Con la doble ponencia del secretario de la Comisión Episcopal de Migraciones, el jesuita toresano José Luis Pinilla, y del encargado de este tema en la Diócesis de Burgos, José Luis Lastra, acerca de la pastoral concreta de inmigración en los niveles diocesano y parroquial, concluyeron con éxito las IX Jornadas Diocesanas de Zamora.
Zamora, 29/01/11. Con las conferencias de ayer han concluido en Zamora las IX Jornadas Diocesanas, dedicadas al fenómeno de la inmigración. En una doble convocatoria, han estado presentes los expertos José Luis Pinilla Martín, SJ, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, y José Luis Lastra Palacios, coordinador de la Mesa diocesana de pastoral con inmigrantes de Burgos, con su ponencia compartida “La Iglesia y los colectivos de la movilidad humana en la era de la globalización”.
Globalización y acogida
Tras la presentación de los ponentes, que estuvo a cargo de Beatriz Riesco, encargada del Programa de Inmigrantes de Cáritas Diocesana de Zamora, el jesuita José Luis Pinilla, toresano, comenzó recordando el lema que Benedicto XVI ha escogido para la reciente Jornada Mundial de las Migraciones: “Una sola familia humana”. Unas palabras que analizó el ponente señalando que el término familia viene justificado por el hecho de referirse a toda la humanidad. Para Pinilla, España ha dado un salto importante en los últimos años de nuestra historia: “comenzamos siendo un país de acogida y ahora tenemos que dar el paso a la integración”.
La globalización en la que está inmersa la sociedad actual no se refiere únicamente a aspectos “económicos o sociales, sino que ha provocado la interrelación humana”, explicó Pinilla. En este punto la Iglesia debe seguir trabajando con “ánimo y esperanza y con un mensaje enriquecedor de las migraciones que contrarreste otras imágenes que hacen que la migración sea una amenaza”.
José Luis Pinilla se lamentó de que a veces la sociedad no sepa aprovechar la oportunidad y el enriquecimiento que debe suponer la llegada de personas de otras nacionalidad a nuestro país o a nuestra diócesis: “duele comprobar que en nuestra atención a la inmigración hayamos borrado la realidad de una España emigrante y ahora, cuando llegan inmigrantes, a veces se producen reacciones no adecuadas”.
Aunque también reconoció que España ha mantenido una reacción “positiva” ante el fugaz cambio experimentado y volvió a reiterar que “es necesario que demos el paso hacia una realidad de integración”. Por otra parte, el director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones criticó la nueva Ley de Extranjería porque en determinados aspectos “afecta a la dignidad de los inmigrantes” y rechazó la elaboración de algunas líneas políticas que “quieren conseguir votos y tocar las vísceras de los votantes”.
Hacia una pastoral de la inmigración
El ponente señaló después varias pistas para trasladar a la práctica de la pastoral de la inmigración en la Iglesia. La primera: la creación de comunidades para el diálogo y la acogida. Para cultivar el desarrollo de una comunidad de personas: “En muchos sitios dicen que faltan comunidades vivas para acompañarles, para vivir la fe... Hay que seguir cultivando estas comunidades. El Papa señala el diálogo como una herramienta imprescindible en las migraciones”.
Por otra parte están las prácticas de justicia, caridad y despliegue de esperanza: “Esto es algo que encuentran los inmigrantes en las parroquias. Si la Iglesia católica no puede despertar esperanza, ¿quién lo va a hacer? La fe, la caridad, y la esperanza son herramientas de integración y acogida. Eso es la comunión en la dignidad del ser humano”.
También hay que hacer pastoral al servicio de los hombres concretos: “No atendemos a números. Jesucristo cuando se acerca a la persona lo hace a alguien y no a un colectivo”. Es necesario promocionar una opinión positiva en la sociedad: “Todos tenemos nuestra responsabilidad en la creación de una opinión que no genere que el inmigrante sea un número, que no se le vea sólo desde el cariz del trabajador”.
Además, estamos llamados a colaborar en la elaboración y aplicación de leyes que hagan justicia con los que vienen y con los que están: “Hay que respetar la identidad del que acoge y salvaguardar la dignidad de los que vienen”. Y realizar una pastoral centrada en la eucaristía: “La eucaristía abre la puerta para que allí se sientan hermanos todos ellos y que vean en la Iglesia un hogar. La misa nos lanza al encuentro con el otro”.
