María Teresa Cabadilla Alonso, Miguel García García, Carmen García Villarejo, Carmen García Lucas, Nuria González Rodríguez, Ángel Pintado García y Ana Prieto Martín, bajo la supervisión de Bernardo Medina Garduño, director del Estudio-Taller Diocesano de Conservación y Restauración. Su coste ha ascendido a 63.525,00 €.

2. Las cartelas son una adición del siglo XVIII, como lo evidencian los motivos de ramas vegetales, ces y tornapuntas que las decoran, sobre los textos del credo originales.

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