NARCISO-JESÚS LORENZO
Este domingo me gustaría compartir con los lectores la alegría de lo vivido en el día de ayer. Después de meses de trabajos y de un mes abierto al público de Zamora y a los que nos visitan, se volvió a dedicar al culto divino la hermosa iglesia de Santiago del Burgo. Aprovecho este espacio dominical, día semanal de acción de gracias para los cristianos, para eso precisamente, para dar las gracias, aún a riesgo de olvidarme de algunos.
Gracias sean dadas, sobre todo, a Dios porque nos ha permitido alabarle y ofrecerle de nuevo el Sacrificio de su Hijo en el recuperado altar románico, consagrado solemnemente, para obtener así gracia sobre gracia.
Gracias a todos los fieles que se hicieron presentes y que fueron una sola voz en la alabanza y en las plegarias. Gracias al Sr. obispo que consagró el altar y celebró la Eucaristía, principal promotor de que este templo se convierta en lugar privilegiado de oración y adoración en la ciudad. Gracias al apoyo de los presbíteros de la parroquia de San Vicente, especialmente al seguimiento entusiasta de D. José. Gracias a los representantes de las instituciones públicas, la Fundación Zamora Románica, el Ayuntamiento o la Junta de Castilla y León por el apoyo efectivo y el reconocimiento del valor espiritual y cultural del patrimonio cultural de la Iglesia. Gracias a los representantes del Obispado: El Vicario General, el Delegado Diocesano de Patrimonio y al Director del Taller de Restauración. Gracias a la labor de dirección del arquitecto D. Leocadio y a todos los trabajadores que han hecho posible la rehabilitación de este templo y su puesta a punto. Gracias a todos los fieles católicos y a todos los zamoranos en general por la alegría con la que han recibido la reapertura del templo.
Quisiera, también, invitar a todos los fieles a que, sin desatender sus encargos y su vida parroquial, hagan de este pequeño templo espacio de todos, lugar privilegiado para el encuentro espiritual con el Señor Jesús, presente en la Eucaristía. La presencia del arcipreste D. Rogelio sirvió de apoyo a esta iniciativa episcopal. Que el reclamo turístico de este hermoso templo no sea mayor que la invitación que Cristo nos haga a entrar en su intimidad. Pidámosle, ya desde ahora, que nos conceda la gracia de mirar la Eucaristía expuesta y descubrir su mirada que penetra con amor y compasión hasta lo más profundo de nuestro ser.
Cada día se celebrará la Eucaristía a las 13.00 h. y a continuación se expondrá para la adoración de los fieles el Santísimo Sacramento hasta las 18.00 h. en que se dará la bendición. Los sábados se cantarán las Vísperas. Así mismo se administrará con regularidad el Sacramento de la Confesión.
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