La inmigración en las diócesis
Tras la intervención magistral de José Luis Pinilla, el auditorio asistió al discurso de José Luis Lastra, que ahondó en las reflexiones de su compañero, viendo la concreción práctica que pueden tener en los niveles diocesano y parroquial. El ponente insistió en que esta “nueva situación” provoca que la Iglesia se plantee “cómo nos sentamos todos en la misma mesa” y en esa circunstancia la Iglesia, que es “experta en humanidad”, debe ofrecer a los inmigrantes “acogida, diálogo, celebración, compartir el evangelio y transmitir el testimonio”.
La Iglesia local en materia de inmigración debe caminar hacia una pastoral “con los inmigrantes y no para los inmigrantes”. Las diócesis tienen que atender al inmigrante en cuanto persona, en su entorno social, y también tener en cuenta si es creyente o cuidar su ambiente religioso. Lastra citó como ejemplo que en esa pastoral “con” inmigrantes ya no sirve “celebrar una misa para los latinos, o una celebración para rumanos católicos…Sino que se deben celebrar misas con latinos y celebración con rumanos católicos. Todos juntos, haciendo un esfuerzo integrador”.
Por otro lado, señaló que la pastoral ha de mantener siempre un “equilibrio entre lo que ellos piden y lo que nosotros les ofrecemos, entre lo que nos gustaría y lo que es posible, y entre lo específico y lo que es más general”. Desde las parroquias también se debe atender a la inmigración porque son “puertas abiertas de la Iglesia para un inmigrante que vive en un pueblo, en un barrio”.
Las parroquias, puertas abiertas
Las parroquias deben prestar sus servicios a los inmigrantes de una forma integral y completa. Ningún grupo ni persona puede cargarse con toda la responsabilidad, “porque todos tenemos algo que decir y hacer”. Así las cosas, pidió que cuando un inmigrante acuda a una parroquia “no pensemos que eso es un tema del cura o de Cáritas, exclusivamente”. La planificación y animación de este tema corresponden al Consejo Pastoral.
Lastra citó este ejemplo: “cuando llega un familiar a nuestra casa para quedarse no pensamos que eso sólo le atañe a la madre o al padre, sino que para ubicar al que llega todos tenemos que movernos un poquito en la mesa, dejarle una parte de nuestra habitación, hacer un hueco en el armario”. La inmigración, por tanto, tiene que servir para transformar y renovar las comunidades parroquiales.
Curricula de los ponentes
* José Luis Pinilla Martín nació en Toro en 1948, es jesuita desde 1969 y fue ordenado sacerdote en 1978. Hizo sus estudios filosóficos y teológicos en la Universidad Pontificia de Comillas. Es también Asistente Social y Director de Ejercicios Espirituales. Ha llevado a cabo tareas pastorales y sociales en La Cabrera (León) y en el barrio de La Ventilla (Madrid).
De 1985 a 1996 residió en Salamanca, donde ha sido responsable de la comunidad de estudiantes jesuitas del Colegio Mayor Javier, párroco y asistente social de la parroquia del Milagro de San José, y director del Colegio San Estanislao de Kostka. Después trabajó en el Colegio Mayor Menéndez Pelayo de Valladolid, y realizó un curso de Formación Bíblica y Espiritual en el Instituto Bíblico de Jerusalén.
Perteneciente a la provincia jesuítica de Castilla, desde 1998 es el coordinador de las Parroquias que pertenecen a la Compañía de Jesús en este territorio. Ha trabajado también como párroco y arcipreste en Logroño, donde fue también subdelegado episcopal para la Acción Caritativa y Social, Subdelegado de Cáritas Diocesana, presidente de la Comisión de Movilidad y Director del Secretariado de Pastoral con los Inmigrantes.
En 2008 fue nombrado director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española. La pastoral de esta Comisión es la "movilidad" y se divide en seis departamentos: pastoral de la carretera, pastoral de ferias y circos, pastoral gitana, pastoral del mar, pastoral de la emigración y pastoral de la inmigración (con la sección de refugio).
* José Luis Lastra Palacios nació en Burgos en 1968, cursó sus estudios en el Seminario Diocesano de Burgos y fue ordenado sacerdote en 1993. Es párroco de San Pedro Regalado (Aranda de Duero) y arcipreste. En 2005 fue nombrado coordinador de la Mesa diocesana de pastoral con inmigrantes de Burgos. Además, es Máster de Migraciones por la Universidad Pontificia de Comillas.
+ Las fotografías de la conferencia pueden verse en http://picasaweb.google.com/obzamora.mcs/JornadasDiocesanasSobreInmigracionJoseLuisPinillaYJoseLuisLastra#. Próximamente colgaremos el audio completo de la ponencia.
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