Este viernes a las 13 horas el obispo
presidirá la eucaristía en la Residencia de Ancianos de Fermoselle para dar
gracias por las bodas de plata de este centro de Cáritas Diocesana.
Zamora, 3/10/12. El próximo viernes 5 de octubre, en el marco de la
visita pastoral al arciprestazgo de Sayago, el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, presidirá
la eucaristía en la Residencia de Ancianos “Conchita Regojo” de Fermoselle a las
13 horas, con motivo del XXV aniversario de este centro de Cáritas Diocesana.
La residencia, inaugurada en octubre
de 1987, cuenta desde sus inicios con la presencia de una comunidad religiosa:
las Misioneras de la Inmaculada Concepción, que ahora son 5. Actualmente
residen allí 129 mayores, distribuidos en los dos edificios que forman el
complejo asistencial, y el equipo de trabajadores asciende a más de 50 personas,
incluyendo personal sanitario, gerocultores, cocina, mantenimiento y limpieza.
La capellanía la lleva el párroco de Fermoselle, Isaac Prieto.
La importancia de un cuidado integral
El director de la residencia, Rubén Valle, explica que “las residencias de Cáritas son obra social,
no tienen ánimo de lucro”. Y aunque ésta es una diferencia, no es la más
importante: “las residencias de Cáritas y
las dirigidas por instituciones religiosas cuidan el factor humano, la
dimensión espiritual y el trato cercano y familiar que proporciona a los
mayores, una estancia cálida, cercana y familiar, en la que se presta una
atención integral e individualizada”.
La población mayor necesita estar
activa, señala Valle, “muy atendida en
sus interminables horas de ocio y desocupación. Les embarga el sentimiento de
que no sirven para nada y ya no son necesarios, y a veces ellos mismos se ven
como cargas para los suyos. En ocasiones padecen sufrimientos y dolores físicos
que les deprimen y postran, convirtiendo
su vida en un lamento continuo”. Por ello, considera que “el seguimiento psicológico por
profesionales se hace cada vez más necesario”.
¿Y mirando al futuro? El director,
nombrado recientemente para este puesto, lo tiene claro: “nuestro pensar en meta de futuro es que a pesar del incremento de
personas de edad avanzada, con deterioro físico y mental, sigamos teniendo
ánimo para acompañarlos y dignificar su vida, dando testimonio de que los que
vivimos con ellos, recibimos mucho más de lo que damos”.
Reseña histórica
En 1986, Mª Celi Jiménez, superiora provincial de las Misioneras de la
Inmaculada Concepción, se puso en contacto con el entonces obispo de Zamora, Eduardo Poveda Rodríguez, comunicándole
la disponibilidad de hermanas para atender residencias de mayores y la pastoral
rural en la Diócesis. Él las derivó a Domingo
Dacosta y Benito Peláez, director
de Cáritas y vicario, respectivamente. Ellos les ofrecieron hacerse cargo de la
Residencia de Fermoselle, y la congregación aceptó esta misión para colaborar
en la solución de un problema tan acuciante como era la atención a los ancianos
del medio rural.
El edificio no había sido
construido para residencia, así que en mayo de 1987 comenzaron las visitas para
ver qué adaptaciones eran necesarias para un mejor servicio a los mayores. La
limpieza y acomodación de las dependencias se realizó con personas voluntarias de
Fermoselle y un grupo de jóvenes del colegio que las religiosas tenían en
Zaragoza.
El 14 de septiembre de 1987
ingresaron los primeros 25 ancianos y el 29 de octubre del mismo año se hizo la
inauguración oficial, a la que asistieron, además del obispo, el párroco y Antonio Regojo y su esposa Ester, el presidente de la Junta de
Castilla y León y otras autoridades provinciales. Fue todo un acontecimiento en
Fermoselle, al que acudió todo el pueblo, además de varios autobuses
desplazados desde Zamora capital y provincia.
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