lunes, 15 de agosto de 2011

Lágrimas y agradecimiento a la hora de partir de los DED


Durante la tarde de hoy, tras la comida en el Bosque de Valorio, el millar de peregrinos extranjeros que han estado en la Diócesis de Zamora desde el pasado 11 de agosto para prepararse para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid, se han despedido de sus parroquias y familias de acogida. Publicamos, además, el texto íntegro de la intervención de Juan Carlos López al final de la Misa de envío agradeciendo la colaboración a los zamoranos.

Zamora, 15/08/11. En la última jornada de los Días en la Diócesis (DED), que han congregado en la Diócesis de Zamora a un millar de jóvenes de nueve nacionalidades entre el 11 y el 15 de agosto como fase preparatoria a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que comienza mañana en Madrid, publicamos algunas informaciones sobre la despedida.

La comida en Valorio

El bosque de Valorio fue este mediodía más internacional que nunca. Poco a poco iban llegando voluntarios, familias, peregrinos, sacerdotes… de todos los puntos de la Diócesis. Voluntarios trabajando a contrarreloj porque después de una larga mañana, con el calor y la caminata hasta el bosque, había que reponer fuerzas cuanto antes. Trabajo en cadena, unión, todos a una trabajando en un ambiente fraternal que sólo puede ser el fruto de compartir algo muy especial.

Por fin se termina el trabajo, y surgen los aplausos. En corros, la gente compartiendo su última comida antes del viaje. Bailes, risas y sueños compartidos durante estos días. También el obispo diocesano, Gregorio Martínez Sacristán, quiso acercarse a compartir la comida con peregrinos, familias de acogida y voluntarios. Poco a poco cada parroquia se fue despidiendo de Valorio para más tarde despedirse también de nuestra Zamora, que también será un poquito suya a partir de ahora porque la recordarán con el mismo cariño que nosotros a ellos. ¡Buen viaje, amigos!

Despedida en Cristo Rey

A las 16 horas partían hacia Madrid tres autobuses con los peregrinos de Manchester, Michigan y California, alojados durante los DED en familias de la parroquia de Cristo Rey en la capital. Preguntando a algunos peregrinos pudimos comprobar que Zamora les ha gustado mucho, y que el casco antiguo y el Museo de Semana Santa han sido claros vencedores. Comentaba Steven que su familia de acogida había sido muy generosa y que se había sentido muy acogido, algo con lo que concordaban los demás peregrinos que se encontraban allí.

Amarga despedida para quienes han sido sus familias durante estos DED. Lágrimas, abrazos y deseos de volver a verse, intercambio de e-mails, teléfonos y fotos, muchas fotos. Un momento emotivo fue cuando le entregaron a los sacerdotes de la parroquia, Eustaquio Martínez y José Alberto Sutil, una bandera americana que sirvió de pañuelo que José Alberto agitaba cuando los autobuses arrancaron.

Una vez que todo terminó y que los autobuses caminaban hacia Madrid, les preguntamos a los voluntarios zamoranos acerca del balance de estos días. Miguel Ángel señalaba lo siguiente: “me ha enriquecido en lo que es la fe en sí, he comprobado que hay fe en Zamora y en los jóvenes, sin duda esto es el Espíritu”. Por otro lado, Sara comenta: “nos lo hemos pasado muy bien con ellos, hemos tenido a dos personas y han sido muy educados. Su forma de vivir la fe es muy parecida a la nuestra, hicimos una oración en casa y fue precioso”.

Otra joven voluntaria de esta parroquia, Loreto, destaca: “me ha gustado mucho convivir con personas que a pesar de vivir muy lejos, viven la fe del mismo modo que yo. He tenido dos chicas acogidas en mi casa y las voy a echar un montón de menos, aunque he quedado con ellas en Madrid y, además, espero viajar a su casa en Manchester para verlas”.

Álbum de fotos de la despedida en Cristo Rey:

https://picasaweb.google.com/110401688326625583132/DespedidaDeLosPeregrinosDeEEUUEnCristoReyPilarSegurado

Intervención de Juan Carlos López en la Misa de envío

Excmo y Rvdmo. Sr. D. Gregorio Martínez Sacristán, obispo de Zamora. Autoridades y amigos.

El Pontífice Pío XII, el mismo que define Dogma de la fe cristiana la Asunción de María a los cielos en su cuerpo y alma, y cuya fiesta celebramos hoy, compuso el texto del canto a Zamora, después de recibir en el Vaticano, el día 4 de mayo de 1956, a una peregrinación de nuestra Diócesis. A ambos lados de la puerta principal de la catedral, hay dos lápidas de mármol blanco, con el texto íntegro del discurso que, entre otras cosas, dice:

“Que nunca seáis indignos de vuestros abuelos, los que supieron infundir su aliento heróico en una historia donde esta fe fue uno de los elementos principales, de vuestro cielo aprended la limpieza del alma, de vuestra tierra la generosidad austera y de vuestros ríos profundos y caudalosos la profundidad y la riqueza de una fe que aquí, en Roma de todos, tiene su centro y su fundamento”.

Pues bien, medio siglo después, aquí y ahora, cobran vida estas palabras. Que fueron nuestros abuelos los que, con su aliento heroico, infundieron una historia donde la fe es uno de los elementos principales, lo demuestran, la visita al Cristo de las Batallas en Toro, la peregrinación a la Ermita del Cristo de Valderrey, con nuestra Virgen de la Concha, las imágenes del crucificado; de nuestro Cristo de las Injurias y de Nuestra Madre dormida, la Virgen del Tránsito, que nos han acompañado en la Eucaristía y el paso de la Crucifixión que verá todo el mundo en el Vía Crucis de la Castellana.

Que de nuestro cielo hemos aprendido la limpieza del alma y de nuestra tierra la generosidad austera, dais fe todos vosotros. Llegasteis a la cita con puntualidad. Os agradecemos sinceramente que hayáis acudido a Zamora. No ignoramos la gran distancia que algunos habéis tenido que recorrer, y las dificultades que ha supuesto para otros el abandonar sus obligaciones diarias. Hemos escuchado vuestros comentarios y apreciamos vuestra solidaridad, camaradería y apoyo.

A las familias que habéis acogido a estos peregrinos, permitidme que os cuente una anécdota. En una conversación que el político y diplomático estadounidense Henry Kissinger mantuvo con la Madre Teresa de Calcuta, después de conocer su obra, le dijo:

- Madre, yo no haría esto ni por un millón de dólares al mes.

-¡Ni yo tampoco!- respondió la Madre Teresa.

¡Ni yo tampoco!, habéis respondido vosotros. ¡Ni yo tampoco!, respondió Zacarías, al que hemos sentido en esta celebración yendo de un lado para otro, intentando agradar a todos. ¡Ni yo tampoco!, han respondido nuestras instituciones. ¡Ni yo tampoco!, ha respondido Zamora.

Hay momentos en los que uno se siente orgulloso de ser zamorano; éste es uno de ellos. Pues, si la fe en Roma de todos, tiene su centro y su fundamento, Madrid será, a partir de mañana, y por unos días, su centro y fundamento; la Roma de todos, y Zamora, una vez más, como en tantos momentos de la historia, dará, como nuestros caudalosos ríos, profundidad, riqueza, centro y fundamento a la fe.

Gracias a todos. Nos vemos en Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario