martes, 11 de mayo de 2010

Don Teodoro, cura de 100 años: "el sacerdocio es vivir para Dios"


ENTREVISTA A D. TEODORO GARCÍA GONZÁLEZ

Fuente: Iglesia en Zamora nº 96 (25/04/10).

Autor: Enrique Rodríguez García


Teodoro García González (Cazurra, 1910), fue ordenado sacerdote en Zamora en 1936. Se licenció en Derecho Canónico en Salamanca, y comenzó su ministerio en la tierra del Vino, para pasar después al Pan, al Seminario Menor de Toro y a Zamora, donde fue canónigo de la Catedral.

- ¿Quién es don Teodoro García González?

- Ante todo me considero un sacerdote sencillo, que debe dar gracias a Dios por haber llegado a los 100 años en un estado de salud del que no puedo quejarme para mi edad.

- Usted fue formado en una manera concreta de ser sacerdote. ¿Cómo ve la evolución que ha tenido estos años la identidad presbiteral?

- Algunas cosas han cambiado, pero lo básico sigue igual, el sacerdocio sigue siendo una forma de servir a la Iglesia y a Dios, se trata de vivir para Dios. Hoy para los sacerdotes resulta más difícil conseguir que la gente no se aleje de la fe.

- ¿Cuáles han sido las grandes alegrías de su ministerio? ¿Por qué cosas, lugares o personas le da gracias a Dios?

- Puedo dar gracias a Dios por todo. Podría destacar como momentos que nunca olvidaré cuando canté misa, o también el reto de participar en la puesta en marcha del Seminario de Toro, y poder participar en la formación de tantos chicos, muchos de ellos hoy buenos sacerdotes. Cuando dejé el Seminario de Toro, el número de alumnos había ascendido ya considerablemente, me alegró mucho que aquello funcionara tan bien. También guardo muy buenos recuerdos de mi paso por las parroquias de los pueblos, donde a pesar del tiempo transcurrido me siguen recordando y demostrando su cariño.

- ¿Y las desilusiones o disgustos? ¿De qué se arrepiente, qué habría podido mejorar?

- Siempre hay momentos más difíciles, pero no he tenido ninguna desilusión notable. Sin embargo, uno siempre puede mejorar en casi todo.

- ¿Qué significó el Seminario en su vida?

- El Seminario es la semilla de mi sacerdocio, tengo buenos recuerdos especialmente de lo enriquecedor de la convivencia con los compañeros. Mi vuelta al Seminario ya siendo sacerdote fue en la puesta en marcha del Seminario Menor de Toro, donde estuve cuatro años. Recuerdo como anécdota que me nombraron profesor de francés sin haber recibido nunca clases de francés, pero con trabajo y la ayuda de Dios pude hacer frente, creo que bien, pues nadie se dio cuenta…

- ¿Cómo ve la Diócesis de Zamora en la actualidad?

- La salud y, sobre todo, la pérdida de la audición, me han alejado de la vida diocesana desde mi jubilación, pero sí que percibo que se progresa en dinamismo. Se prospera, pese a la reducción del número de sacerdotes, en las ganas e ilusión cada vez mayores que ponen cada uno de ellos.

- Para usted, desde su larga trayectoria sacerdotal, ¿qué es lo más importante en un cura?

- Lo más importante es el servicio al Señor, estar en contacto con Él.

- Después de tantos años, y mirando para atrás… ¿ha valido la pena?

- Después de tantos años, y vista la labor realizada, creo claramente que sí. Hoy si tuviera que volver a empezar lo volvería a hacer.

- Si ahora tuviera que animar a un joven que esté haciendo su discernimiento vocacional y valorando la posibilidad de ser sacerdote, ¿qué le diría?

- Primordialmente, que desprecie lo terreno y que siga la llamada del Señor. En esta sociedad, entre tanto ruido para los jóvenes se hace difícil escuchar al Señor, pero hay que tener valentía y saber oír y sobe todo escucharle y mantenerle presente en sus vidas.

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